En el ocaso de la administración de la canciller alemana, Angela Merkel se va a producir una reunión de suma importancia para el Estado alemán y Estados Unidos, cuando en el día de hoy Biden recibe a Merkel en la Casa Blanca. Esta reunión se da en la búsqueda de un nuevo impulso para las relaciones entre ambos, a pesar de ciertas diferencias.
El presidente de ese país, Joe Biden, la invitó a la Casa Blanca. Alemania y Estados Unidos quieren un nuevo acercamiento, luego de que el expresidente Donald Trump se alejara de la alianza transatlántica y cuestionara a los aliados.
Es por esto que el viaje de Merkel toma gran relevancia. El “retorno a la armonía transatlántica” tiene gran significancia, y eso se ve también en el hecho de que Merkel apenas viajó durante la pandemia, y solo lo hizo cuando hubo grandes cumbres.
La amenaza del coronavirus seguirá marcando la agenda, así como el cambio climático, el bienestar económico y la seguridad internacional “sobre la base de nuestros valores democráticos conjuntos”, expuso la líder antes de emprender su viaje.
Como punto fundamental de esta cumbre se encuentra el gasoducto alemán Nord Stream 2, Biden considera, al igual que lo hizo Trump, que el gasoducto es una muestra de deslealtad hacia EE. UU. Y teme que así aumente la dependencia de Moscú de Alemania y Europa, pudiendo perjudicar a Ucrania, país de tránsito de gas.
La canciller alemana ha prometido al Gobierno de Ucrania que «haremos todo lo que esté en nuestro poder» para seguir importando gas a través de Ucrania y ha dado garantías de que así sucederá hasta 2024, pero a partir de esa fecha el futuro de la vía ucraniana es incierto.
«Nord Stream 2 es el área donde se puede esperar un progreso de manera más realista», adelanta Thorsten Benner ,del Global Public Policy Institute (GPPi), «Merkel puede esperar salirse con la suya proporcionando garantías para el papel continuo de Ucrania como país de tránsito de gas y un vago mecanismo de retroceso que se activaría si Rusia busca cortar el tránsito a través de Ucrania».
La Administración estadounidense ha filtrado que Biden subrayará su oposición cuando se reúna con Merkel, pero que hay espacio diplomático para que ambas partes «aborden los impactos negativos del oleoducto». «Nuestros equipos continúan discutiendo cómo podemos garantizar de manera creíble y concreta que Rusia no pueda usar la energía como una herramienta coercitiva para perturbar a Ucrania, los aliados del flanco oriental u otros estados», es el mensaje.
En este último viaje oficial, Merkel lleva a su lado a Jan Hecker para política exterior, Lars-Hendrik Röller para política económica y al portavoz del gobierno Steffen Seibert, además de, y es un hecho extraordinario, su marido Joachim Sauer. Su equipo da gran importancia al desayuno que mantendrá con Kamala Harris.
Al final de su viaje, la canciller será reconocida en la Universidad Johns Hopkins, cuando ésta le otorgue un doctorado honorario. En palabras del presidente de la Universidad, Ronald J. Daniels, un reconocimiento al trabajo de una vida: «Como líder mundial con una determinación e integridad incomparables, la canciller Angela Merkel no solo ha dirigido Alemania, sino también las crisis de la gran recesión, los refugiados y el Covid-19, como un faro para el mundo».
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