Continuando con el Ciclo “Consensos en la Política Exterior” en conjunto con Politólogos al Whisky, presentamos la entrevista que le hicimos a Patricio Violini. Patricio es Licenciado en Relaciones Internacionales de la Universidad del Salvador, Magíster en Política Global por la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos) y fue becario del Instituto del Servicio Exterior de la Nación. Se desempeñó como consultor en la Comisión Cascos Blancos en Cancillería, como así también ha desempeñado funciones diplomáticas como Secretario de Embajada y Consejero de Embajada. Es docente de la Universidad de Congreso de Mendoza y de la Universidad del Salvador. Además, es miembro de la Red Argentina de Profesionales para la Política Exterior (REDAPPE) y del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI).
Según el entrevistado, nuestro país se encuentra condicionado a nivel internacional por las tendencias internacionales que fueron exacerbadas por la pandemia del COVID-19. Ante este contexto, asegura que las acciones de nuestra política exterior se focalizan en retomar la senda del crecimiento económico. A su vez, también se mantuvo la persecución de los ejes tradicionales de nuestra política exterior: cuestión Malvinas, DD.HH., MERCOSUR, entre otros.
En el marco de la pandemia, Violini remarca que Argentina, junto con el resto de los países demandantes de vacunas, tienen como desafío lograr la inmunidad de la población sin poner en juego los intereses nacionales permanentes de nuestros países. Será necesario que Argentina trabaje de manera conjunta con otros países para poder predecir el accionar de las potencias y promover la solución pacífica de controversias. También destaca la importancia de alcanzar consensos mínimos necesarios para enfrentar los desafíos de la región. Sin embargo, producto de la crisis del multilateralismo hemisférico, es difícil que esto ocurra teniendo en cuenta la prioridad actual que se le dan a las relaciones bilaterales.
A continuación, la entrevista completa:
Escenario Mundial – En su consideración, ¿cómo mira actualmente la Argentina al mundo? ¿Cuáles son los principales ejes que están moldeando la Política Exterior del Estado?
Patricio Violini – La Argentina, como potencia media del sistema internacional, encuentra -como muchos otros países- su accionar internacional condicionado por la pandemia del Covid-19, así como por las tendencias preexistentes a ella que ésta supo exacerbar: la transición de poder de un mundo unipolar, liderado por los Estados Unidos, a otro bipolar, con la República Popular China, la crisis del multilateralismo, y el carácter entrópico y difuso del poder y de las agendas mundiales, como caracterizan Esteban Actis y Nicolás Creus.
En este contexto sumamente desafiante, la política exterior de nuestro país -a la que debemos considerar una política pública- ha focalizado sus acciones en pos de retomar la senda del crecimiento económico, en este caso mediante el incremento de las exportaciones de bienes y servicios y la diversificación de destinos en un contexto económico-financiero mundial complejo -con más de una década de bajas tasas de crecimiento del PBI internacional-. Asimismo, la Argentina ha buscado asegurarse internacionalmente el desarrollo local y la recepción de vacunas necesarias para alcanzar cuanto antes la inmunidad que permita volver a cierta normalidad de la actividad.
Nuestro país también ha continuado la persecución de ejes de política exterior, a saber: el sostenimiento del reclamo por el reconocimiento de sus legítimos derechos de soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, el fortalecimiento del MERCOSUR, la protección, promoción y respeto de los derechos humanos, la no intervención en los asuntos internos de los Estados, la no proliferación nuclear, la resolución pacífica de las controversias, entre otros.
Nuestro país también ha continuado la persecución de ejes de política exterior, a saber: el sostenimiento del reclamo por el reconocimiento de sus legítimos derechos de soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, el fortalecimiento del MERCOSUR, la protección, promoción y respeto de los derechos humanos, la no intervención en los asuntos internos de los Estados, la no proliferación nuclear, la resolución pacífica de las controversias, entre otros.
EM – ¿Cómo afecta al posicionamiento argentino con y para el mundo la pandemia y la crisis generalizada por el Coronavirus? ¿Qué escenarios a futuro se deberían preponderar?
PV – La llamada “diplomacia de las vacunas” pareciera representar una faceta más de los ámbitos en los cuales la competencia estratégica se materializa en el sistema internacional entre los Estados Unidos y China. Es decir, se suma a la pugna en materia ideológica, comercial, tecnológica, diplomática y militar que reproducen ambas potencias.
