Este jueves se producirá una nueva instancia de debate y votación en el Parlamento Europeo para aprobar la histórica Ley de Cambio Climático. Será la segunda instancia (la primera tuvo lugar de forma satisfactoria en mayo), de las tres requeridas antes de entrar en vigencia.
También llamado “Pacto verde europeo“, la Ley del Clima logró acuerdo hace algunos meses y se convertirá en un Reglamento del Parlamento y de la Comisión, consagrando el compromiso climático puesto en marcha hace algunos años. Es decir, será de aplicación directa e inmediata en todos los estados miembro a partir de su publicación en el boletín oficial por la UE.
En la actualidad, más de la mitad de los países de la Unión cuentan con leyes nacionales, la están desarrollando o planean ponerla en marcha. El boom vino con el Acuerdo de París que empujó a los gobiernos a establecer marcos jurídicos con el fin de organizar el proceso de descarbonización que no solo haga vinculantes los objetivos de reducción de emisiones a corto y largo plazo, sino que explique cómo llevarlos a la práctica.
Precedentes en el “viejo continente“
La Unión Europea ha sido líder en las iniciativas ambientales en el plano internacional desde la formación de la Política medioambiental de la UE en 1972. Fue una de las primeras entidades en reconocer el cambio climático como un “multiplicador de amenazas“. Con el temor de que los objetivos de emisiones de la Unión no alcancen sus metas, los Estados miembros individuales han legislado en la materia en diversas instancias.
Hace poco, el Consejo Europeo, en sus Conclusiones del 12 de diciembre de 2019, respaldó el objetivo de alcanzar una UE que en lo climático sea neutra de aquí a 2050, en consonancia con las metas del Acuerdo de París. En adición, remarcó la necesidad de un marco que beneficie a todos los Estados miembros y provea de instrumentos, incentivos, medidas de apoyo e inversiones para asegurar una transición eficiente. Ello se realiza teniendo en cuenta las diferentes circunstancias nacionales en cuanto a los puntos de partida.
En este sentido, el pasado 4 de marzo de 2020, la Comisión adoptó su propuesta de Ley Europea del Clima como importante componente del Pacto Verde Europeo. En lo subsiguiente, el 17 de septiembre del mismo año la Comisión adoptó una propuesta que modificaba la inicial, incluyendo un objetivo revisado de reducción de las emisiones de la UE en el 55 % como mínimo extendido hacia el 2030. Además, la Comisión publicó una Comunicación sobre el Plan del Objetivo Climático para 2030, acompañada de una evaluación de impacto exhaustiva.
En suma, en sus Conclusiones de 10 y 11 de diciembre de 2020, el Consejo Europeo refrendó un objetivo vinculante para la UE de reducción interna neta de las emisiones de gases de efecto invernadero, de aquí a 2030, de al menos un 55 % con respecto a los valores de 1990. Por lo que, el 17 de diciembre de 2020 adoptó su orientación general, tras lo cual el Consejo y el Parlamento iniciaron una serie de diálogos tripartitos con el fin de alcanzar un acuerdo sobre el texto definitivo. En conjunto, los pilares de este marco legal hacen más ambiciosos los propósitos orientados hacia la descarbonización.
Un hito en el compromiso climático
En abril del año en transcurso, mediante una negociación política entre el Consejo de la UE (los gobiernos de los 27 países), el Parlamento Europeo y la Comisión Europea, se alcanzó un acuerdo provisional de la que será la futura ley climática.
La norma, primera de este tipo en la Unión Europea, sigue adelante con los objetivos de reducción de emisiones ya acordados a finales del año pasado. La misma se propuso reducir un 55% los gases de efecto invernadero para el 2030 respecto a 1990 y alcanzar la neutralidad climática en 2050. En adición, los actores han pactado que la Comisión Europea proponga como meta colectiva un porcentaje intermedio para 2040.
En cuanto al objetivo avistado hacia el año 2030, los actores han coincidido en la necesidad de priorizar la reducción de las emisiones frente a las absorciones, en lo que se configura como la transición energética y ecológica. Con el fin de garantizar que se tomen medidas suficientes para reducir y evitar las emisiones de aquí a 2030, han introducido un límite de 225 millones de toneladas de CO2 equivalente a la contribución de las absorciones al objetivo neto. Asimismo, han convenido en que la Unión ha de aspirar a lograr un mayor volumen de sumidero neto de carbono de aquí a 2030.
El pasado 3 de mayo, el Parlamento Europeo llevó adelante la votación con el fin de aprobar la ley el cambio climático, con 52 votos a favor, 24 por la negativa y 4 abstenciones. Los legisladores ecológicos que querían objetivos más duros estaban entre los que se opusieron.
En este sentido, la aprobación de la ley marca el primer paso en la implementación del “Pacto Verde Europeo“, que, tras su presentación en diciembre de 2019, tuvo aclamación por la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, como “Europe’s man on the moon moment“.
Por otra parte, la ley climática de la UE también requiere que el bloque forme una junta independiente de quince expertos científicos para aconsejar en torno a futuras políticas climáticas. El consejo se encargará además de asesorar y elaborar informes sobre las medidas, el cumplimiento de los objetivos climáticos y los presupuestos indicativos de emisiones de GEI. Además, abordará la coherencia con la legislación europea sobre el clima y con los compromisos internacionales de la UE en el marco del Acuerdo de París.
Requiere que la UE establezca un objetivo de reducción de emisiones hacia el 2040 y cree un mecanismo similar a un presupuesto orientado a definir las emisiones totales que la UE podría producir entre 2030 y 2050 sin frustrar sus objetivos climáticos.
Un análisis exhaustivo del Climate Action Tracker establece que se necesitan reducciones de emisiones de entre el 58% y el 70% para que los esfuerzos de la UE sean compatibles con el objetivo de dos grados del Acuerdo de París, por debajo del cual aún se pueden evitar los peores impactos del cambio climático.
Europa asienta el liderazgo en la transformación verde
La participación de China en la reciente Cumbre de Líderes sobre el Clima y el retorno al compromiso de los Estados Unidos con el “Green New Deal” son un factor que relega el papel de Europa como actor pionero en los mecanismos transición ecológica y energética.
El riesgo de quedar atrás significa para la industria el contratiempo de sufrir ajustes de emisiones como los que aplicará la UE en las propias exportaciones cuando lleguen a países en una transición más rápida. De igual importancia, afecta la capacidad de atraer financiamiento para generar proyectos a gran escala, tales como la generación con nuevas tecnologías, el hidrógeno o la movilidad eléctrica.
Fondo de transición justa
Esta semana también se llevará a cabo un debate y una votación sobre el mecanismo de crédito para el sector público en el marco del Fondo de Transición Justa.
La comisionada de Cohesión y Reformas, Elisa Ferreira, dijo que esta instalación es “una herramienta importante para ayudar a las regiones y comunidades a enfrentar los desafíos derivados de la transición climática”.
Por último, el parlamento también aprobará 243.000 millones de euros esta semana para ayudar a las regiones de la UE a “subir de nivel”. Los fondos apoyarán la acción climática, junto con los derechos sociales y la recuperación de la pandemia.
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