El Presidente de Francia, Emmanuel Macron, visitó en el día de ayer Irlanda, donde se reunió con el Premier Micheál Martin. Se trató de la primera ocasión en el que el mandatario galo pisó suelo irlandés desde que asumió el Ejecutivo francés.
En el encuentro, los líderes discutieron asuntos relacionados con la respuesta que debe dar la Unión Europea a la variante Delta del COVID, y apoyó fuertemente a Irlanda respecto a las negociaciones con el Reino Unido por la frontera con Irlanda del Norte post-Brexit.
Al respecto, Macron sostuvo que “la relación entre Francia e Irlanda nunca fue tan estrecha como ahora” y que “el gobierno británico debe respetar lo que ya ha negociado y el mercado único europeo debe ser protegido” en contraposición al intento británico de imponer una barrera arancelaria con Irlanda.
Donde hubo chispazos fue en el asunto del impuesto a las grandes empresas que Francia busca imponer en el marco de los países de la OCDE, que reúne a las economías más prósperas del globo. Irlanda, pese a ser parte de la misma, se niega a imponer dicho gravamen.
Las razones del país insular para su negativa pasan por la cuestión de que numerosas corporaciones han establecido casas matrices en Irlanda, debido a los menores impuestos que rigen en el país. Irlanda justamente ha mantenido esos incentivos fiscales para asegurarse un flujo constante de divisas.
Sin embargo, esto ha ocasionado malestar por parte de los países europeos, particularmente de Francia, que ha sido el principal promotor de subir los impuestos en todos los países de la OCDE a las corporaciones a un 15%. Irlanda se niega y plantea mantener la tasa en la actual 12,5%, lo que es visto como una competencia desleal.
Al respecto, Macron presionó ayer: en una conferencia con su par de Irlanda, el presidente francés sostuvo: “Es una decisión que debe ser tomada por los irlandeses, pero confío en que eventualmente firmarán el acuerdo. Respeto su modelo económico de la década pasada, y creo que ha dado excelentes resultados. Pero pienso que la situación ahora es diferente. El mundo post COVID es nuevo, así que la situación requerirá cambios profundos en nuestro sistema clásico de negocios”.
Las principales razones que esgrimen quienes defienden la tasa del 15% pasan por el hecho de que la mayoría de las PYMES de los países desarrollados pagan ya una tasa similar, mientras que hasta el momento las grandes corporaciones no lo hacen. Focalizan en que no es justo, y que debe haber mayor equidad en el esquema impositivo luego de la pandemia.
Un asunto especialmente sensible son las empresas farmacéuticas, en el medio de la polémica por negarse a suspender las patentes de las vacunas ante la emergencia por COVID. Muchas de ellas se hallan localizadas en Irlanda, para aprovechar las ventajas comparativas impositivas respecto a otros países europeos. Entre ellas se destacan Pfizer, Johnson & Johnson, GlaxoSmithKline, Novartis y Roche.
El Ejecutivo irlandés intenta mantener un perfil bajo en su oposición al intento de imponer el nuevo gravamen, y busca unir fuerzas con otros países europeos con un perfil impositivo similar (como Estonia o Chipre) que también tienen reservas sobre el proyecto impulsado por Macron.
De todas formas, Dublín ve con ojos positivos la visita del mandatario galo. Rescatan su rol negociador respecto al gravamen, y se sienten fortalecidos por el espaldarazo en su disputa con Boris Johnson respecto al asunto de Irlanda del Norte y el futuro del comercio en las Islas Británicas.
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