La Argentina y todos aquellos países demandantes de vacunas -que somos la mayoría- tenemos el enorme desafío de realizar los equilibrios pertinentes a fin de alcanzar el principal objetivo: lograr la inmunidad de nuestra población, pero sin poner en juego los intereses nacionales permanentes de nuestros países. Asimismo, nos enfrentamos a la necesidad de apuntalar mecanismos de coordinación y concertación multilateral a fin de alcanzar los consensos necesarios para enfrentar esta pandemia, porque una crisis global requiere respuestas globales.
La Argentina y todos aquellos países demandantes de vacunas -que somos la mayoría- tenemos el enorme desafío de realizar los equilibrios pertinentes a fin de alcanzar el principal objetivo: lograr la inmunidad de nuestra población, pero sin poner en juego los intereses nacionales permanentes de nuestros países.
EM – En este contexto de bipolaridad emergente entre Estados Unidos y China, ¿qué actitud debería tomar la diplomacia argentina frente a este aparente cambio en el Sistema Internacional?
PV – La competencia estratégica y el cambio en el sistema internacional aparecen como elementos dados y también en transición al momento de diseñar no solo nuestro modelo de política exterior sino también el de los países de América Latina. Repercute que la región haya adquirido mayor relevancia estratégica a nivel internacional: forma parte del hemisferio occidental donde los Estados Unidos tienen intereses notorios en materia de seguridad, por ejemplo, y, al mismo tiempo, ha estrechado notoriamente sus vínculos comerciales con China debido a la alta complementariedad. “Autonomía vs. alineamiento” es el debate que ya estamos divisando en nuestras sociedades y que posiblemente se profundice y masifique en el corto/mediano plazo. Es un desafío sustancial para nuestros países, pero también una oportunidad.
En tal sentido, la Argentina necesita un proceso de discusión interna en el cual se analicen escenarios a futuro y posibles posicionamientos políticos y económicos-comerciales de nuestro país frente a la competencia estratégica. Este debate debe incluir a la academia, la diplomacia, los think tanks especializados, el sector empresario, las organizaciones no gubernamentales y, por supuesto, a la política, a fin de identificar tendencias mundiales, costos y beneficios y posibles respuestas a los serios desafíos que enfrentemos.
Argentina necesita un proceso de discusión interna en el cual se analicen escenarios a futuro y posibles posicionamientos políticos y económicos-comerciales de nuestro país frente a la competencia estratégica.
Posteriormente, es necesario que la Argentina trabaje mancomunadamente con otros países -vecinos y no tanto- a fin de solventar sistemas de reglas de juego que permitan predecir el accionar de las potencias y apuntalar la solución pacífica de las controversias que pudieran surgir. El escenario de enfrentar la competencia estratégica individualmente posiblemente sea perjudicial para nuestros intereses nacionales.
EM – Y con respecto a los países de la región sudamericana, ¿qué evaluación se podría hacer de la relación entre Argentina y la región, y qué ejes prioritarios, a su criterio, debería sostener nuestro país con estos países?
PV – La región está fragmentada y el multilateralismo hemisférico se encuentra en crisis. No es una situación novedosa ni tampoco exclusivamente regional, existía previamente a la pandemia, sólo que ésta exacerbó estas características. En consecuencia, predominaron las respuestas unilaterales más que las multilaterales.
En tal sentido, la Argentina podría colaborar con los demás países a fin de alcanzar los consensos mínimos necesarios para enfrentar los enormes desafíos que tiene nuestra subregión, no solo en materia sanitaria por la pandemia sino también económica, de desarrollo, de conectividad, ambiental, entre otros. Ahora bien, debido a la crisis del multilateralismo hemisférico, quizás hoy resulta más sencillo avanzar bilateralmente con cada país que multilateralmente. Es un camino posible en el corto plazo, pero es necesario sentar paulatinamente las bases de un nuevo multilateralismo regional.
EM – Saliendo de los ejes tradicionales de Política Exterior Argentina (Brasil, EE.UU., China o la UE), ¿en qué otros espacios geográficos existen oportunidades para nuestro país?
PV – En la Antártida, porque la Argentina es un país bicontinental. Desde 1904, tenemos la presencia más permanente, constante e ininterrumpida de un país en el continente blanco. Reivindicamos nuestra soberanía sobre el “Sector Antártico Argentino” (ubicado entre los meridianos 25º y 74º de longitud Oeste y entre el paralelo 60º Sur y el Polo Sur), y contamos también con la mayor cantidad de bases (13), cuya principal actividad es la investigación científica, que es coordinada por el Instituto Antártico Argentino, primer instituto antártico del mundo que este 2021 cumplió 70 años de vida.
