El nombramiento de Amir Abdollahian como nuevo ministro de Exteriores iraní, cercano a la Guardia Revolucionaria y especializado en relaciones con países árabes, y la designación de Mohammad Eslami como el nuevo jefe de la Organización de la Energía Atómica, con mucha experiencia en el Ministerio de Defensa, son claras señales de la tendencia del nuevo presidente iraní, Ebrahim Raisí, a priorizar el desarrollo de las relaciones a nivel regional, endurecer las posturas de Teherán y seguir con sus planes nucleares.
Hay claros gestos que preocupan a Washington del nuevo gabinete de Teherán, la primera entrevista del flamante Canciller fue determinante de la cuestión nuclear. “No rehuimos la mesa de negociaciones”, aseguró Abdollahian mientras invitaba a “EE UU a que deje de usar su lenguaje amenazante ya que no tendrá ningún resultado”. El jefe de la diplomacia iraní criticó de forma tácita las largas negociaciones del Gobierno anterior y enfatizó que “los diálogos deben tener logros palpables en función de los beneficios de Irán” y que “los occidentales deben cambiar de actitud”.
En este punto y el acercamiento de Irán a China también preocupa ya que Teherán consiguió nuevos mercados de petróleo con el gigante asiatico que evade en cierto punto la “máxima presión” que trataron de imponer las administraciones Obama y Trump con respecto a Irán. Las autoridades iraníes creen que con Joe Biden ya se ha superado la etapa de hostigamiento a la economía iraní, de ahí que no tengan prisa para volver a la mesa de negociación nuclear.
El factor afgano no va a ser menor en el diseño del nuevo tablero. La cuestionada retirada de Estados Unidos de Afganistán pone a la Administración de Biden bajo presión, lo que va a provocar que su postura en una negociación con Irán sea menos flexible. En ese caso, Irán continuará con sus programas de enriquecimiento de uranio, lo que pondrá en peligro no solo las negociaciones sino también la estabilidad regional.
Otro factor fundamental para la ecuación nuclear es la figura del ayatolá Ali Jamenei, que insiste en que el acuerdo debe incluir el levantamiento de todas las sanciones, incluso las vinculadas con las actividades militares, y la exclusión del proyecto de misiles balísticos del futuro pacto. Un planteamiento que puede entorpecer las negociaciones y llevarlas a un callejón sin salida.
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Lo que debe preocupar es la actitud de EEUU que borra con el codo lo que firma con la mano. La República islamica de Irán siempre cumplió con el acuerdo nuclear. El que no cumplió fue EEUU.