Por Josefina Latorre (Politólogos Al Whisky) – 02/10/2020
El 9 de septiembre, las llamas arrasaron el campo de refugiados más grande de Europa representando una nueva tragedia en la vida de más de 12 mil individuos que se encontraban allí aguardando una respuesta a su solicitud de asilo en Grecia. Tres semanas después de la destrucción completa de Moria, la Unión Europea se enfrente nuevamente al dilema de responder a esta crisis humanitaria con humanismo o con nacionalismo.
Miles de personas quedaron durmiendo a la intemperie en calles, parques e incluso cementerio sin acceso a recursos básicos como comida, agua y acceso a la higiene, mientras que el gobierno griego ponía en marcha un programa de relocalización a través de la creación de un nuevo campamento temporal en Lesbos: Kará Tepé, el cual se encuentra en las proximidades del puerto de Mitilene, la capital de la isla.
Si bien más de 9 mil personas de las 13 mil provenientes de Moria ya han sido trasladados a las nuevas instalaciones, una minoría de solicitantes de asilo se ha mostrado reacios a hacerlo, temiendo que las condiciones de vida del mismo sean igual de precarias que en el antiguo campo donde según datos de la ONG Médicos Sin Frontera había un baño cada 80 personas o un lavabo cada 40.
Lamentablemente varias ONGs y medios periodísticos en la zona ya han reportado que las condiciones de vida que ven en Kará Tepé no son diferentes a la precariedad anterior, donde los recursos alimentarios y sanitarios eran escasos, además el presente contexto de COVID-19 agrava aún más la situación siendo que se han confirmado cerca de 200 casos positivos entre los refugiados.
Al margen de esta situación en Lesbos, por un lado se encuentra la Comisión Europea intentando desarrollar un nuevo Pacto sobre Migración y Asilo frente a la dificultad de contentar a todos los Estados miembros, siendo que estos tienen visiones de las más diversas sobre la materia. Por otro lado, los eurodiputados debaten nuevamente que debería hacer la Unión Europea frente a los solicitantes de asilo en Grecia: terminar el sufrimiento de los mismos o mantenerlos en espera un tiempo más.