Cualquiera que haya apostado que el cambio de gobierno en la República Islámica de Irán a una ala más conservadora predecía y preveía un deterioro y el aumento de la preocupación por parte de Occidente con respecto a la amenaza que este Estado representa, hoy estaría cobrando. Tampoco que esa apuesta hubiera significado un riesgo significativo para el jugador, está sucediendo lo que se preveía que iba a suceder.
Irán para Washington, si bien dejó de ser prioridad como ya lo he dicho en varias ocasiones, sigue siendo una preocupación, y los movimientos de la última semana en Teherán imprimen aún más condicionantes para realmente preocuparse.
Al mismo tiempo que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) prevé que Irán necesita un mes para llegar al punto de ruptura en lo nuclear, en decir, conseguir la cantidad necesaria de uranio enriquecido para armar una bomba nuclear, Teherán firmó y se adhiere completamente a la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). Lo que termina de determinar una alianza casi fraternal con China, lo que a Washington y Europa termina de preocupar.
Con respecto a lo nuclear, David Sanger, Kelsey Davenport y David Albright se pronunciaron a raíz de la preocupación que representa el último reporte del OIEA, que preside el argentino Rafael Grossi, acerca de los últimos movimientos y actualizaciones del programa nuclear de Irán. Que estaría cerca de conseguir el material fisible para la fabricación de una bomba nuclear.
En definitiva, Albright y otros expertos que estudian los nuevos datos contenidos en los informes de la OIEA afirman que al enriquecer el combustible nuclear en los últimos meses hasta niveles cercanos a los de grado de bomba, Teherán ha adquirido la capacidad de producir el combustible necesario para una sola ojiva nuclear en el plazo de un mes más o menos, según el plazo más extremo. Estados Unidos no se pronunció oficialmente a este punto pero admitieron en conversaciones de fondo que creían que Irán tardaría sólo unos meses.
En en análisis se coincide en algo, las decisiones del gobierno iraní en el campo nuclear como respuesta a las decisiones estadounidenses de no adherir al Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA por sus siglas en inglés) y no levantar las sanciones a Teherán, lo posicionan en la capacidad de producir el combustible para una sola bomba en “tan sólo un mes.” Según el informe, el combustible de una segunda arma podría producirse en menos de tres meses, y una tercera en menos de cinco.
El enriquecer uranio al 60%, sumado al aumento de centrifugadoras destinadas a dicha acción en la planta de Natanz, principal establecimiento de Irán para la producción de combustible nuclear, implicó que en poco tiempo el Programa Nuclear Iraní adquiera capacidades aún mayores que en el 2015, año donde entró en vigor el JCPOA.
En números el reporte alerta que Irán dispone de suficiente hexafluoruro de uranio enriquecido en forma de uranio poco enriquecido (LEU) del 2 al 5 por ciento, uranio enriquecido cerca del 20 por ciento y uranio enriquecido al 60 por ciento, para producir uranio apto para armas (WGU) para más de dos armas nucleares sin utilizar uranio natural como materia prima, un hecho que reduce los plazos de ruptura.
En el peor de los casos, el tiempo necesario para producir suficiente uranio enriquecido para un arma nuclear es de un mes. Irán podría producir una segunda cantidad significativa de WGU en menos de tres meses desde el inicio de la ruptura. Podría producir una tercera cantidad en menos de cinco meses, para lo que necesitaría producir parte del WGU a partir de uranio natural.
Desde el 30 de agosto, Irán ha producido una reserva estimada por el OIEA de 10 kilogramos (kg) de uranio enriquecido en casi un 60 por ciento (en masa de uranio o masa de U). Irán comenzó a producir uranio enriquecido en cerca del 60 por ciento en la Planta Piloto de Enriquecimiento de Combustible (PFEP) de Natanz el 17 de abril de 2021. El Instituto estima que una “cantidad significativa” de uranio enriquecido al 60 por ciento es de 40 kg (masa de U), aproximadamente suficiente para un explosivo nuclear. A medida que estas existencias aumentan, Irán también puede producir más rápidamente UGM para un explosivo nuclear.
Albright, el principal autor del informe del Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional, expone que esta nueva disposición, sumada con las negociaciones de Irán con el OIEA, representan un esfuerzo del nuevo gobierno del presidente Ebrahim Raisi para buscar nuevos términos, más favorables para Irán, en las negociaciones sobre la restauración del acuerdo de 2015. En esto coincido con el analista pero me permito agregar lo siguiente, ¿realmente Irán solo ve a los Estados Unidos?, estas disposiciones y la actitud del gobierno de Teherán de dejar viralizar el informe, implica no sólo una interpretación para Washington, sino que tiene la intención de que los principales jugadores de la región comiencen a temer de vuelta de la posibilidad de que Irán desarrolle una bomba nuclear. Estos mensajes explícitos se dirigen directamente a Tel Aviv, Riad, Doha, El Cairo, Bagdad, para mencionar algunos.
