El presidente de los Estados Unidos Joe Biden enfrenta una disyuntiva crucial respecto al ambicioso plan de infraestructura interna que lanzó como parte de sus políticas. El mismo contaría con un costo de USD 2 billones de aprobarse la versión original del Ejecutivo.
Tras el éxito en la campaña de vacunación y la sensible caída en el número de muertos y contagios por COVID-19, la administración Biden espera dejar atrás la pandemia lanzando su agenda doméstica. Esta serie de proyectos de infraestructura es considerada clave para el gobierno.
Biden, considerado un centrista y demócrata moderado, ha considerado acuerdos con la oposición republicana como una de sus máximas prioridades. En este sentido, durante semanas se han desarrollado conversaciones entre los demócratas y los republicanos para alcanzar consensos en la agenda legislativa.
De hecho, un grupo de legisladores demócratas centristas han sido categóricos en pedir que la Casa Blanca selle un acuerdo con los republicanos para garantizar la aprobación rápida de un proyecto de infraestructura bipartidista. Pero el gobierno hasta el momento se mantiene firme en su postura de no negociar las partes del cambio climático ni la de economía de los cuidados.
Justamente estos dos aspectos son los que despiertan la mayor oposición republicana. Consideran excesivos los montos en un contexto de creciente déficit como resultado del apoyo financiero durante la pandemia.
Con el fin de formalizar esto, un grupo de legisladores opositores presentó este jueves un plan alternativo, con un gasto acotado a infraestructura tradicional como puentes y carreteras. El costo total de este paquete es de menos de la mitad respecto al proyecto original de Biden.
Este plan alternativo fue acompañado de dura crítica contra el original, al que muchos legisladores republicanos consideran “socialismo camuflado de infraestructura”. También fueron estrictos en afirmar que no aprobarán ninguna extensión de gasto a otro tipo de infraestructura “no tradicional”.
Pero los problemas para Biden no se limitan a la oposición: más de 200 diputados demócratas de todos los espectros ideológicos presentaron una carta pública mostrando reparos al proyecto enviado por el Ejecutivo. Consideran que el proyecto consagraría un proteccionismo excesivo hacia la industria de la energía limpia, que limitaría los derechos laborales de los trabajadores de la mencionada rama de la economía. Argumentan que el proyecto debe incluir un fortalecimiento a la sindicalización de dichos trabajadores y una protección a sus salarios.
El mandatario estadounidense enfrenta una disyuntiva compleja: oponerse a muchos miembros de su partido para cerrar un acuerdo con los centristas republicanos, lo que sería visto como un triunfo político inmenso; u optar por insistir en su plan original con posibilidades inciertas de aprobación en un Congreso dividido en partes casi iguales entre republicanos y demócratas.
Lo cierto es que por el momento no se ha alcanzado un acuerdo definitivo. Se aguardan definiciones en las próximas horas, en esta serie de proyectos claves que ambos partidos ya analizan haciendo cálculos con miras a las elecciones legislativas del próximo año.
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