Por el Área de África del Observatorio Universitario de Terrorismo
Mozambique se encuentra ubicado en el sureste de África. Desde su independencia, su situación se caracterizó por turbulencias políticas, que generaron una situación social y económica caótica. Si bien, parecían solucionadas las problemáticas que acarreaba el país desde la guerra civil (1976-1992), tanto por los ceses al fuego como por la firma de un memorando de entendimiento entre los grupos que se enfrentaban (2018-2019); lo cierto es que una vez solucionado el conflicto entre los grupos políticos-militares de FRELIMO y RENAMO, no se consiguió la estabilidad esperada en el país.
A partir del año 2017, un grupo de insurgentes se radicalizó, desde entonces no han cesado los ataques terroristas en contra de la población. Estos grupos no solo llevan a cabo asesinatos; de acuerdo con los desplazados, secuestran mujeres y captan niños para que se unan como insurgentes a sus filas.
Los pueblos no solo se ven acechados por los insurgentes, sino también por las fuerzas de seguridad del Estado. Según comentan los grupos de trabajo humanitario, esto ha llevado a que, siguiendo declaraciones de la ONU, se registran en estos 4 años un total de 670.000 desplazados, además de esto se registra desabastecimiento de alimentos y medicamentos, por lo que la palabra crisis, queda pequeña.
ISIS en Mozambique
La situación de ISIS en la región es particular. Los ataques del grupo a la región de Cabo Delgado comenzaron en 2017 y, hasta la fecha, no han cesado.
Al grupo insurgente, se lo conoce localmente como «Shabaab», pero esto no establece vínculos con el grupo somalí del mismo nombre.
El nombre completo del grupo es “Ahl al-Sunnah wa al Jamma’ah” (ASWJ), y fue adoptado formalmente por la autoproclamada Provincia de África Central del Estado Islámico en 2019. Este es el primer ataque reivindicado por la Provincia de África Central del Estado Islámico. (ISCAP) desde noviembre.
Cabe aclarar, que, a principios del mes de marzo del 2021, Estados Unidos designó al grupo como una organización terrorista con el nombre de “ISIS- Mozambique”
Contraterrorismo en la región
El desafío presentado por la insurrección en Cabo Delgado ha resaltado las fragilidades de las instituciones mozambiqueñas, en especial, la falta de presupuesto y entrenamiento que sufren las fuerzas armadas y de seguridad. El ejército carece de equipamiento que resultó fundamental para contener los avances yihadistas en Siria, Irak y Filipinas, tales como vehículos blindados, aviones para prestar apoyo aéreo cercano, municiones guiadas, y equipos de comunicación y vigilancia actualizados.
Estas falencias han limitado seriamente el accionar de las fuerzas estatales. Las operaciones iniciadas contra ASWJ han tenido escaso éxito, actualmente son los insurgentes quienes tienen la iniciativa en los enfrentamientos.
Sin embargo, para paliar las deficiencias militares de sus propias fuerzas, el gobierno de Mozambique ha recurrido a la contratación de mercenarios sudafricanos y rusos (estos últimos, pertenecientes al grupo Wagner). Los resultados de esta estrategia han sido desfavorables, ya que los contratistas han demostrado no estar preparados para combatir en ambientes selvaticos, a su vez han sido acusados de violar los Derechos Humanos de civiles.
Por el momento, la respuesta internacional se ha limitado a los compromisos asumidos por Estados Unidos y Portugal de enviar instructores para capacitar al ejército local. Los portugueses están llevando adelante gestiones diplomáticas con el objeto de convencer al resto de la Unión Europea de prestar asistencia a Mozambique.
En general, la situación en Mozambique puede caracterizarse como inestable y caótica. Aunque parecía superada la rivalidad entre los grupos que se habían enfrentado, durante los 90’, en una cruenta guerra civil, los problemas continúan.
La aparición del accionar yihadista en la zona es reciente, habiendo comenzado en 2017 y no habiendo cesado su expansión hasta hoy.
Hay una serie de dificultades para el Estado al momento de hacer frente a la amenaza: deficiencias militares y armamentísticas de sus propias fuerzas, la reciente contratación de mercenarios en un intento por combatir a las agrupaciones, la poca ayuda que recibe la región comparada con el Sahel y el Magreb y la falta de iniciativa entre los Estados vecinos.
La declaración de este año, por parte de EE. UU., de “ISIS-Mozambique” como organización terrorista demuestra el interés de la administración Biden en la situación y sus posibles consecuencias. A su vez, Portugal (su antigua metrópoli) podría interceder junto a EE. UU. para conseguir apoyo de la UE en la lucha terrorista en África Central.
Nazarena Estrade: Licenciada en Ciencias Políticas. Responsable del Área de África del OUT.
Belén Álvarez: Licenciada en Relaciones Internacionales. Investigadora del Área de África del OUT.
María Micaela Juárez: Estudiante de la licenciatura en Geología. Investigadora del área de África y del área de difusión OUT.
María Solana Ledesma: Licenciada en Ciencias Políticas. Investigadora del Área de África y difusión del OUT
Gustavo Ignacio Díaz: Licenciado en Derecho. Investigador del Área de África OUT.
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