Por María Belén García López miembro del Grupo Jóvenes Investigadores IRI
“La reciente extensión de nuestro Nuevo Tratado START es un ejemplo de nuestro compromiso en materia de control de armas nucleares. En el día de hoy, ratificamos el principio de que no es posible ganar una guerra nuclear y que esta nunca debe librarse”. Estas son las palabras que corresponden a la Declaración conjunta de Estados Unidos y Rusia para mantener la estabilidad estratégica emitidas en junio pasado y sin embargo los nuevos avances nucleares repercuten en la escena mundial y acentúan la posibilidad de una nueva carrera de armamentos. ¿De qué se tratan estos avances y cómo impactan en la estabilidad internacional?
En el siglo XXI, términos como carrera nuclear, disuasión y segundo ataque vuelven a estar en el centro de los análisis de estrategia, teniendo como protagonistas a Estados Unidos, Rusia y China. El creciente aumento del número de ojivas nucleares y la modernización de los arsenales a través del impacto de las nuevas tecnologías, posiciona este tema nunca antes en estas dos décadas.
De acuerdo al reciente informe publicado por el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés), la cifra estimada de ojivas nucleares en posesión de los nueve estados reconocidos por detentar armamento nuclear es de 13080. Este año, se observa una disminución de las cifras en comparación con el año anterior, donde se registraron 13400 ojivas. No obstante, el informe advierte acerca del aumento de las armas nucleares desplegadas y de la inversión en modernización y desarrollo de nuevo armamento nuclear.
El informe mencionado resalta que, del total estimado, el 90% corresponde a Estados Unidos y Rusia. Las ojivas desplegadas por el país norteamericano son 1800 mientras que, en el caso de Rusia, la cifra se ubica en 1625. A comienzos de este año, Joe Biden y Vladimir Putin decidieron extender por cinco años la vigencia del New Start (Nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas), uno de los pilares para el control y la reducción de armamentos nucleares.
Aunque, sin poner en riesgo el tratado y considerando mantener el mínimo de disuasión, de acuerdo a las declaraciones de sus portavoces, la modernización y construcción de nuevo armamento para sus fuerzas nucleares estratégicas no ha sido dejado de lado en sus programas de defensa como, por ejemplo, misiles balísticos intercontinentales (ICMB) y misiles balísticos lanzados desde submarinos (SLBM).
Durante la administración de Donald Trump, Estados Unidos volvió a destinar recursos para la construcción, por ejemplo, de una nueva ojiva nuclear denominada W93, y el desarrollo de un misil crucero lanzado desde el aire, LRSO. Las estrategias de Rusia y China para incrementar la capacidad de sus arsenales nucleares, sumado a su posición en la región Indo-Pacifico, presionan para no dejar de lado el desarrollo de estos dispositivos y mantener su defensa estratégica.
Por su parte, Rusia, comenzó una nueva era en la renovación de sus arsenales nucleares a partir de la presentación en 2018 por parte del presidente ruso de seis misiles con capacidades que no se habían conocido previamente, a nombrar, Sarmat, Avangard, Poseidon, Burevestnik, Kinzhal y Tsirkon. Los ensayos de este año de estos y otros misiles indican que Rusia no detiene su desarrollo militar nuclear. La defensa nacional y la ventaja cualitativa de los arsenales nucleares estadounidenses llevan a Rusia a expandir sus capacidades estratégicas.
A su vez, China ingresa en el espectro de análisis debido al avance reciente en la cantidad de ojivas nucleares y en la inversión para la construcción de nuevo armamento nuclear. En este sentido, imágenes satelitales reveladas a lo largo de este año, muestran la construcción al noroeste del país de lo que los expertos consideran silos o depósitos nucleares.
Los desarrollos de China en el área nuclear no son publicados por fuentes oficiales del gobierno de Beijing. El informe del SIPRI indica que China posee 350 ojivas nucleares, con miras a ocupar un rol relevante y mantener su capacidad de respuesta frente a un ataque considerando su posición e influencia en un área geopolítica tensa.
Los crecientes gastos destinados a armamento nuclear y los poco transparentes datos sobre el estado de los arsenales y sus previsiones futuras, presuponen desafíos para mantener los tratados de control de armamentos existentes, al mismo tiempo que plantear su reducción implica un esfuerzo aún mayor. A su vez, las nuevas amenazas a la estabilidad también provienen de la modernización de los arsenales de otros Estados poseedores y de los intentos por limitar nuevos jugadores nucleares como Irán.
Los riesgos para la seguridad y la estabilidad internacional se intensifican con la idea de que estos desarrollos puedan incluir tecnologías disruptivas a futuro. Por lo tanto, los esfuerzos de la comunidad internacional por limitar la proliferación de armamentos nucleares y eliminar los arsenales, ubica a la idea de intensificar las nociones de disuasión nuclear y mantener el equilibrio a través de acuerdos multilaterales, considerando las consecuencias irreversibles en este tenso equilibrio que comenzó hace 76 años.
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