En una nueva entrega del Ciclo “Consensos en la Política Exterior”, tuvimos la oportunidad de entrevistar a la politóloga Lourdes Puente. Ella es Licenciada en Ciencias Políticas de la Universidad Católica Argentina, Magister en Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Sociales y doctoranda en Relaciones Internacionales de la Universidad del Salvador. Es especialista en seguridad internacional, defensa e inteligencia y dicta la Cátedra de Estrategia y Seguridad Internacional en la Facultad de Ciencias Sociales de la UCA e Introducción a la Teoría de Relaciones Internacionales en la Universidad Austral. Fue Directora Nacional de Inteligencia Estratégica Militar del Ministerio de Defensa de la Nación y actualmente se desempeña como Directora de la Escuela de Política y Gobierno de la Facultad de Ciencias Sociales de la UCA.
La entrevistada destaca la falta de visión actual de nuestro país respecto del escenario global, lo que limita su margen de maniobra. En un contexto signado por la competencia entre EE.UU. y China, es fundamental el desarrollo de una política regional que reduzca dependencias con las potencias y refuerce las alianzas entre los países de la periferia. Sin embargo, la entrevistada argumenta que las relaciones regionales se encuentran estancadas producto del predominio de la ideología por sobre los intereses.
A continuación, la entrevista completa:
Escenario Mundial – En su consideración, ¿cómo mira actualmente la Argentina al mundo? ¿Cuáles son los principales ejes que están moldeando la Política Exterior del Estado?
Lourdes Puente – Creo que Argentina hoy no tiene una mirada respecto del escenario global. Los enunciados existen pero en los hechos no se vislumbra una dirección. Solo en algunos temas se mantienen como política de Estado (Malvinas, Antártida, nuclear, misilística, espacial), pero permanecen en los nichos, no se articulan con toda una política de relacionamiento de Argentina con el mundo y de Argentina hacia sus ciudadanos.
En un mundo signado por la competencia estratégica entre EE.UU. y China, y multipolar -dada la cantidad de países que disputan y pretender proyectar poder en los diversos escenarios geográficos-, la necesidad de tener una política regional es imperiosa. Se anuncia la prioridad regional pero no se trabaja en esa dirección. Las acciones globales no se acuerdan con los vecinos, el vínculo con las potencias no es desde lo regional, y nada indica que los condicionantes ideológicos no imperen a la hora de avanzar en esta línea. Esto en el nivel político. Existe sin embargo, una burocracia estatal representada en los funcionarios de la Cancillería y algunos Embajadores, que trabajan en una línea menos ideológica y más racional y que, de alguna manera, intentan sostener esta política dirigida a consolidar lo regional para tener más poder en la concertación global.
Por eso los principales ejes son difíciles de identificar. La provisión de las vacunas es un eje prioritario nacional. Parece que eso ha colocado a Rusia y China entre las prioridades. Las concesiones y negociaciones para obtener las vacunas no se conocen. Tampoco existe un accionar regional en ese sentido, que nos daría mejores opciones.
El eje comercial, que por la necesidad de dólares podría estar entre los prioritarios, no logra evidenciar una política clara, ni con el Mercosur, ni con la Unión Europea, ni con mercados emergentes. China sigue siendo prioritario y las negociaciones son individuales y lógicamente asimétricas.
Se descuida la Unión Europea en un momento de mucha oportunidad para la Argentina, por el Brexit, pero también porque en el seno de este organismo se están ya debatiendo temas de futuro en los que interesa participar y ser parte, como la regulación de las empresas tecnológicas de comunicaciones y redes sociales.
EM – ¿Cómo afecta al posicionamiento argentino con y para el mundo la pandemia y la crisis generalizada por el Coronavirus? ¿Qué escenarios a futuro se deberían preponderar?
LP – La principal afectación es este repliegue y conducta de interactuar con el mundo en soledad. Ha imperado en lo regional la lógica ideológica, y en lo global, no se puede advertir con claridad. La necesidad de EE.UU. por la negociación con el Fondo, ha compensado la inclinación que puede percibirse de parte de algunos sectores del Gobierno a favor de China y/o Rusia. No hay limitaciones aun cuando seamos tan distantes en la defensa de los valores democráticos y de DD.HH.
En el futuro Argentina no tiene destino soberano en soledad. Las potencias siempre elegirán negociar con países débiles. La única manera de poder sacar alguna ventaja en el escenario futuro es con Brasil, con el Mercosur y/o con Sudamérica. Solos, sólo profundizaremos múltiples dependencias, y se reducirán nuestros márgenes de acción, incluso los domésticos en términos económicos.
En ese sentido, la pandemia modificó sustancialmente la agenda global, generando repliegue a lo nacional de todos los países, incluidas las potencias. Se priorizan las propias agendas domésticas y se re significan algunas actividades como estratégicas. Se habla ya de cadenas de valor diferentes, menos dependientes por lo que habrá un reposicionamiento de todos los actores. Argentina marginal en lo global y aislada en lo regional, se ve aún más limitada en su margen de maniobra.
