La nación, dividida en dos administraciones desde 2014, estará al mando de un nuevo gobierno interino de unidad elegido por los delegados de Naciones Unidas. El primer ministro, Abdul Hamid Dbeibah, presentó su propuesta de gobierno a Aguila Saleh, el presidente de la Cámara de Representantes, con el objetivo de “preparar el escenario” para las elecciones que se celebrarán en diciembre.
La noticia fue recibida alrededor del mundo con buenos ojos. El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, consideró que este es un “avance para cumplir la hoja de ruta del Foro de Diálogo Politico Libio (LPDF) para un Gobierno de unidad interno que sea efectivo y unificado”. Exigió que las elecciones de diciembre sean libres y justas, con una transición de poder “sin problemas”. Asimismo, pidió que una de las primeras medidas de Abdul Hamid Dbeibah debe ser enfrentar la crisis económica que azota al país, brindando y garantizando los servicios básicos.
Entre otras cosas, Blinken destacó la labor realizada por Serraj, ministro saliente, exclamando por el fin de la presencia extranjera y recalcando el apoyo de Estados Unidos hacia el pueblo libio.
Por su parte, la Unión Europea consideró que el nuevo gobierno libio significa un gran avance en materia política, remarcando el apoyo de Los Veintisiete al electo primer ministro y su gabinete. El Alto Representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, declaró que los miembros “valoran los esfuerzos de todas las partes para unirse en un espíritu de unidad nacional y reconciliación”.
Así como Estados Unidos expresó su deseo de una “transición sin problemas”, la UE instó a garantizar una transferencia oportuna en donde se asegure una “inclusión significativa de las mujeres en el nuevo gobierno”. Asimismo, tanto la UE como Estados Unidos buscaron resaltar la importancia de respetar el acuerdo del alto al fuego del año pasado, el embargo de armas de ONU y la retirada de la incidencia extranjera, como mercenarios y combatientes.
Luego de los altibajos a los que Libia debió enfrentarse, un llamado a elecciones ya establecido y un fuerte apoyo de la comunidad internacional (o, mejor dicho, de algunas de las principales potencias del mundo) significan mucho más que una ilusión.
Las expectativas para que las condiciones y el plazo establecido se cumplan son altas, y se espera que, de una vez por todas, la nación africana logre unificar sus instituciones y superar las diferencias que impiden la consolidación y el próspero desarrollo característico de un país pacífico, estable y unido.
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Los mismos que la bombardearon, destruyeron y sumieron en el estado en que se encuentra ahora hablan de unidad y reconstrucción ja!.