Para comenzar con esta nota, es necesario realizarnos la siguiente pregunta: ¿Qué importancia tienen las mujeres en India?
Desde la antigüedad, existe una preferencia hacia los hijos varones, ya que las mujeres eran consideradas un bien de transacción, es decir una propiedad de los hombres. La consecuencia principal de esta configuración social era, que si no cumplían con los mandatos de su esposo, podía llegar al asesinato (Chen, 2018), lo que hoy se conoce como “femicidio”.
Hasta el 2015, India ocupaba el puesto número dos de matrimonios infantiles, con el fin de “salvarlas” pero dicho hábito terminaba condenándolas a la miseria gracias a la antigua práctica del “dote”. Esto consiste en la suma de dinero que entrega la familia de la futura esposa al cónyuge ya que son consideradas una carga financiera considerable y es por ello que si este monto no es “suficiente” puede dar origen a múltiples maltratos e incluso muerte a la mujer (Héloise, 2020). Tomando las palabras de Pandey (2017) en India son consideradas más importantes las vacas que las mujeres ya que en la cultura hindú, este animal es “sagrado” y por lo tanto debe ser protegido. En respuesta a esta creencia, un grupo de mujeres decidió ponerse una máscara de vaca a modo de protesta.
Actualmente India es considerado como “el país más peligrosos” para ser mujer, por lo que se enfrentan a dos fenómenos determinantes: los “feticidios femeninos” y la violación sexual. El primero es un aborto selectivo de fetos femeninos, los cuales son considerados como una carga económica para sus familias. Hasta el día de hoy, las mujeres embarazadas no tiene la posibilidad de elegir sobre su cuerpo ajustándose a la voluntad de sus maridos (Rubio, 2013). En segundo lugar –la violación sexual- consiste en elevados grados de violencia sexual, laboral y matrimonio forzado, trata de personas y esclavitud (Dewan, 2018).
Este género se ve subyugado debido a la tradición cultural que tiene este país y la concepción sobre las mujeres. En la religión hindú y musulmana, la mujer es considerada como una reencarnación inferior en relación al hombre, y en algunos de sus textos enfatizan sobre la valoración de la feminidad y la maternidad (Héloise, 2020). Por este motivo, se creía que los esposos eran igualados con Dios y que las mujeres no podían llamarlo por su nombre y no mencionarlo era sinónimo de respeto, además de quedar supeditada a la voluntad de él y su familia (Pandey, 2017).
Al observar la Constitución de India, el derecho a las mujeres está garantizado en ese marco, especialmente el derecho a la igualdad, dignidad y no discriminación, pero aún así las mujeres son utilizadas como instrumentos, para ser esposas y madres (Rubio, 2013). Esta constitución, por otro lado, garantiza que el Estado disponga acerca de las mujeres y niños para poder garantizar trabajo justo e igualdad; por lo que en la práctica se puede observar todo lo contrario (Héloise, 2020).
Tomando estadísticas actuales, este género representa el 48% de la población total india, las cuales en su gran mayoría no pueden acceder a la educación, debido a la obligación social de casarse desde adolescentes, necesitando de la autorización de sus esposos para formarse profesionalmente (Aldama, 2015). En base a esto, en caso de que las mujeres quedan viudas se convierten automáticamente en un grupo marginado y pobre, por lo que se entiende que el 95% de ellas comienza a trabajar en el sector informal de manera insegura, irregularmente, y por lo general no se reconoce (Lobos, 2019).
En los últimos años, especialmente después de las marchas del MeToo, las mujeres decidieron manifestarse de manera pública exigiendo mayor protección cuya consecuencia fue que el gobierno apruebe una ley para aumentar las penas a los agresores sexuales como así también la introducción de la pena de muerte para aquellos violadores cuyas víctimas sean menores a 12 años (Dewan, 2018).
Los movimientos feministas llevan a cabo dos maneras distintas de accionar: en el primer momento reclaman derechos civiles en un texto unificado, en una segunda instancia gracias a la globalización y la difusión de la cultura occidental, los grupos feministas comenzaron a ser escuchados, por ello se llevó a cabo un movimiento denominado All India Democratic Women´s Association (AIDWA) está buscando la emancipación de las mujeres en el ámbito político y religioso (Héloise, 2020).
Gracias a estos grupos, las mujeres lograron acceder a cargos políticos. En primer lugar obteniendo un cargo ministerial en 1966, cuya principal referente es Indira Priyadarshini Gandhi, y en segundo lugar, a partir del 2009 pudieron ocupar la presidencia del parlamento elegidas democráticamente, y finalmente Sonia Gandhi, la Presidente del Congreso Nacional se considera como la segunda mujer más poderosa del mundo (Héloise, 2020).
Para concluir y haciendo mención tanto al título como al desarrollo de la nota se puede vislumbrar una realidad, efectivamente las mujeres en India no existen. A pesar de que este país es conocido como una de las “democracias más grandes del mundo” (Gentile, 2010) no quita que existan problemas estructurales al interior como la pobreza, la brecha social y distinción de género.
Dicho esto, se observa que este es un país que ignora a la mitad de la población, cuando no sólo es una parte esencial de la sociedad sino que, por los tiempos que corren, es momento de erradicar esta distinción de géneros y comenzar a hablar de seres humanos, los cuales deben gozar de los mismos derechos y libertades.
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Muy buen articulo. Lei que en China tambien eran comunes los feticidios femeninos. No pretendo defender a los EEUU, pero me llamó la atención que aparecieran en la lista antes que paises más orientales como China, Japón, etc. Hay alguna justificativa?