Desde el derrocamiento y la muerte del líder libio, Muamar el Gadafi, en el año 2011, Libia se sumió en una lucha por el poder entre diversas facciones. La Guerra de Libia 2014-2020 o Segunda Guerra Civil libia, se enmarcó en los acontecimientos que comenzaron en febrero de 2014, cuando el general Jalifa Haftar ordenó la Operación Dignidad para suspender el Congreso General y derrotar a las milicias.
Luego de 4 años, el gobierno de Alemania liderado por Angela Merkel, propuso un encuentro internacional para darle solución al conflicto. En aquella primera Conferencia de Berlín, realizada el 19 de enero de 2020, a la cual fueron invitados el Primer Ministro libio Fayez al-Sarraj y el general renegado Jalifa Haftar, las autoridades de Rusia, Turquía, Alemania, Italia, Francia, Reino Unido, Estados Unidos y representantes de la ONU y la Unión Europea, coincidieron en detener la injerencia militar y política de potencias extranjeras en el enfrentamiento libio. Si bien el alto al fuego dependía de los dirigentes libios que decidieron no dialogar, la idea era evitar a toda costa la internacionalización de un conflicto. El documento incluía un alto al fuego, un embargo militar, reformas políticas y económicas, el respeto a los Derechos Humanos, y la necesidad de retomar las negociaciones internas para la paz, pero nada apaciguó las tensiones en Libia.
Berlín II
La segunda Conferencia de Berlín, luego de una década de conflicto, fue provista para el día 23 de junio de 2021 con el propósito de hacer un repaso de los progresos alcanzados desde el primer encuentro multilateral en 2020, en pos de concretar los siguientes pasos para estabilizar al país. En esta oportunidad, el ministro alemán de Asuntos Exteriores, Heiko Maas, y el Secretario General de la ONU, António Guterres, invitaron no solo a naciones y organizaciones, sino también al gobierno de transición libio que participará en las conversaciones por primera vez. Días antes, el Ministerio Federal de Asuntos Exteriores de Alemania, había enfatizado que la reunión se centraría “en los preparativos para las elecciones nacionales previstas para el 24 de diciembre y en la retirada de las tropas extranjeras y los mercenarios de Libia, tal y como se acordó en el tratado de alto el fuego“.
Dentro de los avances políticos positivos que tuvieron lugar recientemente, la conformación de un gobierno de transición a partir del pasado 15 de marzo de 2021, bajo la figura del Primer Ministro, Abdul Hamid Dbeibé, se erigió como una esperanza de alivio para las futuras elecciones nacionales en el país norteafricano. En este sentido, el Gobierno de Unidad Nacional (GNU) se configuró con la finalidad de reunificar las instituciones del Estado y garantizar la seguridad hasta las próximas instancias electorales.
Sin embargo, también hubo retrocesos en la situación de Libia desde Berlín I. El cese al fuego permanente, del cual el país goza desde la firma en Ginebra durante octubre del 2020, entre representantes militares del Gobierno de Acuerdo Nacional -reconocido por la comunidad internacional- y el Ejército Nacional Libio, dirigido por Khalifa Haftar, no significó la retirada de los combatientes y mercenarios extranjeros. Por otro lado, las potencias internacionales implicadas, tales como Turquía, Italia, Rusia, no han respetado los compromisos adquiridos, entrometiéndose en los asuntos internos de Libia.
Consensos alcanzados
A la cita que asistieron tanto potencias mundiales, como actores regionales, el mayor consenso estuvo signado por tres cuestiones importantes para lograr la paz en Libia: elecciones en diciembre, retiro de tropas extranjeras y supervisión internacional del proceso. Heiko Maas, ministro alemán de Asuntos Exteriores, sostuvo que en esta conferencia los participantes iban a buscar “garantizar que haya apoyo internacional” para lograr la estabilidad del pueblo libio. De esta forma, al comienzo de la reunión el funcionario hacía un llamamiento a la voluntad política de los asistentes para poner fin al conflicto.
Por otra parte, los países alcanzaron un consenso en los avances hasta el día de la fecha. Lo más importante es que las hostilidades han cesado en Libia, pero también se levantó el cierre del petróleo, se reanudó el diálogo político inclusivo, se estableció una autoridad ejecutiva interina.
De acuerdo a la primera meta, Antony Blinken, secretario de Estado de los EEUU, declaró que junto con el resto de los países, todos coincidieron en el objetivo de “una Libia soberana, estable, unificada y segura, libre de injerencias extranjeras”. De esta forma, la posición de EEUU sobre la base de la Administración Biden viene a diferir con las antiguas políticas de D. Trump, ya que los esfuerzos se concentran ahora en la paz y estabilidad del país africano. Esto se demuestra en el enviado especial para Libia por parte de EEUU.
Cuando se hace referencia a los mercenarios que se encuentran todavía en el país africano, se trata de alrededor de 20 000 soldados de apoyo de diversos Estados que buscan fortalecer el armamento militar. A modo de ejemplo, Khalifa Haftar, líder de la zona oriental, tiene a su favor mercenarios de Rusia, Sudán, Chad y Siria. Por el lado occidental, el Gobierno libio con sede en Trípoli, cuenta con fuerzas turcas y sirias. En esta línea, Heiko Maas apuntaló que “El mensaje que envía esta segunda conferencia de Berlín es que la interferencia extranjera en Libia debe acabar”.No menos importante fueron las palabras del Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, quien señaló que la cita debía dar como resultado un plan comprensivo y con plazos claros para celebrar las elecciones de manera pacífica, habiendo dando por finalizado el conflicto. En este sentido, los compromisos logrados entre los países que participaron pueden ser calificados como positivos, aunque aún no tengamos efectos tangibles. En resumen, una frase del documento oficial para destacar el acuerdo en Berlín: “We reaffirm our strong commitment to the UN-facilitated, Libyan-led and Libyan owned political process and the sovereignty, independence, territorial integrity and national unity of Libya” [Reafirmamos nuestro firme compromiso con el proceso político facilitado por la ONU, liderado por Libia y propiedad de Libia y con la soberanía, independencia, integridad territorial y unidad nacional de Libia].
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