Por Aldana Sofía Vidal (Politólogos Al Whisky) – 19/10/2020
Luego de la cumbre europea del jueves y viernes que definiría los pasos siguientes en la negociación, el bloque instó al Reino Unido a llevar a cabo los movimientos necesarios para lograr un acuerdo. Además, y pese a la intención de lograr lazos estrechos con sus pares británicos, el texto final de la cumbre encargó a la Comisión que prepare medidas unilaterales de emergencia en caso de ocurrir un hard-Brexit.
Ante esta situación, David Frost, representante británico en las negociaciones con la UE, le solicitó a su homólogo comunitario, Michel Barnier, que no se presentara en Londres la semana entrante ya que no existía una base sobre la cual negociar. Los temas en disputa son esencialmente dos: la pesca y el temor de la UE de que el Reino Unido se convierta en un competidor desleal. La ley de mercado interno impulsada hace unas semanas contraria al Acuerdo de Retirada firmado entre las partes profundizaron la desconfianza entre ambos. Mientras que el gobierno de Johnson considera injusto que se le soliciten mayores concesiones, la UE le pide algún gesto que refleje una voluntad política para el acuerdo.
En esta escaramuza de intenciones y acciones, ambas partes están preparándose para la posibilidad de la salida sin acuerdo. Del lado del Reino Unido, uno de los temas primordiales a resolver, el cual fue una de las claves en la campaña a favor del Brexit, es el de la inmigración.
A principios de año se dio a conocer un plan que determina el otorgamiento de visas de trabajo según un sistema de puntos, que se aplicará de igual manera tanto para ciudadanos europeos como no europeos desde el 1 de enero de 2021. El principal objetivo que persigue este plan es reducir la llegada de aquellos inmigrantes considerados “poco calificados”. Las personas que deseen trabajar en el Reino Unido deberán lograr un total 70 puntos, que se conseguirán dependiendo de los perfiles de los solicitantes. Será fundamental saber inglés, a su vez, ingresar con una oferta de trabajo por una empresa aprobada por el gobierno también sumará gran cantidad de puntos. Otros factores que determinarán el ingreso serán el salario a percibir (un mínimo de 25.600 libras), calificaciones profesionales y el sector productivo al cual pertenezca. A su vez, los beneficios sociales otorgados por el gobierno sólo se conseguirán una vez que la persona obtenga la residencia permanente, es decir, cinco años después de su llegada. Hasta ahora, los ciudadanos europeos podían contar con estos beneficios siempre que fueran económicamente activos.
La futura implementación de este sistema tiene en vilo a numerosos sectores dentro de la economía británica, en especial a aquellos caracterizados por emplear mano de obra extranjera, como la agricultura, restaurantes o la enfermería. El gobierno dio a entender que se considerarán excepciones para estos casos particulares, en especial respecto al umbral salarial, teniendo en cuenta que estos empleos no suelen contar con salarios altos. Pese a que este sistema no afecta a los ciudadanos europeos que ya residen en el Reino Unido, se estima que alrededor de un 70% de la mano de obra europea actual no lograría cumplir con los nuevos requisitos.