EM – En este contexto de bipolaridad emergente entre Estados Unidos y China, ¿qué actitud debería tomar la diplomacia argentina frente a este aparente cambio en el Sistema Internacional?
LP – La única posibilidad de no quedar en uno u otro lado de esta bipolaridad, es generar coaliciones entre países periféricos que incrementen la posibilidad de pendular y no quedar presos de uno u otro. Sin una posición regional o subregional, la soledad del país profundizará la dependencia con ambos, pero además, podría quedar presa de la exigencia de alguno de los dos, por elegir uno. El llamado de Biden a unir en coalición a las democracias del mundo, puede complicar mucho a la Argentina si no está unida a Brasil y otros países de similar desarrollo.
Sin una posición regional o subregional, la soledad del país profundizará la dependencia con ambos, pero además, podría quedar presa de la exigencia de alguno de los dos, por elegir uno
Lourdes Puente
EM – Y con respecto a los países de la región sudamericana, ¿qué evaluación se podría hacer de la relación entre Argentina y la región, y qué ejes prioritarios, a su criterio, debería sostener nuestro país con estos países?
LP – La relación es de mala a muy mala. Básicamente porque se declama un regionalismo que se trunca cuando el presidente del otro país no es ideológicamente afín. Situación que no es responsabilidad solo de la Argentina. Hay una lógica imperante en este sentido. Por cuestiones muchas veces domésticas, no priman los intereses, sino que se prioriza la ideología. Hay una vinculación tejida a lo largo de las décadas de democracia, que se sustenta en organizaciones intermedias o subnacionales o privadas. Incluso de agencias estatales. Esa vinculación puede resistir estos quiebres, pero no puede hacerlo si la voluntad política va directamente en contra de la integración. Se requiere menos declamación y más acciones concretas. Vinculadas a lo estratégico (lanzador conjunto, patrullaje conjunto), pero también a lo económico, industrial y comercial (agencias fitosanitarias conjuntas por ejemplo). Una nueva agenda para el Mercosur. Y hechos tangibles y concretos de integración.
Por cuestiones muchas veces domésticas, no priman los intereses, sino que se prioriza la ideología.
Lourdes Puente
EM – Saliendo de los ejes tradicionales de Política Exterior Argentina (Brasil, EE.UU., China o la UE), ¿en qué otros espacios geográficos existen oportunidades para nuestro país?
LP – Principalmente en África, que acaba de concretar una unión muy trabajada y ambiciosa. Allí tenemos mucho que trasmitir y mucho que aprender. Es un espacio interesante en oportunidades para explorar.
Además creo que es importante que las agendas de futuro, por ejemplo en la regulación de los nuevos espacios (exterior y ciber), Argentina se una a países de desarrollo similar para expresar sus intereses y tener voto. La agenda climática y la de salud deberían también concertarse con tales países. Respecto a esta última, sumando a los sectores privados (laboratorios) y universidades (científicos), para acordar políticas sanitarias conjuntas.
EM – Yendo al ámbito de la participación internacional en foros y organismos internacionales, ¿qué desafíos y oportunidades se pueden marcar del rol de la Argentina en estos espacios multilaterales?
LP- Como dije anteriormente, la voz argentina sola se pierde. Solo si logra articular con la región o con la subregión tiene posibilidad de tallar en el mundo que viene. Argentina participa del G-20 y ahí hay una oportunidad para coordinar con México y Brasil una voz regional. También es importante el rol en regímenes estratégicos, vinculados a activos que Argentina tiene, tales como los desarrollos en misiles, nuclear y satelital, por ejemplo. La participación en el dictado de nuevas reglas tanto en los nuevos espacios como para regular el uso de nuevas tecnologías, sólo será posible en la medida que seamos capaces de articular con otros países de desarrollo similar, con los que podríamos identificar intereses comunes.
Sin duda la prioridad debiera ser Mercosur, con agenda renovada y más de siglo XXI, en la que lo comercial sea solo un tema más. Pero también revivir el ABC y concertar Mercosur-Alianza del Pacífico. Después CELAC, y también el espacio iberoamericano. De todas esas agendas hay mucho por articular y promover.
La Argentina tiene también la posibilidad de asumir como propios los valores de la prédica de Francisco, planteados en las encíclicas Laudato Si y Fratelli Tutti, en particular la defensa del medio ambiente y la búsqueda de una mayor justicia social a través de un capitalismo inclusivo concebido como alternativa a la sociedad del descarte. Podría en esa agenda llevar el liderazgo de los países de la periferia.
EM – Considerando que la academia es un asesor natural de la gestión, ¿qué propuestas se le podría hacer a la misma en el marco de continuar, modificar o agregar alguna medida con respecto a la Política Exterior del país?
LP – Sería interesante armar una red de universidades y tanques de pensamiento para trabajar las líneas de acción que requiere el país: una nueva agenda para el Mercosur, la agenda comercial, la agenda tecnológica (debates como 5G), la agenda global en salud y medioambiente, las posibilidades de vinculación con Asia, una agenda social, etc.
Sería interesante armar una red de universidades y tanques de pensamiento para trabajar las líneas de acción que requiere el país
Lourdes Puente
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