Por Esteban Pettenazza (Politólogos Al Whisky) – 04/12/2020
Actualmente el sector espacial es de los más importantes, estos últimos 20 años, están viendo el crecimiento acelerado de países como China, India y Japón quienes cada vez invierten más en sus programas. Específicamente el sector privado, con empresas como SpaceX, Blue Origin, Boeing entre otras, es el que más prominencia ha tomado. Los avances espaciales han permitido revolucionar y acelerar la forma de obtener información, el rápido desarrollo de otras disciplinas, y el uso de productos capaces de mejorar la vida del hombre.
Estratégicamente el espacio es de gran importancia, esto es debido a que permite el desarrollo de satélites y sistemas digitales en busca de un mayor control de la superficie terrestre. Por otra lado, genera a futuro la posibilidad de explotar a través de la minería espacial grandes cantidades de recursos naturales. Según la NASA, los minerales de los asteroides podrían suponer hasta 100.000 millones de dólares por cada persona. A esto se le suma el descubrimiento de agua en la Luna, Marte y las lunas de planetas como Saturno y Júpiter.
La militarización del espacio es otra de las temáticas de gran preocupación, dado que ya las potencias como Estados Unidos, Rusia y China han desarrollado armas antisatélites, incluso ya se habla de armas láser, como si se tratara de una película de Star Wars. Rusia y China buscan la elaboración de un marco jurídico internacional que marque la desmilitarización de la órbita ultraterrestre, para así limitar el despliegue estadounidense. En 2019, Donald Trump creó la nueva rama del ejército sobre defensa del espacio, la Fuerza Espacial, lo cual demuestra la importancia estratégica que representa para las potencias y su futuro el espacio.
Argentina, pertenece a un grupo privilegiado de países que poseen capacidades de diseñar sus propios satélites. Durante este año, bajo la presidencia de Alberto Fernández, se lanzó el SAOCOM 1B. El programa espacial argentino, tiene proyectados ya la producción del Arsat III, Sabia-Mar y el Satélite Latinoamericano de Meteorología. Si bien la ambición y la magnitud de los proyectos argentinos, no son de igual envergadura por razones obvias, Argentina se posiciona a nivel regional como una potencia espacial. Limitada por su pasado militar y los tratados de no proliferación, es complicado que se pueda hablar en términos militares en el desarrollo de tecnologías. Por ahora se continuará con el apoyo del Estado en proyectos civiles que continúen el desarrollo tecnológico del país. Para esto, es fundamental, que un país como Argentina, realice inversiones, en la capacitación, educación y desarrollos tecnológicos, no solo contribuirá al crecimiento económico sino también social y científico, acortando la brecha con los países centrales.
El futuro espacial demuestra ser de vital importancia tanto a nivel estratégico como económico, quedará en ver cómo los actores se desenvuelven antes la competencia por ocupar un lugar en el espacio.
Con un Gobierno que impone retenciones a las exportaciones de la Industria del Conocimiento como el de los Fernández (recién después de un año reconocieron que son el único país del mundo que hace semejante idiotez), con supuestos especialistas que no resaltan que los Programas Espaciales deben ser Políticas de Estado y trascender a los gobiernos (SAOCOM 1A se puso en órbita durante el gobierno de Mácri), nos va a costar un poco más. Hay que marginar a los que hacen política miserable para que podamos desarrollarnos como País.