Por Melisa Wilson, miembro del Grupo Jóvenes Investigadores IRI
El Acuerdo de asociación estratégica entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) tiene por objetivo acrecentar la cooperación, la coordinación política y sobre todo, incrementar el comercio birregional con la conformación de un régimen preferencial para el intercambio de bienes y servicios. Refiere más que un acuerdo comercial, a un avance estratégico para lograr una economía competitiva y dinámica y la promoción de generación de empleo de calidad y reducción de la pobreza. Además, la llegada de inversiones en un mercado potencial de 800 millones de consumidores en ambas regiones. El acuerdo se basa en la premisa de que el comercio no debe perjudicar el medio ambiente sino promover el desarrollo sostenible. Su negociación se inició en 1995, en 1999 se alcanzó el mandato negociador de la Comisión Europea y se cerró en 2019, tras un proceso de más de dos décadas. Entre sus objetivos también está impedir el comercio de productos obtenidos ilegalmente y promover el comercio de productos que contribuyan a la conservación de la biodiversidad.
Al ejecutarse el acuerdo, fomentará la implementación efectiva de varios acuerdos medioambientales multilaterales firmados por la UE y los países del Mercosur, tales como el Acuerdo de París o la Convención CITES, sobre el comercio de especies silvestres. Los dos bloques de integración convienen en cooperar en los aspectos climáticos del comercio entre ambas partes. Pero si se llega a la conclusión de que un país una violado alguna regla establecida, éste puede ser sancionado mediante la imposición de barreras comerciales.
Dentro del bloque europeo, Portugal, España e Italia han favorecido abiertamente la discusión para la conclusión del tratado. Lisboa, como presidencia pro tempore del Consejo Europeo, ha insistido al interior de los 27 países europeos, en donde todavía hay resistencias, Países Bajos y Austria, por ejemplo, lo rechazaron en su forma actual, mientras que Francia, Bélgica, Irlanda y Luxemburgo se mostraron reticentes a su firma. Estos países ven la rebaja de aranceles como un grave peligro para el sector agropecuario, fuertemente subsidiado y además, por la cuestión ambiental. Francia se apoya en un informe independiente que indica que el comercio entre el bloque europeo y los países del MERCOSUR, conllevaría a un incremento de la deforestación, en gran parte, por los incendios en el Amazonas. Se pide a las naciones latinoamericanas un mayor compromiso climático y mayor protección de la deforestación, alegando una “falta de ambición” sobre el tema en cuanto políticas públicas.
Para seguir adelante con el tratado, Francia realizó varias “exigencias” a estas naciones sudamericanas, ya que el pacto implicaría la deforestación de 700.000 hectáreas en los seis años tras su aplicación. En esta línea señalan que la unión provocaría un aumento de emisiones de gases de efecto invernadero, con un cúmulo que alcanzaría las 6,8 millones de toneladas equivalentes de CO2. El propio Acuerdo de París, que entre otros puntos, establece un compromiso de Brasil de reducir a más tardar en 2025, sus emisiones netas de gases de efecto invernadero en un 37 % con respecto a los niveles de 2005, se vería muy lejos de conseguirse en un escenario como el actual. Por ellos es que se han planteado también medidas para detener la deforestación ilegal, incluso en la Amazonia brasileña. Cabe destacar que Brasil es el país cuyo territorio tiene la mayor área protegida del mundo, siendo reconocido como el país con mayor biodiversidad de flora y fauna. Según la Fundación Aquae, hay 2,4 millones de especies en el país, entre un 15% y 20% mundial, de las cuales muchas de ellas sobreviven en la Amazonia. Adicionalmente, se establece un marco para abordar las cuestiones relativas a los derechos humanos, entre ellas, con respecto a los pueblos indígenas ya que la parte comercial del acuerdo incluye disposiciones que promueven el papel estas comunidades en las cadenas de suministro sostenibles de productos forestales y la cooperación en proyectos sociales en los que participen.
En qué situación estamos actualmente? Argentina este semestre tiene la presidencia rotativa del Mercosur, quien discute la incorporación de adendas ambientales para asegurar los estándares europeos de sanidad ante las salvaguardas europeas medioambientales, sanitarias y sociales. Ante la visita del presidente Alberto Fernández a Europa y posteriormente del Pedro Sánchez a Argentina, se ha puesto nuevamente en agenda la temática de negociaciones del acuerdo, apostando a finalmente la concreción del mismo aunque las partes al interior no estén completamente alineadas.
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