A lo largo de la historia, las disputas por el agua produjeron incontables conflictos entre países y regiones. Hoy, uno de ellos transcurre en la lejana África, donde una escalada diplomática sobre el río Nilo amenaza con transformarse en un peligroso problema regional entre Etiopía, Sudán y Egipto.
El conflicto se originó en torno a la Gran Presa del Renacimiento Etíope (GERD, por sus siglas en inglés), una mega obra hidroeléctrica, construida por el gobierno de Addis Abeba sobre el Nilo Azul. A pesar de ser una apuesta clave para el desarrollo económico nacional, se configura como un punto de roce entre las naciones adyacentes al río.
Hace algunas semanas, el gobierno etíope rechazó la propuesta elaborada por su par sudanés y respaldada por el mando egipcio para gestar un mecanismo de negociación. Ello traía consigo la formación de un cuarteto internacional que incluye a Estados Unidos, ONU, Unión Europea (UE) y Unión Africana (UA) para resolver una disputa que se acerca a cumplir una década.
Una tensión adicional se produce como consecuencia de los movimientos militares a un lado y otro de la frontera entre Sudán y Etiopía. Dicha región se encuentra en una disputa en la que ambos países reclaman para sí conocida como el triángulo de Al-Fashaga, de gran importancia su fertilidad.
El río Nilo está en disputa.
Es un río enclavado de sur a norte, el más largo de África que, junto a sus afluentes atraviesa 11 países: Ruanda, Burundi, Uganda, Tanzania, República Democrática del Congo, Kenia, Eritrea, Sudán del Sur, Etiopía, Sudán y Egipto. Sus principales ríos tributarios son el Nilo Blanco y el Nilo Azul. Su loable distinción es ser el sustento del desarrollo de la agricultura y ganadería, el comercio y la comunicación de la mayoría de las naciones que atraviesa y su privilegiada desembocadura en el mar Mediterráneo.
Como consecuencia del crecimiento demográfico de los países de la cuenca del Nilo, los objetivos de desarrollo económico, agrícola e industrial han aumentado la explotación de este río. El Nilo Azul, que nace en Etiopía, provee alrededor del 85% del agua del Nilo. Lo que convierte cualquier alteración en sus ciclos una afección directa a los volúmenes a los que puedan acceder las tierras que se encuentran río abajo.
Empero, hay que considerar que la hidropolítica de la cuenca del Nilo ha estado dominada por Egipto, en virtud del uso intensivo que el país ha hecho históricamente de las aguas del río. A ello se le suman los acuerdos coloniales, que garantizaban a Egipto y a Sudán el acceso a un determinado volumen del caudal del río sin contar con las sociedades aguas arriba.
No obstante, desde mayo de 2010 seis países han firmado el Acuerdo Marco de Cooperación (Etiopía, Ruanda, Tanzania, Uganda, Kenia y Burundi), ratificado ya por los tres primeros, pero al que se han opuesto Egipto y Sudán tratando de lograr que se garantizaran el uso y derechos existentes.
El hecho de que el grueso de las aguas del Nilo dependa de los ríos provenientes de Etiopía da fuerza a este país para alterar el statu quo existente, lo que ha supuesto que la construcción de la Presa del Renacimiento haya sido percibida como fuente de conflicto. La falta de entendimiento entre Etiopía y Egipto significaría un enfrentamiento entre el segundo y el tercer país más poblados de África.
La promesa de la Gran Presa.
En 2011, el Gobierno de la República Democrática Federal de Etiopía (RDFE), gobernado por el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo de Etiopía (FDRPE), comenzó la construcción de la represa con un contrato por 4.800 millones de dólares. La concesión fue hecha a la constructora italiana Salini Impregilo, renombrada WeBuild. Este se convirtió en el proyecto bandera de la agenda de crecimiento en esa nación del África Oriental, que carga con un déficit en cuanto a la provisión de energía.
Desde un primer momento el proyecto, que promete la autarquía energética y el desarrollo agrícola del país del Cuerno de África, ha tenido resistencia de varios vecinos, en especial Egipto. En efecto, se trata de la obra hidroeléctrica más grande del continente, emplazada en la región de Benishangul-Gumuz, sobre el Nilo Azul.
A nivel local, el Gobierno busca proporcionar a la población un recurso fundamental para su vida cotidiana. A nivel regional, aspira a convertirse en exportador y se encuentra expandiendo sus conexiones con los países vecinos hacia los que proveer de electricidad.
El gobierno del Primer Ministro Abiy Ahmed busca, por otra parte, afirmarse como potencia regional, centro de una red eléctrica internacional, capaz de forzar a Egipto a sentarse a la mesa a negociar la gestión de las aguas del Nilo, algo que puede beneficiar también a los demás países de la cuenca.
Una vez que entre en funcionamiento, previsto para el 2023, se confía que la GERD duplicaría la producción de energía del país. Por lo tanto, contribuirá junto a otras obras de infraestructura a cumplir con los objetivos del Programa Nacional de Electrificación, que apunta a que el 100% de una población que hoy supera los 112 millones de habitantes pueda contar con electricidad en 2025.
Clave y conflicto en las aguas.
En la actualidad rigen los Acuerdos del río Nilo, firmados durante el siglo XX, estipulando que los estados ribereños río arriba (Kenia, Tanzania, Uganda y Etiopía) tienen que respetar los derechos de los países río abajo (Egipto y Sudán) con respecto a estas aguas. Además, ello les prohíbe construir presas o emprender proyectos de construcción sin la aprobación de los países río abajo.
Sin embargo, estos acuerdos se han firmado en años anteriores a la independencia de la mayor parte de los Estados involucrados. Ese atenuante se suma a los cambios socioeconómicos y demográficos de las naciones, lo que provee un marco para repensar el acceso y aprovechamiento del Nilo.
Luego de conformar una comisión tripartita en 2012 para evaluar el impacto de la represa, en marzo de 2015, Egipto, Sudán y Etiopía firmaron una “Declaración de Principios”. En ella se reafirmaba el compromiso de cooperación y de resolver las diferencias de manera pacífica. Tres años después se estableció un grupo especial de investigación independiente para examinar el impacto de construcción, llenado y funcionamiento de la GERD.
En los últimos años, se han sucedido negociaciones fallidas bajo distintos auspicios internacionales donde la intransigencia o la desconfianza ha sido moneda común a un lado y otro de la disputa. De todos modos, el resultado de las negociaciones tripartitas y los buenos oficios de la comunidad internacional serán decisivos para el futuro del conflicto en el Cuerno de África.
En julio de 2020, la GERD comenzó a llenarse, con amplia expectativa doméstica y alta preocupación regional. Completo el depósito con casi 5 mil millones de metros cúbicos de agua, lo que habilita a Etiopía a probar sus dos primeras turbinas, un paso importante en el camino hacia la producción real de energía.
Entonces, ¿Por qué es clave la cooperación entre las partes a fin lograr un acuerdo conveniente para cada país y su población? Porque, además de ser necesario converger en un horizonte de desarrollo común, más de 500 millones de habitantes dependen de los recursos naturales presentes en la región, entre ellos, las aguas del Nilo.
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