Por Valentina Borghi Ponti (Politólogos al Whisky) – 13/01/2021
Luego de un largo trecho de diálogo y negociaciones bilaterales, podría decirse que las diferencias políticas entre ambos gobiernos habían quedado de lado. Sin embargo, el decreto comercial 10.557 firmado por Bolsonaro, el ministro de Economía Paulo Guedes, y la ministra de Agricultura Tereza Cristina Dias, originó un nuevo malestar entre los vecinos.
El gobierno de Jair Bolsonaro reglamentó la autorización de una importación mínima de 750.000 toneladas de trigo en grano libre de aranceles, orientado a países externos al MERCOSUR. Esta medida, la cual rige desde el primero de enero del 2021, adoptó cierto carácter público luego de que el embajador argentino en Brasilia, Daniel Scioli, promulgara en sus redes sociales una postura de “fuerte rechazo y preocupación” sobre la cuestión.
Pero, ¿qué significa esta nueva resolución para la Argentina? ¿Cómo influye la figura de Bolsonaro en esta ecuación? ¿Qué consecuencias acarrea para el futuro del MERCOSUR?
En primer lugar, es necesario destacar que la reglamentación del decreto compromete uno de los pilares de política y comercio exterior argentino: Brasil es el principal socio comercial de la Argentina, tanto en exportación como importación. El beneficio de acceder a un arancel de importación del 0% quedaba reservado a los países del bloque, modificación que afecta ampliamente a la Argentina y a sus relaciones políticas, comerciales y diplomáticas con Brasil.
Sin embargo, la adopción de esta clase de medidas por parte de Brasil evidencia una decisión premeditada: para quienes se encuentran en el rubro cerealero y de exportación, la emisión de este decreto coincide con la disposición argentina del 30 de diciembre del 2020 de interrumpir las exportaciones de maíz para garantizar el autoabastecimiento.
Pese a que el gobierno actualizó esta suspensión y de ahora en más permitirá exportar 30.000 toneladas diarias como límite, existen más dudas que certezas sobre cómo se pondrá en marcha esta nueva medida. Y además, el hecho de que Brasil haya autorizado la compra de trigo extrabloque de forma permanente (que años anteriores era de manera circunstancial), puede significar una pérdida de confianza y credibilidad en el mercado argentino.
Por otro lado, la asunción de la Argentina como presidente pro témpore del MERCOSUR el pasado 16 de diciembre, cargo que ejercerá durante el primer semestre del 2021, es otro de los factores clave por analizar. Para Alberto Fernández, el bloque regional es considerado una política de Estado, y su mandato hace énfasis en objetivos como el perfeccionamiento del proceso de integración y la incorporación de Bolivia, la priorización del comercio intrabloque; la continuación del proceso de revisión del Arancel Externo Común (AEC); y la voluntad de proceder a la firma del Acuerdo entre MERCOSUR y la Unión Europea.
En este sentido, la reglamentación del decreto 10.557 surge como medida contraria a la detallada agenda argentina y ejemplifica una de las principales medidas de política exterior de la administración Bolsonaro: el “americanismo” de su gobierno, de tinte político-comercial e ideológico, y la pérdida de relevancia hacia el MERCOSUR. En efecto, la suscripción de tratados bilaterales con países ajenos al bloque, como la búsqueda por no depender de las exportaciones argentinas y oficializar su relación con los Estados Unidos como proveedor de granos, se manifiestan como prioridad para el gobierno brasileño.
Argentina encuentra en este nuevo decreto una pronunciada lejanía por parte de su mayor socio comercial, en donde la posición brasileña sobre la región y el Gobierno argentino no muestra más que indiferencia. Y aunque ambos países cooperaron arduamente para lograr el Acuerdo MERCOSUR- UE en el año 2019, tanto su relación bilateral como el bloque al que ambos pertenecen fueron deteriorándose con el paso del tiempo.
A la frágil estructura institucional del MERCOSUR, se suman las evidentes disidencias entre Bolsonaro y Alberto Fernández y la poca relevancia que Brasil le otorga al fortalecimiento del mercado regional. Estos hechos reflejan un escenario de incertidumbre para América Latina, donde las decisiones adoptadas por los líderes políticos influyen ampliamente sobre el futuro de la región y del comercio intrabloque. El fenómeno de integración latinoamericano dejó, hace tiempo, de ser meramente económico.
Las opiniones y conclusiones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Escenario Mundial.
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Quién podría tener un futuro previsible en una región donde los 2 países más grandes están gobernados por extremistas de las dos tendencias políticas más opuestas que hay en el mundo?. Volvemos a la situación de los 60.