Nuevos problemas están despertando viejas enemistades. Las tensiones internas, exacerbadas por el Brexit y la pandemia, se unen a las cicatrices del conflicto entre las comunidades católicas, que pregonan la integración al territorio irlandés, y los protestantes, que quiere seguir formando parte del Reino Unido.
Desde hace más de una semana, las expresiones han derivado en tumultos en las calles de Belfast, la capital, así como algunas otras zonas de la nación, con un saldo de muchos policías heridos. Los políticos norirlandeses condenaron la violencia de la noche del miércoles, que culminó más de siete días de disturbios instigados en áreas protestantes, con la participación de grupos paramilitares.
El ministro británico por Irlanda del Norte, Brandon Lewis, ha volado a Belfast para mantener una reunión de emergencia con el gobierno del Ulster. La administración británica se reunió con los líderes políticos y religiosos norirlandeses para buscar una solución al conflicto. A su vez, el Reino mantuvo comunicaciones con la Unión Europea en lo que configura un debate constructivo sobre la mejor resolución al conflicto.
Historia reciente irlandesa.
Este año se cumple el centenario de la independencia de Irlanda, tras siglos de dominio británico. Sin embargo, el tratado que estableció la autonomía de la mayor parte de la isla, después de años de violenta hostilidad luego de la Primera Guerra Mundial, le ofreció al área con la mayor concentración de protestantes la opción de no adherirse a sus términos. Esta zona del norte permaneció integrada al Reino Unido, y sus fuerzas policiacas y el gobierno local fueron dominadas durante décadas por los protestantes.
En cuanto a Irlanda del Norte, tiene una superficie de 14.000 kilómetros cuadrados y una población de cercana a los dos millones de personas sujetas a la soberanía del Reino Unido. Se encuentra en la zona noreste de la isla de Irlanda y comparte frontera al sur y al oeste con la República de Irlanda y al este con el mar de Irlanda
¿Por qué es importante?
La división de Irlanda dio origen a uno de los conflictos sectarios más violentos y perdurables del siglo XX. Esta oposición enfrenta a los católicos y grupos opuestos al gobierno británico, como el Ejército Republicano Irlandés (IRA, por su sigla en inglés), y a los protestantes y fuerzas pro británicas, entre los que se encuentran los grupos militantes unionistas.
Se estima que 3600 personas perdieron la vida a lo largo de décadas de lucha en Irlanda del Norte conocidas como “The Troubles”.
En 1998 se promulgó el Acuerdo de Belfast, del cual participaron el gobierno británico, su par irlandés y los partidos políticos de Irlanda del Norte, lo que daba la puerta hacia un nuevo futuro.
En este acuerdo se consignó el compromiso de antiguos adversarios al desarme y a solucionar sus conflictos en paz. Además, sus disposiciones les permiten a los residentes de Irlanda del Norte obtener la ciudadanía irlandesa o tener la doble nacionalidad (irlandesa y británica). Quedaba sellado un logro win-win que dio paso a varios años de relativa paz. 23 abriles más tarde, se encuentra en una compleja situación.
Se vuelven a hacer presentes las consecuencias del Brexit, esta vez amenazando el delicado balance de intereses que se negoció en 1998. A su vez, cabe recordar que, en la celebración del referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, en Irlanda del Norte ganaron los partidarios de permanecer con un 56%.
Irlanda todavía forma parte de la UE, por lo que el Brexit abrió la posibilidad a nuevas inspecciones en la frontera terrestre con Irlanda del Norte. Los actuales disturbios empezaron, en parte, por el descontento de la comunidad protestante con el protocolo para la nación norirlandesa del acuerdo del Brexit. Pues este impone controles comerciales fronterizos entre esa región, integrada en el mercado único comunitario, y el resto del Reino Unido.
Al respecto, del intercambio entre el Reino Unido y la Unión Europea se acordó intensificar las conversaciones a todos los niveles en las próximas semanas, con reuniones con líderes empresariales y cívicos en Irlanda del Norte en la quincena entrante. Por su parte, Joe Biden en comunicación con Boris Johnson se ha pronunciado para preservar la estabilidad política norirlandesa.
En las condiciones actuales, el predicamento de Irlanda del Norte es un asunto delicado para el gobierno de Johnson. La preocupación política estriba en que los disturbios se han extendido hasta producirse en las calles limítrofes entre barrios protestantes y católicos, lo que hace temer una posible escalada de los enfrentamientos.
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Ojala Irlanda del norte se separe del Reino unido y forme una sola Irlanda. Y que escocia también pida su separación de Inglaterra. Eso ayudaría a que lo piratas pierdan algo de poder y no sean tan influyentes internacionalmente. Si sucediera perderían 7 millones de habitantes, que con su trabajo financian a los piratas.