Los Presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y de Rusia, Vladimir Putin, se reunieron en el día de ayer en Génova, Suiza. Se trata del primer cara a cara entre ambos mandatarios desde que el primero asumió la presidencia de EEUU en enero.
El encuentro se llevó a cabo tras la cumbre del Grupo de los 7 (G7), que reúne a las democracias liberales más industrializadas del planeta. Fue considerado todo un gesto a los típicos aliados de EEUU que Biden primero visite Europa, y un notable cambio respecto a Trump dado que su primer viaje internacional fue a Arabia Saudita.
En el encuentro, que se extendió por tres horas, Putin y Biden discutieron temas sensibles y acordaron que retornen los embajadores a Washington y Moscú. Los representantes diplomáticos de ambas naciones se habían retirado luego de que Biden llamara “asesino” a Putin y nuevamente se acusara a Moscú de interferir en las elecciones presidenciales de 2020.
No hubo acuerdo aparente entre ambos sobre la cuestión de Crimea, el destino del opositor Alexei Navalny, detenido en Rusia, ni tampoco sobre los recientes ciberataques. Sí se acordó avanzar en los controles sobre ojivas nucleares. El presidente de EEUU amenazó con “devastadoras consecuencias” si Navalny muere en prisión.
Biden debió disculparse por un tenso cruce que tuvo con una periodista cuando se le preguntó porqué estaba seguro que Putin cambiaría su conducta liderando a Rusia tras la reunión. Biden respondió gritando y de mala manera, visiblemente irritado.
La oposición del Partido Republicano cuestionó a Biden por su fallido intento de bloquear la construcción de un estratégico gasoducto para alimentar a Europa, y por considerar que a Putin le importa cómo lo ven otras naciones del sistema internacional.
Quien tampoco perdió la oportunidad de reprobar a Biden fue su predecesor, Donald Trump: afirmó que “Estados Unidos no consiguió obtener nada de Rusia” y que le permitió obtener a Putin “un gran escenario”. Resumió su percepción negativa del encuentro diciendo que fue un “fantástico día para Rusia, pero no para nosotros”.
En tanto Putin, en un encuentro con la prensa se mostró impune ante las acusaciones de violaciones a los derechos humanos y la supuesta participación de Moscú en recientes ciberataques a naciones occidentales. Inclusive cuando se le preguntó por la detención arbitraria de Navalny ironizó que quizás quería ser arrestado y por eso retornó a Rusia.
Asimismo rechazó las acusaciones de violar el derecho internacional al anexar Crimea, afirmando que en realidad fueron los EEUU quienes agredieron primero al instalar misiles cerca de la frontera con la Federación Rusa.
Putin realizó una curiosa comparación entre el ataque al Capitolio por parte de seguidores fanáticos de Trump y las violentas protestas de Black Lives Matter, afirmando ante las cámaras que como Presidente busca evitar agitaciones similares en Rusia.
Ambos líderes buscaron lo que querían: Putin consiguió probar la importancia de Rusia como un actor clave del sistema internacional, y Biden trató los temas sensibles para su electorado con el controvertido líder ruso. Cómo reaccionará la administración Biden ante los próximos movimientos de Putin está por verse.
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