Israel celebra las cuartas elecciones en menos de dos años y los analistas locales no descartan la necesidad de unas quintas porque, según las encuestas, el resultado volverá a ser muy parejo y todo dependerá de que los líderes de los partidos ultraconservadores pequeños para acercar posiciones con Netanyahu.
Lo complejo llegará después del recuento, cuando llegue el momento de formar alianzas en el parlamento para alcanzar los 61 escaños necesarios para formar Gobierno.
Estas elecciones responden al contexto de parálisis que vive el gobierno israelí.Desde 2019, ni Netanyahu ni sus opositores han logrado ganar suficientes curules en el Parlamento para formar un gobierno de coalición con mayoría estable. Eso ha dejado a Netanyahu en el poder, ya como primer ministro interino o como líder de una coalición frágil.
Una serie de desacuerdos entre Netanyahu y Benny Gantz, su rival y compañero de la coalición centrista, que culminaron en diciembre cuando no lograron acordar el presupuesto estatal. Eso suscitó la disolución del Parlamento, lo que ha forzado una nueva elección, aunque por ahora sigue vigente el gobierno.
La parálisis ha forzado a Israel a atravesar una de las crisis económicas y de salud más profundas de la historia sin un presupuesto público, afectando su planeación económica de largo plazo, que incluye el desarrollo de grandes proyectos de infraestructura.
El estancamiento ha retrasado el nombramiento de funcionarios estatales clave, incluido el fiscal estatal y altos funcionarios de los ministerios de Justicia y Finanzas. Y los integrantes de la coalición, incluido Netanyahu, han sido acusados de politizar la toma de decisiones del gobierno incluso más de lo habitual, en busca de cualquier posible ventaja en la contienda electoral.
Con respecto a los posibles resultados y desenlaces, en primer lugar, dos de los principales contrincantes de Netanyahu en este ciclo electoral también son de derecha. Gideon Saar fue ministro del Interior por el partido de Netanyahu y Naftali Bennet es el exjefe de personal de Netanyahu. El tercer contendiente es Yair Lapid, un experiodista de televisión y centrista cuyo partido ha montado el desafío más fuerte contra Netanyahu. Gantz ya no es considerado como una amenaza viable al primer ministro.
Lo claro está es que no se esperan grandes cambios en la política de Israel y en particular en las elecciones, varios especialistas sugieren que el Estado va camino a una quinta elección ya que se anticipa que el partido de Netanyahu, Likud,obtenga alrededor de 30 curules. Pero puede que sus aliados no alcancen lo suficiente para darle la mayoría de 61 que necesita.
Y aunque las encuestas actuales sugieren que los partidos de oposición ganarán colectivamente más de 61 curules, no está claro si sus profundas diferencias ideológicas les permitirán unirse. Se toma noción del posicionamiento de Bennet tal como se lo mencionó el ex jefe personal de Netanyahu podría servirle para conseguir el número necesario para formar gobierno y lograr salir de la parálisis de gobierno en la que se encuentra el país.
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