Por María Solana Ledesma miembro de la Red Federal de Historia de las Relaciones Internacionales
Muchos probablemente hayan oído del famoso emirato petrolero del Golfo, Kuwait, por el que escaló la tensión entre Bush y Saddam Hussein en los 90’. Pero, las guerras, las anexiones, las disputas por los deseos de control de potencias regionales, la presencia y alianza con potencias occidentales es algo que marcó a Kuwait desde sus orígenes.
Su importancia geopolítica se originó por su relevancia como ruta comercial. A comienzos del siglo XIX, los omnipresentes otomanos intentaron reforzar su control en la zona costera del actual Kuwait. Así, hace su aparición la primera potencia occidental: Inglaterra. Kuwaitíes y británicos firman en 1899 un acuerdo crucial que se resume en protección a cambio de exclusividad. A cambio de la protección de la marina británica, Kuwait se comprometió a no entregar tierras, aceptar apoyos o negociar con ningún otro poder extranjero sin el consentimiento británico.
De esta manera, con protección británica, se puso freno no sólo a los reclamos de soberanía otomana (que aunque continuaron, no podían concretarse contra los británicos) sino también a deseos de rusos y alemanes de instalar estaciones carboneras y terminales de ferrocarriles que conecten Berlín y Bagdad. Kuwait, sobre todo tras el Tratado de Sykes-Picot, pasó a ser un protectorado británico. Separado del recién creado reino de Irak, se gestaron también tensiones entre ambos: los iraquíes lo reclamaban como provincia, alegando el sometimiento histórico de esa zona al gobierno de Bagdad
El año 1938 marca el comienzo de una nueva era de prosperidad para Kuwait, al descubrirse yacimientos de petróleos. Así, se convirtió en uno de los países más ricos de la península arábiga y en 1953 en el mayor exportador de petróleo del golfo Pérsico. Habiendo amasado una gran riqueza, fue el primero de los estados árabes del golfo Pérsico que declaró su independencia en 1961, cumpliéndose 60 años en este 2021.
Los años próximos estuvieron marcados por los cambios sustantivos que, en la fisonomía del país, generó la riqueza del petróleo y, por los nuevos intereses que despertaba un Estado con tales yacimientos y una, no menos importante, salida directa al mar.
En los 90’ la ocupación del Estado por parte de Irak puso en evidencia la vulnerabilidad de los países más pequeños del golfo Pérsico y la importancia del surgimiento de relaciones estrechas entre Kuwait y los Estados Unidos, para el cual el primero sirvió como plataforma principal para las operaciones militares contra Saddam Hussein en 2003, y otras de las más importantes potencias económicas del mundo.
Este Estado, importante desde el punto de vista geopolítico e inesperadamente rico desde la década del 30’ y, entonces, aún más importante desde el punto de vista económico, ha experimentado cambios desde aquella no tan lejana invasión. Algunas cicatrices emocionales y tensiones siguen abiertas, pero, recuperado de los daños a sus yacimientos, volvió a reconstruir su economía en torno al petróleo que hoy representa un 90% de sus exportaciones. Política y socialmente la cuestión se complejiza con algunas crisis políticas (el gobierno se vio obligado a dimitir en noviembre de 2019, por novena vez en ocho años, tras las revelaciones sobre la malversación) y algunas concesiones, como el voto femenino, pero largos caminos que aún quedan por recorrer.
Te puede interesar: 8 de Junio: día Mundial de los Océanos