Con estas palabras el Ministro de Inteligencia iraní, Mahmoud Alavi, volvió a alterar a toda la comunidad internacional. En medio de opiniones cruzadas por la reanudación de Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA por sus siglas en inglés) entre la administración Biden y Rohani, un funcionario iraní expresó que si “Estados Unidos no liberaba a la nación de Irán de las sanciones y los bloqueos económicos, esta se vería obligada a desarrollar armas nucleares”.
“Nuestro programa nuclear es un programa pacífico y el líder supremo dijo claramente en su fatwa que producir armas nucleares está en contra de la ley religiosa y la República Islámica no lo perseguirá y lo considera prohibido”, dijo en la televisión estatal. “Pero déjame decirte, si acorralas a un gato, podría comportarse de manera diferente a un gato que vaga libremente. Si empujan a Irán en esa dirección, no sería culpa de Irán, sino de quienes empujaron a Irán”
Las declaraciones de Alavi coalicionan con el resto de la administración del presidente Rohani ya que tanto él, como el Canciller Zarif y el líder supremo Jamenei en los últimos días, declararon la intención de Irán de reincorporarse al JCPOA mientras Estados Unidos haga lo propio levantando las sanciones a la República Islámica.
Por otro lado, en un nuevo movimiento que golpea y desestima el Acuerdo Nuclear, la Agencia de Energía Atómica de Irán declaró que se logró obtener Uranio metálico, lo que podría ser utilizado para formar el núcleo de un arma nuclear. Rafael Grossi, director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA), informó a los estados miembros el 10 de febrero que los inspectores del organismo de control atómico de la ONU habían confirmado esta semana que se habían producido 3,6 gramos de uranio metálico en una instalación nuclear en Isfahan.
En paralelo el Centro de Inteligencia de Israel actualizó las proyecciones con respecto del material disponible, la variable costo y producción del programa nuclear irani y determinó que sólo le llevaría 2 años poder tener una bomba nuclear completa. La evaluación estima que Irán carece de los componentes del proceso de convertir y conseguir la cantidad fisible necesaria, lograr su miniaturización y posteriormente poder lanzarla. Pero los nuevos movimientos implican una aceleración de los planes con respecto al uso dual de la energía nuclear.
Los funcionarios de inteligencia israelíes, dijeron que creían que Irán había acumulado uranio suficiente para construir casi tres bombas nucleares, si el uranio se enriquece al nivel de armas. Los funcionarios dijeron que tal enriquecimiento era teóricamente alcanzable en unos cinco meses.
Desde Washington y los principales analistas de la política bilateral entre Irán y los Estados Unidos remarcan que las declaraciones de Alavi son un plan de amenazas sistemáticas y una estrategia de Teherán para presionar a Biden a volver al JCPOA sin poner otro tema (como son los misiles, la influencia regional) en la mesa de negociaciones, mientras se le exige la liberación y que se levanten las sanciones a la economía de Irán.
La administración Biden, principal protagonista en mantener el status nuclear iraní en la senda de lo pacífico, corre una carrera contra el tiempo ya que la legislación iraní aprobada en diciembre del 2020 tiene como fecha límite el 21 de febrero de mantener las inspecciones internacionales de las instalaciones nucleares si no se levantaron las sanciones al Estado.
Las próximas semanas son cruciales y fundamentales para la administración Biden en el plano exterior, si bien se debe lidiar con problemas internos heredados de Donald Trump se le debe tomar la adecuada importancia a la relación con Teherán y su programa nuclear. Cualquier avance en materia de uso dual de la tecnología nuclear conllevaría una desestabilización en la región que mira con preocupación las acciones de la República Islámica y han prometido tomar represalias en caso de sentirse amenazadas (los casos de Israel, Arabia Saudita, Turquía entre otros países prominentes en la región).
Los movimientos de la República Islámica son un claro reflejo de la intención de presionar a la comunidad internacional y a los signatarios del JCPOA para retomar un acuerdo y poder darle aire a una economía golpeada por las mismas. La estrategia es clara en dejar un margen de acción acotada a la nueva administración Biden, lo que imprime un desafío a los funcionarios estadounidense de encauzar y revivir una relación desgastada y un Acuerdo Nuclear que pende de un hilo y marca un ínfimo punto de esperanza de mantener un programa nuclear iraní lejos de las armas nucleares.
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