Por María Emilia Hassan y Juan Martín de Chazal del Observatorio Universitario de Terrorismo
El 11 de marzo de 2004, una serie de atentados terroristas dejó 193 fallecidos y más de 2.000 heridos en Madrid. La inminencia de las elecciones generales provocó acusaciones cruzadas entre los principales partidos. Idas y vueltas sobre la autoría.
“Matanza de ETA en Madrid”, tituló el diario El País en una edición especial del 11 de marzo de 2004. Diez bombas acababan de estallar en cuatro trenes que circulaban entre Alcalá de Henares y la capital. Con 192 víctimas mortales y más de 2.000 heridos, España comenzaba a llorar el peor atentado terrorista de su historia. El titular de la portada, cuya información estaba equivocada, desveló un entretejido político que daría inicio a teorías conspirativas. ¿Por qué? Fue el mismo presidente español, José María Aznar (Partido Popular -PP-), el que llamó a la redacción del periódico para informar que la agrupación nacionalista vasca ETA había perpetrado los ataques. Luego se sabría que los verdaderos autores de la matanza fueron asociaciones islamistas.
Faltaban sólo tres días para que se celebraran las elecciones generales que definirían el rumbo político de la nación ibérica. La disputa estaba concentrada entre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el gobernante del PP, que el año anterior había llevado a España a participar de la invasión de Irak. El dato resulta relevante, ya que las investigaciones posteriores relacionaron los sucesos trágicos del 11-M con el despliegue de tropas españolas en el país de Medio Oriente. Sin embargo, se supo luego que los integrantes de Al Qaeda ya planificaban la concreción de un gran atentando en Madrid, al menos desde 2001.
“Aznar buscaba un relato que impidiera la vinculación entre el atentado y la participación en la guerra de Irak”, sentenció en una entrevista televisiva reciente Jesús Ceberio, el ex director de El País que recibió el llamado del mandatario español aquel 11 de marzo de 2004. En línea similar, el escritor Miguel Catalán simplificó el escenario político del momento en su libro “Prensa, verdad y terrorismo: la lección política” (2005). “Si ETA era la autora de los atentados, estos favorecerían las expectativas electorales del PP, que había luchado con notable eficacia contra la organización terrorista en todos sus años de gobierno. Si el autor de la masacre era algún grupo radical islámico, los votantes la verían como una respuesta islamista de guerra a la participación española, de la mano del PP, en la reciente invasión norteamericana de Irak. El voto de castigo al PP beneficiaría en ese segundo caso al PSOE”, interpretó en su análisis.
En los instantes posteriores a los ataques, el Gobierno de Aznar y los referentes del PP sostuvieron que no tenían dudas de que la autoría estaba en manos de ETA. Mariano Rajoy, candidato a la presidencia por el oficialismo, llegó a afirmar en una entrevista al diario El Mundo que tenía “la convicción moral” de que la agrupación vasca estaba detrás de los atentados. Un día antes, no obstante, los nacionalistas negaron su responsabilidad en la matanza. ¿Cuándo se desveló la pista yihadista? Las primeras líneas de investigación ya demostraban una posible participación de Al Qaeda y el Grupo Islámico Combatiente Marroquí. Un mes después, el 15 de abril de 2004, Osama Bin Laden emitió una grabación sonora que confirmaba lo que para ese entonces ya se sabía: reconoció que “el 11-M fue el castigo a España por sus acciones en Irak, Afganistán y Palestina”.
¿Hubo una manipulación real de la información por parte del Gobierno español en los instantes posteriores al atentado? ¿O en verdad se trató de una confusión por la coyuntura del país con ETA? Lo cierto es que ya en los primeros días surgían pruebas que se oponían a la versión oficial. A pesar de haber hallado material explosivo con casetes árabes en una furgoneta –compatible con el utilizado en la voladura de los trenes–, el Ministerio del Interior afirmaba que la agrupación vasca estaba detrás del atentado. Asimismo, un documento del Centro Nacional de Inteligencia mantenía aquella posición y, a la vez, no descartaba una intervención de la Yihad Internacional. Con todo, Aznar se refirió exclusivamente a ETA en sus primeras declaraciones.
A sólo ocho horas de la jornada electoral del 14 de marzo, el presidente español reconoció la autoría de Al Qaeda. Sin dudas, el atentado influyó en gran medida en las elecciones, que dieron el triunfo al opositor PSOE de la mano de José Luis Rodríguez Zapatero. ¿El pueblo se sintió humillado por el empecinamiento del gobernante PP en mantener una posición que los hechos ya contrariaban? “La gente espera no ser engañada por los que mandan”, se pronunció The Washington Post. Es posible interpretar que los comicios fueron un rechazo a la gestión del terrorismo y al despliegue de las tropas españolas en suelo iraquí. El hecho quedó demostrado en la decisión de Zapatero de retirar, a un mes de su asunción, a los militares del país árabe.
María Emilia Hassan: Licenciada en Ciencia Política y Maestrando en Estrategia y Política Internacional. Investigadora del Área de Europa del OUT.
Juan Martín de Chazal: Licenciado en Ciencia Política y periodista en el diario La Gaceta de Tucumán. Investigador del Área de Europa del OUT.
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