La noticia de la disposición y la decisión del gobierno de Irán de enriquecer Uranio al 60% encendió las alarmas de no solo los Estados involucrados en el proceso de mantener vivo el Acuerdo Nuclear, sino de todos los Estados que compete la seguridad en la región de Medio Oriente.
La semana pasada los acercamientos entre Estados Unidos e Irán en el marco de las negociaciones en Viena para que el país occidental vuelva al Plan de Acción Integral Conjunto con P5+1 (JCPOA por sus siglas en inglés) y que el resultado fuera que no haya ninguna propuesta formal para acercar posturas entre Teherán y Washington.
La planta de enriquecimiento Natanz el pasado sábado había inaugurado una nueva serie y cadena de centígrados para conseguir material fisionable, posterior a eso y a las acusaciones de los Estados de la región se originó una explosión causada por una falla eléctrica.
En respuesta a los últimos sucesos y el supuesto ataque a Natanz en el cual la cúpula del gobierno de Teherán atribuyó el mismo a Israel. La Agencia de Energía Atómica de Irán decidió aumentar el porcentaje de pureza del material fisible a través del proceso. En las palabras del director Ali Akbar Salehi “Ahora estamos obteniendo nueve gramos [casi un tercio de onza] por hora”.
Cabe destacar que este nivel de enriquecimiento es el mayor a niveles históricos del Estado persa, en comparación con las actividades originales que alarmaron a la comunidad internacional en 2011 se tenía noción de que Irán enriquecía uranio al natural a un 20%, lo preocupante por ese entonces era la cantidad stockeada que tenía el Estado. Según la OIEA, en el reporte de noviembre de 2012, Irán poseía 135 kg de uranio enriquecido al 20%, provenientes de la planta de Natanz y se preveía que el país tenía 12.000 kg de Uranio enriquecido al 3.5%. Por otro lado, en números tangibles la República Islámica tenía en sus reservas 30.000 kg de uranio en estado primario aproximadamente.
El programa nuclear iraní fue siempre definido como pacifico tanto como el presidente Mahmud Ahmadiyan y el actual Hasan Rohani, en términos reales todos los avances en términos de desarrollo de material fisible para las centrales de Bushehr se ven como provocaciones directas y una muestra de capacidad de la estructura científica iraní para con sus contrintactenes y los que disputan el control regional el Medio Oriente.
Lo fáctico es que cada paso que da Irán en la producción nuclear y los avances que estos implican lo acercan cada vez más a las cantidades necesarias para producir el material fisible apto para ser utilizado en una carga nuclear.
Lo que no se toma en cuenta es que el proceso para la obtención de un arma nuclear se debe completar un proceso complejo que cuenta con una triada desarrollada en paralelo y en conjunto de procedimientos que incluyen grandes inversiones, no solo en capital, sino también en infraestructura e intelecto humano.
En términos ideales un Estado para conseguir un arma nuclear debe emplear en primer lugar, conseguir el material de fusión necesario, este material adquirido a través del enriquecimiento hasta el 90%, este punto llamado “punto de quiebre” es el empleado para la confección de armas nucleares. Una bomba atómica requiere 25 kg de uranio enriquecido, u 8 kg de plutonio en grado armamentístico
El segundo proceso consta en poder hacer detonar de forma controlada el material fisionable, una vez que se tiene cantidad suficiente de material fisionable como para sobrepasar la masa crítica del material, se necesita una fuente de neutrones externa actúa como iniciador de la detonación.
Y por último, se necesita la capacidad balística y de miniaturización para poder transportar la carga dentro de una ojiva nuclear para desplegar la misma sobre el objetivo, esto se realiza a través de un medio de entrega.
En resumidas cuentas, cuando se tiene la cantidad necesaria de material fisionable, la competencia de poder detonarlo y la estructura necesaria para cargar un misil y poder transportarlo, se habla que el proceso del desarrollo nuclear está concluido.
Actualmente Irán producto de las sanciones impuestas por Estados Unidos, sumado al JCPOA que limitaron su programa nuclear se encuentra lejos de concretar este proceso en su totalidad. Los expertos encargados de analizar y determinar cuánto tiempo necesita la República Islámica para conseguir una bomba determinan un plazo de 2 años, pero esto implicaría romper con todas los acuerdos y disponer en términos reales gran parte del PBI y de infraestructura nacional en pos de. Hoy la economía iraní golpeada por las sanciones, el bloqueo y la pandemia por el coronavirus no puede darse el lujo de encauzar estos proyectos.
Pero como alerte anteriormente estas disposiciones técnicas científicas no son más que una alerta, Irán ha sabido establecer una economía de resistencia en las cuales supo convivir con las sanciones occidentales y a pesar de los deficientes índices que marca el FMI o el Banco Mundial, la estrategia de “presión extrema” no lo baja de la contienda en superponerse como un poder regional.
El bloqueo occidental empujó a Irán a otros destinos y naturalmente China se dispuso a ser un gran financiador a la economía nacional. Irán en ese sentido Irán demuestra con sus acciones que puede seguir siendo un tema de urgencia para la agenda de los Estados Unidos no solo por lo que implica en términos nucleares sino en como sigue disputando de “igual a igual” a los aliados norteamericanos en Medio Oriente.
En este contexto cabe destacar la actitud de Israel con respecto a Irán y su estatus nuclear. Israel se ha configurado como el acérrimo enemigo de Teherán y en ese sentido como el Estado poseedor del monopolio nuclear en la región no puede darse el lujo de permitir que el programa nuclear iraní se desarrolle. El Primer Ministro Netanyahu se ha comprometido a no permitir que Teherán obtenga un arma nuclear y su país ha bombardeado preventivamente dos veces a naciones de Oriente Medio para detener sus programas atómicos.
En esta dinámica en los últimos años se ha desarrollado una suerte de “guerra silenciosa” entre Israel e Irán en distintos frentes, las últimas noticias ponen en foco la capacidad de sabotaje de Israel en términos de ciberguerra, Irán no se queda atrás ya que cuenta con un poderoso ejército de cibersoldados que se disponen en acciones en todo el globo. Otro ámbito de conflicto fue el agua, donde se ha visto como embarcaciones con banderas de ambos Estados ser atacadas respectivamente, y por último se ve el poderío regional de Irán para promover y apoyar a milicias chiitas por toda la región que no solo atacan a Israel sino que se enfrentan al ejército de Estados Unidos directamente.
La cuestión nuclear de Irán no solo implica la cantidad de centrifugadoras o a cuanto esas centrifugadoras pueden enriquecer, el análisis del actual tablero con el cual se desempeña la diplomacia internacional cuenta con diferentes colores y jugadores en los cuales cada uno de estos complejiza aún más el proceso de resolución. Estos anuncios que llegan desde Teherán impactan en Washington pero también desde Tel Aviv, Bruselas, Pekín, Moscú muestran preocupación e interés. En este contexto, las alarmas y las disposiciones buscan influenciar en las percepciones y acercan o alejan con respecto a cuán cerca está la República Islámica en conseguir sus objetivos en el supuesto camino hacia una bomba nuclear.
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