Este jueves, el funcionario Ahmadullah Muttaqi afirmó en sus redes sociales que se prepara una ceremonia en el palacio presidencial de Kabul para develar el nuevo gobierno de los talibanes. El portavoz del grupo, Zabihullah Mujahid, destacó que aún no se puede decir una fecha exacta pero que “es cuestión de días”. 

Un alto funcionario talibán afirmó a Reuters el mes pasado que se espera que el líder supremo de los talibanes, Haibatullah Akhundzada, tenga el poder máximo sobre un nuevo consejo de gobierno, con un presidente por debajo de él.

Además, el líder supremo de los talibanes posee tres diputados: Mawlavi Yaqoob, hijo del difunto fundador del movimiento, Mullah Omar; Sirajuddin Haqqani, líder de la poderosa red Haqqani; y Abdul Ghani Baradar, uno de los miembros fundadores del grupo.

Cabe destacar que el primer gobierno de los talibanes en 1996 adoptó la forma de un consejo de liderazgo no elegido, aplicando una radical forma de la sharia hasta su derrocamiento en 2001. En esta ocasión, el grupo ha tratado de mostrarse de una forma distinta a la última vez que ocuparon el poder en Afganistán, prometiendo proteger los derechos humanos y absteniéndose de tomar represalias. 

Sin embargo, países como Estados Unidos o la Unión Europea en conjunto han puesto en duda esas garantías que profesan. Afirmaron que el reconocimiento del nuevo gobierno, y por ende la ayuda económica que puedan llegar a recibir, “depende de la acción”. Victoria Nuland, subsecretaria de Estado de los Estados Unidos, afirmó: “no vamos a tomarles la palabra, los vamos a tomar por sus hechos”. 

Por su parte, Gunnar Wiegand, director gerente de la Comisión Europea para Asia y el Pacífico, dijo que la Unión Europea no reconocerá formalmente al grupo “hasta que cumpla con las condiciones que incluyen la formación de un gobierno inclusivo” como el respeto por los derechos humanos y el acceso sin restricciones para los trabajadores humanitarios.

Pero la legitimidad de este nuevo gobierno deja en velo otras cuestiones cruciales para el futuro de Afganistán, como la salida de los habitantes del país o la estabilidad de su economía. 

La salida de los residentes y extranjeros: una cuestión fundamental

Sobre este primer punto, el grupo ha prometido permitir el “paso seguro” para salir del país a extranjeros o a aquellos afganos que aún no pudieron irse. Sin embargo, el aeropuerto de Kabul continúa cerrado. 

En la región, varios países han afirmado que mantuvieron conversaciones con los talibanes. Qatar es uno de ellos; su ministro de Relaciones Exteriores, el jeque Mohammed bin Abdulrahman Al-Thani afirmó que estuvo hablando con los talibanes y trabajando a la par con Turquía sobre el apoyo técnico para reiniciar las operaciones de asistencia humanitaria y evacuaciones en el país. 

Asimismo, el secretario de Relaciones Exteriores británico mantuvo una conferencia de prensa conjunta con el ministro de Qatar y afirmó que también tratarán de garantizar la salida de quienes desean irse del país.  

El Ministerio de Relaciones Exteriores británico afirmó en un comunicado que “las perspectivas de poner en funcionamiento el aeropuerto de Kabul y de que los ciudadanos extranjeros y afganos crucen las fronteras terrestres de manera segura (son) lo más importante en la agenda”. 

Estabilidad económica y los desafíos para alcanzarla

Afganistán se enfrenta a un período de grandes sequías y a las consecuencias de un conflicto que cobró miles de vidas a lo largo de los años. Diversas organizaciones humanitarias han advertido una “catástrofe” por la sequía severa y estos trastornos de la guerra. 

En términos macroeconómicos, se espera que el producto interno bruto real de Afganistán se reduzca en un 9,7%, con una caída del 5,2% el próximo año, según un informe de Fitch Solutions. 

Por ende, el nuevo gobierno talibán necesitaría un gran impulso en la inversión extranjera para solventarse. El nuevo director del banco central designado por los talibanes ha tratado de tranquilizar a los bancos de que “el grupo quiere un sistema financiero en pleno funcionamiento”, aunque no se han dado más detalles sobre cómo funcionará. 

Desde Fitch Solutions destacaron que “algunas economías importantes como China y potencialmente Rusia, aceptarían a los talibanes como el gobierno legítimo” pero que “se necesitaría inversión extranjera para respaldar una perspectiva más optimista”. 

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Redacción
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