Los ocho países miembros del Consejo Ártico se reúnen el jueves en Islandia para debatir sobre la cooperación pacífica en la región en medio del aumento de tensiones, en particular entre Rusia y Estados Unidos.
El calentamiento global acelerado, los recursos sin explotar y las nuevas rutas marítimas abiertas por el retroceso del hielo marino, así como el futuro de las poblaciones locales, encabezan la agenda de los ministros de Asuntos Exteriores reunidos en Reikiavik, Islandia.
Canadá, Dinamarca (a través de su territorio autónomo Groenlandia), Finlandia, Islandia, Noruega, Rusia, Suecia y Estados Unidos se reúnen cada dos años en el Consejo Ártico.
Con la salida de Donald Trump, que desató la agitación al proponer la compra de Groenlandia en 2019 y la reiterada oposición a las ambiciones rusas y chinas en la región, todas las miradas estarán puestas ahora en la línea que adopte la administración del presidente Joe Biden.
Entretanto, Rusia está dispuesta a suceder a Islandia en la presidencia rotatoria del Consejo Ártico -un organismo que pretende fomentar el diálogo- en un momento de aumento de las maniobras militares en la región.
En vísperas de la reunión del Consejo, el nuevo secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, se reunió por primera vez con su homólogo ruso, Sergei Lavrov, antes de una posible cumbre entre Biden y el presidente ruso, Vladimir Putin, en un futuro próximo.
“Si los líderes de Rusia y Estados Unidos pueden trabajar juntos de forma cooperativa… el mundo puede ser un lugar más seguro y protegido”, dijo Blinken, advirtiendo sin embargo que Washington “responderá” a cualquier acto de agresión ruso.
“Estamos dispuestos a discutir todos los temas sin excepción si entendemos que las discusiones serán honestas y se basarán en la confianza mutua”, respondió Lavrov.
En la anterior reunión del Consejo en 2019 en Finlandia, la administración Trump bloqueó la firma de una declaración conjunta por primera vez desde la creación del Consejo hace 25 años, ya que se negó a incluir el cambio climático en la declaración final.
Diseñado para centrarse en la cooperación entre países y evitar temas polémicos, el Consejo ha sido generalmente un foro de consenso, y la adopción de una declaración conjunta está casi asegurada esta vez.
Además de los países ribereños del Ártico, el Consejo incluye seis organizaciones que representan a los pueblos indígenas de la región y 13 países observadores, entre ellos China.
Sin embargo, las tensiones han aumentado en los preparativos de la reunión de este año. El lunes, Lavrov lanzó una severa advertencia contra las ambiciones occidentales en el Ártico, insistiendo en que “este es nuestro territorio, esta es nuestra tierra”.
A su vez, Blinken expresó la preocupación de Estados Unidos por el aumento de las actividades militares en la región.
Pero Lavrov también ha pedido que se reanuden las reuniones periódicas entre los jefes de Estado Mayor de los países miembros del Consejo, suspendidas desde 2014.
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