Buenos Aires, 10 de octubre de 2042. En el día de hoy Argentina ha sufrido un fuerte revés diplomático, cuando más de tres cuartas partes de los miembros del Sistema del Tratado Antártico votaran en favor de suspender al país como miembro pleno del acuerdo y llamar a una comisión para revisar la validez de sus reclamos de soberanía. En la práctica esto termina con los derechos decisorios de Argentina dentro del grupo y congela todas las actividades del país en el continente.
Chile, Reino Unido, Brasil y Estados Unidos vienen liderando el esfuerzo internacional para eliminar la participación argentina en la Antártida, luego de que se confirmara que el país habilitó de manera ilegal la actividad de buques pesqueros chinos en aguas del continente blanco.
El escándalo internacional salió a la luz tras el hundimiento del buque oceanográfico británico HMS Protector, que colisionó con un buque pesquero chino en agosto de este año. En el siniestro fallecieron 42 militares y científicos británicos. La Armada Británica explicó que el navío se encontraba realizando tareas de investigación y control en la zona cuando colisionó con el pesquero chino, que no tenía activado su transponder ni debía estar presente en ese área.
Horas después el pesquero oriental fue detenido por un buque de la armada chilena, que verificó que el mismo tenía permisos de pesca extraordinarios expedidos por el gobierno argentino. La Cancillería argentina por su parte informó que los permisos otorgados van en línea con las disposiciones del nuevo Tratado Antártico y evitó hacer mención explícita al incidente.
Cabe recordar que entre 2035 y 2040 las Naciones Unidas pusieron en vigor el nuevo Sistema del Tratado Antártico, que permitió la exploración y explotación de recursos naturales bajo ciertos lineamientos establecidos por la Autoridad Central Antártica, integrada por todas las naciones que buscasen participar en el sostenimiento de la Antártida como “región destinada a la paz, la investigación científica y el desarrollo sostenible”.
En esta misma reforma se establecieron zonas administrativas lideradas por aquellos países que tienen reclamos de soberanía sobre el territorio, en un primer esfuerzo por lograr una división política del continente. Estos han incluído a Argentina, Chile, Reino Unido, Noruega, Australia, Francia, Nueva Zelanda, China, Rusia, Estados Unidos y Brasil. Hay que recordar que estos últimos 4 países formalizaron sus reclamos de soberanía en 2031, luego de que China anunciara que había conformado el primer asentamiento antártico con más de 5.000 personas (científicos y civiles).
El nuevo sistema fue la respuesta multilateral a una creciente presión de Japón, Estados Unidos, Rusia y algunos países de la UE para habilitar la explotación regulada de recursos naturales en esta zona y contrapesar la creciente influencia e incursiones chinas.
Sin embargo, la regulación de las zonas de responsabilidad ha sido difícil, en especial para los países con menores medios como Argentina. El Estado argentino, inmerso en una crisis económica sin precedentes, desde el año pasado ha decidido el cierre de una de las bases antárticas y solo ha podido destinar 1 buque para tareas de control. Esto aunque el año pasado se aceptó un paquete de ayuda económica de US$ 150 mil millones por parte del gobierno chino, uno de los pocos que votó en contra de la suspensión Argentina.
Tampoco podemos olvidar la falta de apoyo latinoamericano. Esto ha sido una constante desde la creación de la Alianza de Naciones Sudamericanas, bloque regional sucesor del Mercosur y de la Alianza del Pacífico, y del cual Argentina decidió no formar parte.
Al final del día, la mayor parte de los países acompañó la visión de la Comisión Evaluadora del Tratado Antártico, que encontró que Argentina realizó una “violación flagrante de las disposiciones del Tratado al emitir permisos de pesca de manera irregular” y que “faltó a sus responsabilidades como miembro pleno”. En base a esto el comité de expertos recomendó suspender al país y “delegar el control y las responsabilidades sobre la zona administrativa argentina a las autoridades de Brasil, Chile y Reino Unido”. El presidente argentino dijo que este fallo es “injusto” y que el país apelará en las cortes internacionales. Pero las urgencias internas y la falta de aliados hacen dudar sobre la verdadera capacidad de revertir este fallo. Mientras tanto, el gobierno brasileño ya anunció que está disponiendo los medios necesarios para asegurar la zona administrativa argentina.
Aplicando el futurismo no estaría tan lejos de suceder, sobretodo porque nuestro país tiene cada vez menos control sobre su jurisdicción y porque los otros países mencionados estarían deseosos de hacerse acreedores del espacio y territorio controlado por Argentina, especialmente Reino Unido, Chile y China. Nuestra región puede ser, mañana, causa de conflictos internacionales mayores por nuestra falta de presencia.
Para ese entonces, el pais se llamará Argenchina jaja
Si se siguen eligiendo gobiernos populistas cuyo único horizonte de planificación son ganar las elecciones de cada período a cualquier costo este relato se hará realidad. El desconocimiento e impericia son una constante en los funcionarios que nombran en cada área clave.
El hecho de tener una base antigua, estar ubicado cerca de la Antártida, y el descubrimiento, no otorgan un titulo perfecto para tener el dominio de un territorio o la soberanía de éste. El fallo sobre la disputa de una zona de Groenlandia entre Noruega y Dinamarca deja clarísimo eso.
Los británicos no se irán de la Antártica ni de las islas cercanas. La inversión en Rothera es un ejemplo.
Brasil es otro país que quiere soberanía y en el sector que reclaman los argentinos. También están invirtiendo bastante en el lugar.
Los argentinos no tienen ninguna posibilidad de apropiarse de algo en la Antártida. Es la realidad. Las bases científicas seguirán.
De hacer una proyección lógica, basada en la actual política internacional, tendremos suerte si este relato no termina siendo cierto, pero en nuestro suelo continental o en la isla de Tierra del fuego.