El gobierno argentino confirmó una inversión sumamente importante junto a la empresa australiana Fortescue Future Industries en torno a la producción de “hidrógeno verde” en el país, de una suma total de 8.400 millones de dólares y por la que se crearán más de 15.000 empleos directos en Argentina.
La noticia surge en el marco de la cumbre mundial COP26 por el cambio climático y el medio ambiente, luego de la reunión que mantuvieron el presidente Alberto Fernández y la comitiva argentina con los titulares de la empresa, encabezada por Andrew Forrest.
Entre los funcionarios que acompañaron al mandatario se encuentran el canciller Santiago Cafiero, el ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas, la secretaria de Relaciones Económicas Internacionales, Cecilia Todesca, entre otros. Se destaca como nexo importante para esta inversión el ex capitán de Los Pumas, Agustín Pichot.
Una cuestión a destacar es que en noviembre del año pasado, Fernández mantuvo una reunión por videoconferencia con representantes de Fortescue Metals Group, interesados en invertir en Argentina para producir energías renovables y minerales en la denominada “industria verde”.
Además, Fortescue ya inició trabajos de prospección en la provincia de Río Negro en pos de producir hidrógeno verde a escala industrial. Así, la provincia podría convertirse en un “polo mundial exportador de hidrógeno verde” hacia 2030, con una capacidad de producción de 2.2 millones de toneladas anuales.
Estos números demuestran que se cubriría una gran parte de la producción energética, ya que la compañía planea construir una planta que logre producir 20.000 toneladas por día de hidrógeno verde en Rio Negro.
Fernández destacó que “la Argentina tiene una gran oportunidad por delante y necesita empresas así, que inviertan y generen trabajo”, y agregó que “el hidrógeno verde es uno de los combustibles del futuro y nos llena de orgullo que sea la Argentina uno de los países que esté a la vanguardia de la transición ecológica”.
También celebró el compromiso de la empresa con los ideales sustentables y más aún con Argentina, ya que destacó que en poco tiempo el país “podría convertirse en uno de los proveedores mundiales de este combustible que va a permitir reducir drásticamente las emisiones de carbono en el mundo”.
Por su parte, Forrest, agradeció la disposición del Presidente y aseguró estar listos para invertir en Argentina para que “sea líder mundial en energía renovable y para que sea exportadora”.
Se espera que el proyecto se desarrolle en la ciudad de Sierra Grande, que en su momento mantuvo en funcionamiento la mina de hierro más grande de Sudamérica. En un principio se analizará la cantidad y calidad de vientos (fuente principal para la producción) para continuar con las consultas públicas y los trámites de construcción.
Se estima también que la primera etapa productiva se lleve a cabo gracias a una inversión de 7.200 millones de dólares y se extenderá hasta el año 2028.
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Algo positivo se trae de este G-20.
Verde que te quiero verde. El Gobierno ofreció al Fondo Monetario Internacional acciones climáticas a cambio de una baja en la deuda. En términos simples, el canje sería “verde” por “verdes”.
Si la idea era dar una señal de que se marcha en la onda verde, por ahora parece haber fallado hasta el oportunismo. Avanzar hacia una estructura energética menos tóxica requiere mucho más que promesas.
Pero…¿por qué el Fondo debería creer que la propuesta argentina es algo más que humo?
La verdad es que es bastante difícil y muy poco creíble compatibilizar la voluntad verde con subsidios crecientes a energías contaminantes.
La idea fue ir a venderse como “verdes” a ver si con eso lograban el apoyo de Biden.
Y resulta que Argentina está subsidiando más del 50% de las tarifas de producción de gas y de electricidad, que básicamente es contaminante.
Apenas te miran, te van a decir “pero vos estás subsidiando la contaminación”, entonces…
¿A que juegan en el Gobierno Nacional?
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