La Comunidad para el Desarrollo del África Austral (SADC) ha acordado el despliegue de tropas en Mozambique para ayudarle a hacer frente a la escalada de violencia en el norte del país, pero ha ofrecido pocos detalles operativos concretos.
Casi 3.000 personas han muerto y casi 800.000 -la mitad de ellas niños- se han visto obligadas a abandonar sus hogares en la provincia de Cabo Delgado, rica en gas, desde que comenzó el conflicto en 2017.
La secretaria ejecutiva de la SADC, Stergomena Tax, dijo que el bloque de 16 países del sur de África había “aprobado” el despliegue de una “Fuerza de Reserva en apoyo de Mozambique para combatir el terrorismo y los actos de extremismo violento en Cabo Delgado”.
La fuerza de reserva forma parte de un pacto de defensa regional que permite la intervención militar para evitar la propagación de conflictos.
El comunicado posterior a la reunión de los líderes del bloque no proporcionó más detalles sobre el número de tropas que intervendrían, cuándo se desplegarían o cuál sería su función, añadiendo únicamente que la ayuda humanitaria debía canalizarse hacia los más necesitados.
La decisión pone fin a meses de deliberaciones y desacuerdos entre el bloque sobre lo que se necesita para frenar la violencia.
Mientras que algunos miembros, como Sudáfrica, han impulsado la acción militar, otros se mostraron más reticentes. El propio presidente de Mozambique, Filipe Nyusi, se ha mostrado históricamente reacio a la presencia de tropas extranjeras sobre el terreno.
Los ataques de un grupo armado conocido localmente como Al Shabab, cuyos orígenes están impregnados de descontento político, religioso y económico local, han aumentado constantemente en la provincia de Cabo Delgado desde octubre de 2017.
La sofisticación de los ataques también ha aumentado.
Desde agosto de 2020, los combatientes controlan la ciudad portuaria clave de Mocimboa da Praia, mientras que en marzo lanzaron un asalto coordinado contra la ciudad de Palma, matando a decenas de personas y obligando a más de 67.000 a abandonar sus hogares.
El gobierno ha desplegado miles de soldados en Cabo Delgado para combatir a los combatientes, pero los analistas llevan tiempo advirtiendo que el ejército mozambiqueño ha sido históricamente débil, mal entrenado y mal equipado.
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