En este punto, la “novedad” de los hitos nucleares de la República Islámica se transfieren directamente como una amenaza para la región. En este punto Israel, en particular, desde la implementación del JCPOA en el 2015, se ha encauzado en una estrategia de sabotaje para que Irán no obtenga una bomba nuclear y se ha opuesto a la diplomacia estadounidense en el camino conciliador de la administración Biden y las posibilidades de mantener el Acuerdo Nuclear.
La semana pasada, el secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, advirtió que se acercaba la etapa en la que no tendría sentido volver al acuerdo nuclear. “Llegará un momento en que será muy difícil restablecer todos los beneficios que había en el acuerdo en función de su cumplimiento estricto”, estimó Blinken. “A medida que pasa el tiempo, Irán avanza en su programa nuclear, especialmente mediante el uso de centrifugadoras avanzadas y enriqueciendo más material”, agregó.
Pero lo nuclear no es lo único que debería amenazar a los Estados Unidos, Irán, en conformidad con China y Rusia, fue admitido oficialmente como miembro de pleno derecho de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) el viernes. Hasta ahora, Irán era un miembro observador de la organización.
El presidente chino Xi Jinping, que intervino virtualmente en la cumbre, confirmó que a partir de hoy Irán se convertirá en miembro permanente de la OCS.
Al dirigirse a la cumbre de la OCS, el presidente Raisi dijo: “El fortalecimiento de la cooperación bilateral, especialmente en el ámbito de la economía, es un factor importante para mejorar el papel estratégico de la Organización de Cooperación de Shanghai en la economía mundial.”
Raisi calificó la cumbre de la OCS como “una de las pocas” oportunidades de diálogo para garantizar la paz y la cooperación reales a nivel regional. En otra parte de su discurso, Raisi señaló que la orientación de la política exterior de su gobierno se centrará en el “multilateralismo económico” y en el fortalecimiento de la “política de vecindad” en su sentido más amplio, así como en el refuerzo de su presencia en las organizaciones regionales.
Afirmó que la posición geopolítica, la población, los suministros energéticos, el potencial de transporte, la mano de obra y la cultura de Irán pueden dar un “impulso significativo” a los principales planes maestros regionales, incluida la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China.
Raisi determinó que el mundo ha entrado en una nueva era. “La hegemonía y el unilateralismo están disminuyendo. El sistema internacional está cambiando hacia la polarización y la redistribución del poder a favor de los Estados independientes”.
La disposición de Raisi, tal como expone Eftekhari, “El Líder Supremo, Alí Jamenei expuso el contorno central de la próxima fase de la política exterior de la República Islámica y la dirección que debería seguir Raisi: desplazar el JCPOA como punto central de la política exterior iraní. El mandato para Raisi y su equipo es reforzar las relaciones con los países no occidentales, incluidos China y Rusia.”
Ali Akbar Velayati, asesor del Líder Supremo en asuntos internacionales, también afirmó que la prioridad del gobierno de Raisi debe ser “mirar hacia Oriente” y “la cooperación y las relaciones estratégicas con China, India y Rusia”, que podrían “ayudar a nuestra economía a progresar”.
En este punto, y para culminar, se ven dos procesos que en conjunto marcan una fase de profundización en materia de política exterior y de seguridad en la República Islámica. En primer lugar la reorientación de los ejes que dirigen la política exterior de Teherán, sumado al viraje de Estados Unidos con y para la región de Medio Oriente, le permitirá al gobierno de Raisi mirar a Oriente como socios estratégicos para la supervivencia del Estado, lo que implicaría una salida y una bocanada de aire con respecto al comercio internacional, la diplomacia y la disposición estrategia de Irán con la región.
En el segundo punto, las disposiciones nucleares y la posibilidad de conseguir una bomba nuclear se traducen como una fortaleza para Irán, aunque también se toma dimensión de la posibilidad de que se transforme en un arma de doble filo, a la hora de sentarse en Viena a negociar la supervivencia del JCPOA.
En este punto y retrocediendo en mis pasos, suelo terminar mis artículos con respecto al posicionamiento iraní “llamando a la diplomacia para arreglar, acercar y consolidar un proceso de acercamiento entre Occidente con Irán para mitigar las amenazas que representan la República Islámica”. En este caso voy a culminar exponiendo que el mundo se tendría que comenzar a hacer la idea de que hay posiciones irreconciliables y que tomando las palabras del presidente de Irán, “el Sistema Internacional está entrando en una nueva era”.
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