Los Países Bajos celebraron los agendados comicios para renovar el Parlamento. Las elecciones se llevaron a cabo durante tres días, para poder minimizar el riesgo de contagio del COVID-19.
El Estado posee un sistema parlamentario, en el cual los electores eligen a los diputados y, de acuerdo a la cantidad de bancas que obtiene cada partido, el líder de uno de ellos (usualmente el más votado) es electo posteriormente como Primer Ministro por el Parlamento.
En forma creciente en los últimos años, se ha visto coaliciones enormes en el gobierno, debido a la fragmentación y tendencias centrífugas que favorecen la formación de numerosos partidos políticos. En este ciclo electoral, un récord de 37 partidos compitieron, aunque sólo 16 consiguieron representación parlamentaria.
El Primer Ministro desde 2010, Mark Rutte, consiguió por cuarta vez consecutiva que su partido político sea el más votado. Su bloque, de carácter liberal-conservador, ganó 35 de 150 escaños, dos más que en el anterior ciclo electoral. En segundo lugar, se ubicó la exdiplomática de Naciones Unidas, Sigrid Kaad, liderando un partido socioliberal que ganó cuatro escaños y obtuvo 23. Ambos son pro-Unión Europea.
La ultraderecha cedió escaños, pasando del segundo al tercer lugar. Como surgieron nuevos representantes de ultraderecha, sumados todos aumentaron su presencia parlamentaria. No obstante, es esperable que esta división en múltiples facciones les dificulte articular una agenda común, a diferencia del ciclo previo.
En tanto la izquierda no tuvo una buena noche. Casi todos los partidos referenciados en esta ideología perdieron escaños, profundizando aún más la caída de los anteriores comicios. Es interesante notar que todos los partidos de centroizquierda e izquierda sumados no lograron llegar a la cantidad de bancas de la ultraderecha.
Los expertos vaticinan un complejo y prolongado periodo de negociaciones hasta que se forme gobierno. Pese a su triunfo, el partido de Rutte quedó lejos de la mayoría absoluta del Parlamento. Necesitará al menos tres socios más en su coalición. Los antecedentes no son amigables: en 2017 necesitó casi siete meses para poder conseguir el respaldo del cuerpo legislativo.
Las coaliciones más probables apuntan a que los Países Bajos tendrá un gobierno más centrista que en los tiempos recientes: Rutte casi con seguridad deberá acordar con Kaad, pues otras coaliciones son ideológicamente complejas de articular. Posiblemente esto asegure una posición más generosa del país respecto al monto del fondo europeo para la reconstrucción posterior a la pandemia de COVID, y políticas más ambientalistas. También se esperan políticas menos restrictivas para los migrantes, asunto de lo más delicado en el Viejo Contiente.
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