En los últimos años China se ha embarcado en un proyecto ambicioso para controlar el mar a través del desarrollo de nuevos activos en su Armada, las rutas marítimas y los principales accesos aledaños a Pekín. Estados Unidos y Rusia prestan atención a las ambiciones asiáticas y proyectan el poderío de China por fuera de sus zonas de influencia en el mar. 

La estrategia naval de China incluye el control de los puntos de estrangulamiento del comercio, como el estrecho de Ormuz, el estrecho de Bab el Mandeb y el estrecho de Malaca. El estrecho de Bab el Mandeb discurre entre Yemen, en la península arábiga, y Yibuti y Eritrea, en el Cuerno de África. Por lo tanto, no es una coincidencia que la primera base naval china de ultramar se construyera en Yibuti.

En su afán por desplazar a Estados Unidos como la mayor potencia marítima del mundo, China ha establecido una red de puertos de escala en el Indo-Pacífico, haciéndose amiga de las pequeñas naciones insulares que necesitan inversiones en infraestructuras. En la Región de las Islas del Pacífico (PIR), China se ha convertido en un actor importante, ofreciendo programas de ayuda, ampliando el comercio y las inversiones, haciendo préstamos para infraestructuras y participando de forma proactiva en la diplomacia política.

La pandemia y los consiguientes cierres han llevado a las naciones insulares del Pacífico a unas condiciones económicas aún peores. Como muchas de las naciones ya están muy endeudadas, les resulta difícil pedir préstamos a las instituciones mundiales o a las naciones occidentales. En consecuencia, China tiene ahora la oportunidad de aumentar su compromiso con estas naciones, convirtiéndose en prestamista en tiempos de necesidad.

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China es la única potencia mundial que tiene misiones diplomáticas en las seis naciones insulares del océano Índico, entre ellas Sri Lanka, Maldivas, Mauricio, Seychelles, Madagascar y Comoras; mientras que Estados Unidos sólo mantiene embajadas en Sri Lanka, Mauricio y Madagascar. Los estrategas navales creen que la clave del poder mundial es el control del Océano Índico. China cuenta ahora con su primer puerto en el Índico; a largo plazo, esto aumenta el potencial de poder naval de Pekín y, a corto plazo, permite que el comercio chino evite el estrecho de Malaca.

Mientras que los países occidentales han condenado el golpe militar en Myanmar, Pekín ha ampliado el comercio con el país. A través de Myanmar, el régimen chino pretende dominar el océano Índico, el mismo océano que fue, durante siglos, la sede del poder colonial británico, hasta la Segunda Guerra Mundial. Desde el armisticio, la marina estadounidense y la india han patrullado el Índico. Ahora, China también se suma al juego.

El PCC planea ahora construir una “zona de cooperación económica fronteriza” en Chin Shwe Haw. Esto significa más inversiones chinas y más préstamos del PCC a Myanmar, lo que consolida aún más al país como un estado cliente. También significa que el régimen chino tendrá un acceso continuo y ampliado a los océanos del mundo.

Estados Unidos se hace eco del predominio asiatico, el Secretario de la Marina, Carlos Del Toro, dijo en su audiencia de confirmación que se centraría exclusivamente en China y en hacer avanzar la estrategia marítima de Estados Unidos, “para proteger a Taiwán y todos nuestros intereses de seguridad nacional en el teatro Indo-Pacífico”.

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Redacción
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