Por Lucas Mercado Gutiérrez (Politólogos Al Whisky) – 25/09/2020
Esta semana comenzó el debate de alto nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Acostumbrados al desfile de mandatarios/as en su sede de Nueva York, este año la pandemia vació los pasillos de la organización. Solo un representante por país en el recinto, distanciados y con barbijos, redujeron la actividad diplomática tradicional a mínimos sin precedentes desde su creación. En su aniversario número 75, el secretario general António Guterres criticó las ideas del populismo y el nacionalismo en un momento en donde la necesidad de cooperación se hace impostergable.
Los tradicionales discursos de los líderes mundiales fueron reemplazados por mensajes pregrabados transmitidos frente a los presentes. Sin reuniones de trabajo, sin encuentros informales y sin bilaterales, las diferencias que obstaculizan los acuerdos necesarios no encuentran soluciones. En estos casos, la virtualidad no es suficiente.
El ejemplo más claro es la continua escalada de tensiones entre China y los Estados Unidos. Esta vez el escenario fue la ONU. Donald Trump comenzó sus menos de diez minutos de intervención destacando el esfuerzo de Washington en combatir el “virus chino” en tanto epicentro y origen de la pandemia en su momento y llamó a responsabilizar a Beijing por las consecuencias. A ello se le sumaron críticas por su política ambiental y comercial. Por otra parte, y si bien no hubo respuestas directas del líder chino en tanto los mensajes se grabaron con anterioridad, Xi Xinping llamó a rechazar la politización y estigmatización del tema. El día lunes, en una sesión anterior, China rechazó los esfuerzos de cualquier país en convertirse en hegemón o “dueño del mundo”.
Durante sus mensajes ambos líderes presentaron dos visiones del mundo enfrentadas. Así como Trump destacó los esfuerzos propios de los Estados Unidos y los avances en la búsqueda de una vacuna, también habló de una OMS influenciada por China y que llevó a que en mayo pasado se decidiera la salida del organismo. En ese sentido, desde China resaltaron constantemente el apego al multilateralismo como forma de encontrar una solución conjunta en tanto “ningún país puede ganar a partir de las dificultades de otro o mantener la estabilidad sacando ventaja de los problemas de otros”. En su intervención, el secretario general hizo un llamado dirigido a las dos mayores economías en el que sostuvo que el mundo no puede costear que ambos dividan el globo en dos fracciones opuestas.Las tensiones se han acelerado desde la rápida expansión de la pandemia en marzo en un contexto bilateral además de acusaciones cruzadas por la guerra comercial, la competencia tecnológica y el espionaje. Según expertos del Council on Foreign Relations y del Center for International and Strategic Studies, ello explica en gran parte la dificultad en lograr un multilateralismo más eficaz que presente soluciones rápidas y reales a una pandemia que, como mencionó el secretario general, ha puesto las fragilidades del mundo al descubierto.