Asimismo, tenemos un papel activo y protagónico en el Sistema del Tratado Antártico, donde junto a otros 11 países somos miembro fundador del Tratado Antártico firmado en 1959; Buenos Aires es, a su vez, sede de la Secretaría del Tratado. También, en el marco de la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA), impulsamos desde 2018 junto a Chile una propuesta de Área Marina Protegida (AMP) en la zona de la Península Antártica Occidental y Sur del Arco de Scotia, área de abundante biodiversidad marina donde se halla el 75% del kril de toda la Antártida.
Nuestro papel destacado en este continente y en el Sistema del Tratado Antártico nos alienta entonces a lograr una mayor eficacia de la presencia argentina, a través del incremento del respaldo a la actividad científico-técnica nacional, de la asociación/cooperación con los países adecuados, y de la optimización de la provisión a otros países de los servicios y conocimientos necesarios para facilitar sus tareas antárticas. Asimismo, en el ámbito multilateral, es importante que la Argentina redoble esfuerzos en promover la protección del medio ambiente antártico, así como en asegurar la condición de reserva natural de la Antártida, dedicada a la paz y a la investigación científica.
Nuestro papel destacado en este continente y en el Sistema del Tratado Antártico nos alienta entonces a lograr una mayor eficacia de la presencia argentina, a través del incremento del respaldo a la actividad científico-técnica nacional, de la asociación/cooperación con los países adecuados, y de la optimización de la provisión a otros países de los servicios y conocimientos necesarios para facilitar sus tareas antárticas.
EM – Yendo al ámbito de la participación internacional en foros y organismos internacionales, ¿qué desafíos y oportunidades se pueden marcar del rol de la Argentina en estos espacios multilaterales?
PV – La pandemia nos demostró que hubo una especie de “caída” del multilateralismo, a pesar de ser la “crisis más compleja que enfrentamos desde la Segunda Guerra Mundial”, según palabras del Secretario General de la ONU. En 1945, los países cooperaron para crear organizaciones internacionales que promovieran paz, seguridad internacional, reconstrucción y desarrollo económico; hoy enfrentamos este problema global individualmente y no colectivamente. No surgieron nuevos espacios de concertación internacional y los organismos y foros multilaterales existentes tuvieron escasa incidencia en la coordinación de respuestas, salvo por algunas declaraciones. Esto se debió posiblemente a tres causas principales: la competencia estratégica y la ausencia de liderazgo, la falta de efectividad de las organizaciones regionales (especialmente aquellas que son foros políticos de discusión) y el auge de los conservadurismos populares, como indica Francisco de Santibañes.
Nuestro país forma parte de aquellos países que más sufren la falta de multilateralismo, ya que al ser una potencia media necesitamos del accionar colectivo para enfrentar desafíos globales. En tal sentido, la Argentina y estos países tenemos la oportunidad de dotar de mayor eficiencia a los organismos internacionales y de coadyuvar para apuntalar el proceso de democratización de estos espacios a fin de tender a un orden internacional más justo y legítimo.
EM – Considerando que la academia es un asesor natural de la gestión, ¿qué importancia se le imprime a los aportes que realiza y elabora la academia y en qué medida dentro de la gestión se apoya esta intersección?
PV – Las y los argentinos necesitamos contribuir a arribar a consensos y esto sólo puede alcanzarse a través de la construcción de puentes entre diferentes ideologías, sectores y disciplinas. Es imperioso consensuar líneas básicas fundamentales que nos permitan sentar las bases de futuras políticas de Estado, entre ellas de la política exterior.
Para esto, considero que es fundamental establecer vínculos sólidos entre la academia, la diplomacia, la política, el sector privado, las organizaciones no gubernamentales, los think tanks especializados, entre otros, con la confianza que los principios distinguidos que pretendemos alcanzar pesan más que los intereses sectoriales. Y desde allí contribuir a la construcción de una política exterior “de Estado”, con una visión estratégica a mediano y largo plazo.
es fundamental establecer vínculos sólidos entre la academia, la diplomacia, la política, el sector privado, las organizaciones no gubernamentales, los think tanks especializados, entre otros, con la confianza que los principios distinguidos que pretendemos alcanzar pesan más que los intereses sectoriales
* Las opiniones expresadas en esta entrevista son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de la Cancillería argentina.
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