Las mayores manifestaciones masivas desde hace tres décadas se han extendido por Cuba, ya que miles de personas salieron a la calle en ciudades de toda la isla, manifestándose contra la escasez de alimentos, los altos precios y el régimen comunista.
Las protestas comenzaron por la mañana, en la localidad de San Antonio de los Baños, en el oeste de la isla, y en la ciudad de Palma Soriano, en el este. En ambos casos los manifestantes se contaban por centenares.
Con los millones de cubanos que tienen Internet en sus teléfonos, las noticias de las protestas llegaron rápidamente a La Habana. A primera hora de la tarde, miles de personas marchaban por el centro de La Habana, coreando “patria y vida” y “libertad”.
Los manifestantes fueron recibidos por policías uniformados y de paisano, que metieron a cientos de manifestantes en coches de policía. Los jóvenes rompieron losas de pavimento y las lanzaron contra la policía; ésta utilizó gas pimienta y golpeó a los manifestantes con porras.
A las tres de la tarde, hora local, todos los canales de televisión fueron interrumpidos con una transmisión del presidente Miguel Díaz-Canel, quien dijo que la “desestabilización en nuestro país” sería respondida con una “respuesta revolucionaria”.
“Llamamos a todos los revolucionarios del país, a todos los comunistas, a salir a la calle”.
Los partidarios del gobierno acusaron a los manifestantes antigubernamentales de ser mercenarios pagados por Estados Unidos, que gastan unos 20 millones de dólares al año en la “promoción de la democracia” en la isla.
Al caer la tarde, las fuerzas del Estado y sus partidarios habían recuperado las calles.
Las protestas se concentraron en los municipios más pobres de La Habana. El reclamo subyacente de los entrevistados era la escasez y las privaciones de larga data.
Los cubanos viven la crisis económica más grave que ha conocido el país en 30 años. El gobierno de Trump impuso a la isla más de 200 nuevas sanciones destinadas a sabotear la economía de la isla y atizar el descontento, medidas que hasta ahora no han sido tocadas por el gobierno de Biden.
Desde la pandemia, que ha destruido los ingresos del turismo, los cubanos se han acostumbrado a hacer cola durante horas para comprar productos básicos como pollo y detergente. Los estantes de las farmacias están vacíos.
Las protestas fueron las mayores desde 1994, cuando decenas de miles de personas se manifestaron en el paseo del Malecón de La Habana en medio de una aguda crisis económica provocada por la caída de la Unión Soviética.
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