Estados Unidos y Alemania han llegado a un acuerdo que permite la finalización de un controvertido gasoducto ruso, según funcionarios de Berlín y Washington, que esperan anunciar el acuerdo tan pronto como el miércoles, poniendo fin a años de tensión entre los dos aliados.
El gobierno de Biden renunciará efectivamente a la antigua oposición de Washington al gasoducto, Nord Stream 2, lo que supone un cambio en la postura de Estados Unidos y pone fin a años de especulaciones sobre el destino del proyecto, que ha llegado a dominar las previsiones del sector energético europeo. Según el acuerdo, Alemania aceptará ayudar a Ucrania en proyectos relacionados con la energía y la diplomacia.
Los funcionarios estadounidenses de las dos administraciones presidenciales anteriores se opusieron a Nord Stream 2 por temor a que aumentara la influencia económica y política de Moscú en toda Europa. El gasoducto permitiría al Kremlin aumentar la dependencia europea de su gas natural y luego utilizarlo para chantajear a los aliados de Estados Unidos, según los críticos, acusaciones que Rusia ha rechazado.
El presidente Biden, que busca estrechar los lazos con Europa y con Berlín en particular, renunció en mayo a las sanciones de Estados Unidos contra la empresa rusa del gasoducto registrada en Suiza, Nord Stream 2 AG, y su director ejecutivo, lo que supone un cambio en la postura de Estados Unidos.
Biden sigue oponiéndose al gasoducto y lo ve como una maniobra del Kremlin para ampliar su influencia sobre otros, dijeron el martes funcionarios, pero considera que un grupo unido de aliados es la forma más eficaz de contrarrestar a Moscú.
Para Rusia, el acuerdo entre Estados Unidos y Alemania significa que podrá duplicar el volumen de gas natural exportado directamente a Alemania a través del gasoducto bajo el Mar Báltico, evitando una ruta existente a través de Ucrania.
En virtud del acuerdo de cuatro puntos, Alemania y Estados Unidos invertirán 50 millones de dólares en infraestructuras ucranianas de tecnología verde, que abarcan las energías renovables y las industrias relacionadas. Alemania también apoyaría las conversaciones sobre energía en la Iniciativa de los Tres Mares, un foro diplomático centroeuropeo.
Berlín y Washington también intentarían garantizar que Ucrania siga recibiendo los aproximadamente 3.000 millones de dólares en concepto de tasas de tránsito anuales que Rusia paga en virtud de su actual acuerdo con Kiev, que finaliza en 2024. Los funcionarios no explicaron cómo garantizar que Rusia siga efectuando los pagos.
Estados Unidos también mantendría la prerrogativa de imponer futuras sanciones a los oleoductos en el caso de acciones que se consideren coerción energética rusa, dijeron los funcionarios en Washington.
El portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, señaló el martes que Biden dijo a la canciller alemana, Angela Merkel, durante una visita a la Casa Blanca la semana pasada que “seguimos oponiéndonos al gasoducto Nord Stream 2”, aunque añadió que el proyecto estaba completado en un 90% cuando Biden asumió el cargo y que los funcionarios no creían que pudiera detenerse mediante sanciones.
Kiev considera que la red de transporte de gas existente en Ucrania y los ingresos que aporta son un control contra Rusia, especialmente después de que Moscú se apoderara de la región ucraniana de Crimea y fomentara la rebelión en el este del país en 2014. Los partidarios estadounidenses de Ucrania se han opuesto a cualquier acuerdo que permita la construcción del gasoducto.
La noticia del acuerdo ha irritado a los funcionarios ucranianos, que consideran que la red de oleoductos existente en su país es un punto de ventaja poco frecuente frente a Rusia en el conflicto que mantienen ambos países desde hace siete años. La semana pasada, Putin lanzó otra de sus polémicas contra la soberanía ucraniana. Los defensores de Ucrania temen que la eliminación del oleoducto existente podría ofrecer a Rusia una mayor libertad militar en el territorio ucraniano.
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