El mes de febrero tuvo unos últimos días agitados en el Polo Norte. Durante la última semana de dicho mes, tanto Rusia como Estados Unidos realizaron ejercicios de gran escala en la región. A continuación, un repaso de ambos y sus implicancias regionales.
A finales de febrero, Estados Unidos desplegó cuatro de sus bombarderos B-1B Lancer en Ørland, Noruega y para el día 26, dos de ellos realizaron una misión conjunta con las fuerzas de dicho país. Fue la primera misión de la Fuerza de Tareas de Bombarderos (BTF, por sus siglas en inglés), donde los Lancer B-1B llevaron a cabo una integración táctica con los F-35 y demás activos navales noruegos en el Mar de Barents. Ambos países advirtieron que los ejercicios realizados no deberían ser considerados como operaciones ofensivas, sino como actividades de entrenamiento ordinarias llevadas a cabo por dos aliados en la región, como dejó en claro el Teniente General Yngve Odlo, jefe del Cuartel General Conjunto Noruego.
Sin embargo, las intenciones de llevar tranquilidad por parte de Noruega y Estados Unidos no fueron bien recibidas en Rusia. En un comunicado oficial de la Ministra de Relaciones Exteriores María Zakharova del 11 de febrero (al día siguiente que se anunciara el despliegue de los Lancer B-1B) se leía:
“Quedamos perplejos por los comentarios del ministro de Defensa noruego Frank Bakke-Jensen, que dijo que las acciones de Noruega tienen un “efecto estabilizador” y que no hay razones para la respuesta negativa de Moscú (…). Creemos que esas actividades de Oslo amenazan la seguridad regional y ponen fin a la política tradicional de Noruega de no desplegar bases militares extranjeras permanentes en su territorio en tiempo de paz. Esperamos que Oslo implemente una política responsable en el Norte, y que se abstenga de acciones que menoscaben la estabilidad regional y perjudiquen las relaciones bilaterales.”
Días después, Rusia anunció pruebas de misiles en las aguas internacionales al norte de Noruega. El crucero de misiles Marshal Ustinov navegó hasta el área y realizó tareas junto a la Fuerza Aérea y la Flota del Norte, aunque ningún misil fue disparado.
Desde occidente, se sostiene que el despliegue de este tipo de capacidades es necesario para mantener una capacidad disuasoria efectiva y evitar que la competencia entre grandes poderes mute en un conflicto entre grandes poderes. Según el General de la Fuerza Aérea Tod D. Wolters, comandante del Comando Europeo de Estados Unidos, “las actividades [árticas] de Rusia y China ilustran la importancia de que EUCOM [Comando Europeo] se una a sus aliados y socios para mantener una disuasión ártica creíble y garantizar que las líneas de comunicación marítimas vitales permanezcan abiertas asegurando la brecha entre Groenlandia, Islandia y el Reino Unido”.
Sin embargo, el despliegue de este tipo de capacidades resulta altamente amenazante para Rusia. La región del Mar de Barents es crucial para la estrategia de defensa rusa, dado que es donde se encuentra el punto de estrangulamiento entre Groenlandia, Islandia y Reino Unido; además, es donde tradicionalmente Rusia y la OTAN (a través de sus bases en Noruega) acumulan sus más poderosas y sofisticadas capacidades militares; y es, por último, el camino necesario para abrirse paso a las aguas del Océano Atlántico Norte. Según Kristian Åtland, “la Armada rusa tiene una ambición de “control del mar” en las áreas marítimas al este de esta línea imaginaria [la que divide el Mar de Barents y el Mar de Noruega], y una ambición de “negación del mar” en las áreas marítimas más al oeste y al sur, que son más profundas que el mar de Barents”. Ambas ambiciones se ven amenazadas con el despliegue de los Lancer B-1B en Noruega.
De momento, los bombarderos se mantienen en Ørland realizando ejercicios en el país y algunas misiones en el Báltico. Rusia continúa realizando ejercicios militares en toda la región circundante a Noruega (cabe aclarar que este tipo de ejercicios son realizados regularmente, aunque debe analizarse la cantidad e intensidad de los mismos en el futuro próximo para entender la respuesta rusa al despliegue estadounidense). El 2021 ha iniciado caliente en uno de los puntos ya no tan helados del planeta.
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