Acusado de “narcoterrorismo” por Estados Unidos y con su legitimidad en tela de juicio, el presidente venezolano Nicolás Maduro se encamina a consolidar su poder con unos cuestionados comicios para retomar el control del Parlamento.
“Acepto el reto (…). ¡Si vuelve a ganar la oposición, yo me voy!”, exclamó un confiado Maduro entre vítores de jóvenes seguidores durante un acto partidista para estas elecciones, en las que sus principales detractores se negaron a participar.
Este corpulento exchofer de bus de 58 años, con negro bigote, ha sido tildado de dictador y vinculado por sus rivales con posibles crímenes de “lesa humanidad”.
En 2013 recibió el peso de reemplazar al fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013) y fue reelecto en mayo de 2018 en elecciones cuestionadas por la oposición y parte de la comunidad internacional.
Ahora, Maduro tiene el camino libre para hacerse con el Legislativo, único poder en manos opositoras desde 2016, ante el boicot anunciado por la oposición mayoritaria encabezada por Juan Guaidó, jefe parlamentario reconocido como presidente encargado de Venezuela por medio centenar de países.
Pese a críticas de Estados Unidos y la Unión Europea, Maduro “siguió adelante con su plan y va a obtener el triunfo mayoritario” en las parlamentarias sacando del juego a Guaidó, apunta a la AFP el politólogo Jesús Castillo.