El 9 de mayo de cada año, desde que así lo decretó la reunión en el Consejo Europeo de Milán en el año 1985, los Estados miembros de la Unión Europea celebran el “Día de Europa”. Esta fecha, escogida en referencia a la declaración del ministro de relaciones exteriores, Robert Schuman, enaltece la paz y la unidad al acto fundador de la Unión Europea y, asimismo, integra los símbolos del llamado viejo continente.
Este mismo día representa también para la Federación Rusa la celebración del aniversario del Día de la Victoria, que conmemora el triunfo de la Unión Soviética y los Aliados sobre la Alemania nazi. En este marco, el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha abanderado este domingo y ha tenido un gran desfile militar en la Plaza Roja de Moscú, en medio de la pandemia, para llevar adelante esta jornada de homenaje y tradición festiva.
Lo cierto es que ambas celebraciones congregan hechos históricos. Por un lado, el surgimiento de proyecto de unidad que se sigue construyendo y cimentando bajo entendimientos compartidos y dinámicos acuerdos que forman canales de enlace. Por el otro, la ineludible reivindicación y homenaje a los y las responsables de un hito en la historia de la nación rusa.
Unión Europea: origen y evolución.
El 9 de mayo del año 1950, el Ministro francés de Asuntos Exteriores, Robert Schuman, propuso la creación de una estructura común entre los países europeos, con el fin de administrar los recursos del acero y del carbón. Pronunció el discurso en el salón del reloj del Quai d’Orsay, en París, y tuvo un gran valor simbólico por dos grandes motivos.
Cinco años después de que finalizara la II Guerra Mundial, Europa estaba devastada, y Robert Schuman propuso, en primer lugar, la unión de países que eran enemigos para dejar atrás los rencores del pasado. En segunda instancia, fue la creación de una organización abierta a los estados europeos que desearan formar parte de ella, indicando con ello el puntapié inicial de la construcción de la UE.
En la declaración que lleva su nombre, Robert Schuman detalla su proyecto: “La solidaridad de producción que así se cree pondrá de manifiesto que cualquier guerra entre Francia y Alemania no solo resulta impensable, sino materialmente imposible […]. De este modo, se llevará a cabo la fusión de intereses indispensables para la creación de una comunidad económica y se introducirá el fermento de una comunidad más amplia y más profunda entre países que durante tanto tiempo se han enfrentado en divisiones sangrientas”.
Los Países Bajos, Italia, Luxemburgo, Bélgica, Francia y Alemania respondieron al llamamiento, y el 18 de abril del año 1951 se originó la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA). Años más tarde, en el año 1958, se creó la Comunidad Económica Europea (CEE), que estableció una cooperación económica entre estos países.
Desde entonces, la historia de la UE ha experimentado cambios y una configuración constructiva. A las primeras naciones se unieron otros 22 estados, creando así un gran mercado único. Lo que comenzó siendo una unión a nivel económico ha evolucionado hasta convertirse en una organización que rige múltiples campos, como el clima, la salud y el medio ambiente. En el año 1993 la Comunidad Económica Europea (CEE) pasó a llamarse Unión Europea (UE).
Hoy en día, la UE está compuesta por 27 estados, a saber: Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Chequia, Chipre, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Polonia, Portugal, Rumanía y Suecia.
Este domingo, más de 20 mandatarios europeos firmaron la carta en la que se pide a los Estados miembros que participen en un debate amplio e inclusivo sobre las prioridades futuras de la UE. Tanto el Parlamento Europeo, como el Consejo y la Comisión Europea lanzaron en conjunto la Conferencia sobre el Futuro de Europa. En este documento, se invita a toda la ciudadanía europea a que se exprese acerca de su porvenir y el que desean para la UE. Las conclusiones de este ejercicio se darán a conocer durante la presidencia francesa del Consejo de la Unión Europea, que comenzará el 1 de enero de 2022.
Celebración rusa en medio de las tensiones con Occidente.
En territorio ruso, más de 12.000 militares participaron este domingo en el desfile en la Plaza Roja de Moscú por el Día de la Victoria, en conmemoración de la entrada del Ejército Rojo a Berlín el 9 de mayo de 1945, para derrotar, junto con los Aliados, al nazismo en la Segunda Guerra Mundial. En un mensaje de felicitación a la población, el presidente Vladimir Putin declaró que este domingo “rendimos homenaje a toda una generación de héroes y trabajadores”.
Es de destacar que, desde que llegó al poder hace dos décadas, el primer mandatario ha buscado restaurar los símbolos del pasado soviético y ruso para impulsar el patriotismo. Por lo cual, la festividad ha adquirido una importancia cada vez mayor en la proyección del renovado poder militar de la Federación Rusa.
Haciendo historia, la llamada Gran Guerra Patria abarcó el período entre la invasión alemana de la URSS, el 22 de junio de 1941, y la segunda acta de capitulación militar incondicional del régimen nazi, que se firmó a las afueras de Berlín cuando en Moscú ya era el 9 de mayo de 1945.
Es por ello que, tanto para ciudadanía rusa como la mayoría de los países postsoviéticos adquirió y mantiene un sentimiento indeclinable de lucha y heroísmo. En homenaje, se guarda un minuto de silencio en honor a los caídos en las batallas de la Gran Guerra Patria. La cifra es abrumadora: 27 millones de víctimas entre militares y población civil.
Algunas ciudades rusas desempeñaron un papel destacado en la lucha contra el fascismo: hoy en día son veintisiete las que ostentan el título de Ciudad Héroe y treinta el de Ciudades de Gloria Militar. El nueve de mayo tradicionalmente se organizan desfiles militares con la presencia de veteranos, se colocan coronas de flores en la tumba del Soldado Desconocido y se culmina la celebración con fuegos artificiales. Dicha tradición simbólica del triunfo en la guerra comenzó el cinco de agosto de 1943. Siguiendo un decreto del líder soviético Iósif Stalin, en Moscú se dispararon salvas para celebrar la liberación de las ciudades de Oriol y Bélgorod de las tropas alemanas.
En lo que atañe al discurso, el jefe de estado prometió que Rusia defenderá sus intereses nacionales. Además, denunció lo que llamó un regreso progresivo de las ideologías de la época, cuando “las consignas de superioridad racial y nacional, de antisemitismo y “rusofobia”, se volvieron cada vez más cínicas.
En este sentido, el presidente ruso no omitió condenar, en términos contundentes, los intentos de revivir las ideas nazis y reescribir los sucesos. “La historia exige que saquemos conclusiones y lecciones, pero hay intentos de reincorporar al arsenal mucho de lo que representaba el ideario de los nazis, que estaban obsesionados con su disparatada teoría de la exclusividad”, afirmó.
Un dato no menor es que el desfile de año precede a las elecciones parlamentarias que tendrán lugar en septiembre. A su vez, se produce en un momento en que las relaciones de Moscú con Occidente están tensas por todo, desde los movimientos militares en cercanías a Ucrania hasta el destino del crítico del Kremlin encarcelado Alexei Navalny.
Además, durante las últimas semanas, Estados Unidos y Rusia han expulsado a los diplomáticos de la otra nación, en una serie de medidas de represalia. De igual importancia, han tenido lugar entre Moscú y los estados miembros de la UE disputas diplomáticas similares.
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