Alemania envió el lunes una fragata a la región del Indo-Pacífico por primera vez en casi 20 años, en una medida que podría tensar la delicada relación de Alemania y China.

La “Bayern” zarpó del puerto de Wilhelmshaven con más de 200 soldados a bordo para una misión de seis meses destinada a reforzar la presencia alemana en la región, que la llevará a Singapur, Corea del Sur y Australia.

En diciembre pasará también por el Mar de China Meridional, un punto de tensión entre China, sus vecinos de la región y sus aliados occidentales, como Estados Unidos.

“El mensaje es claro: defendemos nuestros valores e intereses junto con nuestros socios y aliados”, declaró la ministra de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer, antes de la partida del buque.

“Para nuestros socios en el Indo-Pacífico, es una realidad que las rutas marítimas ya no son abiertas y seguras, y que las reivindicaciones de territorio se están aplicando por la ley del más fuerte”, añadió.

Sin embargo, Kramp-Karrenbauer insistió en que la misión no iba dirigida contra ningún país en particular, y señaló que Alemania se había ofrecido a visitar un puerto chino “para mantener el diálogo”.

Funcionarios de Berlín han dicho que la marina alemana se ceñirá a las rutas comerciales comunes. Tampoco se espera que la fragata navegue por el estrecho de Taiwán.

Sin embargo, Berlín ha dejado claro que la misión sirve para subrayar el hecho de que Alemania no acepta las reivindicaciones territoriales de China.

El barco también participará en la misión Atalanta de la UE contra la piratería en África Oriental y ayudará a supervisar las sanciones de la ONU contra Corea del Norte.

“En el Indo-Pacífico es donde se decidirá la forma del orden internacional del futuro. Queremos ayudar a darle forma y asumir la responsabilidad de un orden internacional basado en normas”, declaró el domingo el ministro de Asuntos Exteriores, Heiko Maas.

Las acciones de Pekín en el Mar de la China Meridional llevan mucho tiempo alimentando las tensiones con Occidente, y el Secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, subrayó la semana pasada que las reclamaciones de China no tienen “ninguna base en el derecho internacional”.

China reclama casi todo el mar, rico en recursos, por el que pasan anualmente billones de dólares en comercio marítimo, y desestima las reclamaciones competidoras de Brunei, Malasia, Filipinas, Taiwán y Vietnam.

Alemania, un aliado clave de Estados Unidos, suele ser reticente a asumir un papel militar en la escena internacional, y a menudo ha instado a mantener una relación menos conflictiva con Pekín.

Sin embargo, el tono de Berlín respecto a China está cambiando, ya que se ha archivado un acuerdo de inversión firmado en 2020 y se han publicado nuevas directrices del gobierno alemán para reforzar los lazos con los socios del sudeste asiático. En marzo, la UE también sancionó a cuatro funcionarios chinos por presuntas violaciones de los derechos humanos en Xinjiang, la región más occidental de China.

Pero la relación de la mayor economía europea con Pekín también se complica por los fuertes lazos comerciales con China. Volkswagen, el mayor fabricante de automóviles de Alemania, opera en la provincia de Xinjiang, a pesar de la encarcelación masiva de la minoría uigur, una campaña que Washington califica de genocidio.

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Redacción
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