El primer ministro etíope, Abiy Ahmed, ha hecho un llamamiento a todos los civiles que reúnan las condiciones necesarias para unirse a las fuerzas armadas, en un momento en el que los combates se recrudecen en varias regiones de la segunda nación más poblada de África.
El llamamiento realizado el martes por el líder, ganador del Premio Nobel de la Paz, supuso un nuevo desmoronamiento del alto el fuego unilateral que su gobierno declaró en junio mientras sus militares se retiraban de Tigray o el abandono del alto el fuego por completo.
“Ahora es el momento adecuado para que todos los etíopes capaces que sean mayores de edad se unan a las Fuerzas de Defensa, las Fuerzas Especiales y las milicias y demuestren su patriotismo”, dijo la oficina de Abiy en un comunicado.
Abiy envió tropas a la región más septentrional de Etiopía, Tigray, el pasado noviembre para derrocar al Frente de Liberación del Pueblo de Tigray (TPLF), el partido regional que dominó la política nacional durante casi tres décadas hasta 2018.
La medida se produjo en respuesta a los ataques del TPLF a los campamentos del ejército federal.
Aunque Abiy prometió una rápida victoria, la guerra dio un giro sorprendente en junio cuando las fuerzas tigresas recapturaron la capital regional, Mekelle, y el ejército etíope se retiró en gran medida.
Desde entonces, el TPLF ha avanzado hacia el este en la vecina Afar y hacia el sur en la región de Amhara.
El martes, la paciencia del gobierno parecía haberse agotado, con una declaración en la que ordenaba a las fuerzas de seguridad “detener la destrucción de la organización traidora y terrorista TPLF y las maquinaciones de manos extranjeras de una vez por todas”.
“Cuando el gobierno federal llama terroristas y traidores a las fuerzas tigresas, no es probable que fomente la moderación por parte de los tigreses, que ya están ascendiendo militarmente”. expuso Aly Verjee, asesor principal del Instituto de la Paz de Estados Unidos.
El mes pasado, el primer ministro se refirió a las fuerzas de Tigray como “malas hierbas” y “cáncer”, lo que provocó una rápida advertencia de Estados Unidos sobre la retórica deshumanizadora. Desde entonces, el gobierno de Etiopía ha dicho en repetidas ocasiones que su objetivo son únicamente las fuerzas de Tigray y el TPLF, al que declaró grupo terrorista a principios de este año.
“La batalla no es contra Tigray, sino contra las fuerzas terroristas”, concluye la declaración.
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