Al igual que en Afganistán, el presidente estadounidense, Joe Biden, confirmó que las tropas de combate de Estados Unidos dejarán Irak a final de año, aunque permanecerán en el país un número indeterminado de soldados para asesorar y entrenar al Ejército iraquí.
“No vamos a estar a final de año en una misión de combate (en Irak)”, dijo el mandatario estadounidense en declaraciones a la prensa en el Despacho Oval de la Casa Blanca y en presencia del primer ministro iraquí, Mustafa al Kazemi.
“Estamos comprometidos con nuestra cooperación en materia de seguridad. Nuestra lucha contra el Estado Islámico (EI) es vital para la estabilidad de la región y nuestra cooperación contra el terrorismo continuará mientras entramos en esta nueva fase”, indicó Biden para explicar por qué a pesar del retiro de tropas seguirán en ese país soldados estadounidenses.
Biden no especificó el número de efectivos que se quedarán en Irak para continuar la lucha contra el EI y para hacer frente a las milicias chiíes aliadas con Teherán que, en los últimos meses, han incrementado sus ataques contra tropas estadounidenses.
Actualmente, hay 2.500 soldados estadounidenses en Irak, lejos de los 170.000 que había en 2007 después de la invasión. Aparte de Estados Unidos, Irán es el otro gran aliado del Gobierno iraquí y sus simpatizantes chiíes en Irak han estado presionando a Al Kazemi para que consiga la retirada de todas las tropas extranjeras.
Estados Unidos ha tenido una presencia militar casi continuada en Irak desde que, en 2003, el entonces presidente George W. Bush (2001-2009) ordenara la invasión de Irak. Su sucesor, Barack Obama (2009-2017), logró en 2011 retirar por completo a todas las tropas estadounidenses de Irak, pero tuvo que ordenar su regreso en 2014 para liderar una coalición internacional contra el Estado Islámico.
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