El Ministerio de Energía de Argentina ha decidido que las exportaciones de energía a Brasil financien el gasoducto de Vaca Muerta y las obras de transporte eléctrico, según se anunció el martes.
Según la nueva decisión administrativa, los ingresos por exportaciones deberán destinarse a obras como el nuevo gasoducto y el plan de líneas de alta tensión. Las obras se destinarán al sector de la infraestructura en la producción de gas y la generación de electricidad.
La nueva financiación también servirá para la construcción del gasoducto a Vaca Muerta (por un valor aproximado de 1.800 millones de dólares) y el Plan Federal de Obras de Transporte Eléctrico, (por un valor aproximado de otros 3.000 millones de dólares).
Según fuentes del mercado privado, esta medida permitirá al Ministerio de Energía contar con al menos US $ 100 millones extra hasta fin de año, que se sumarán a los US $ 500 millones recaudados por el llamado “impuesto a la riqueza”.
Hasta ahora, los ingresos por exportaciones se diluían en gastos corrientes, principalmente en subsidios (la diferencia entre el costo que pagan los usuarios y el costo de producir energía). El nuevo mecanismo permite utilizar esos fondos como gastos de capital. Los grandes proyectos de infraestructuras están parados desde 2018 debido a la crisis económica.
La Resolución 1037 del Ministerio de Energía crea una Cuenta de Exportación dentro del Fondo de Estabilización del Mercado Eléctrico Mayorista (MEM) que “permite beneficios de las exportaciones de electricidad a Brasil se recauden en una cuenta separada, cuyo destino específico es la ejecución de obras de infraestructura energética”.
Estos ingresos se acumularán en dicha cuenta a partir de las operaciones económicas de septiembre de 2021. En los primeros nueve meses de 2021 se exportaron a Brasil 2.876 gigavatios-hora (GWh), superando el récord anual de 2.618 GWh, que se había registrado en 2020.
Sólo en septiembre de 2021, Argentina exportó electricidad a Brasil por US $ 258 millones. Las proyecciones para todo 2021 rondan los US $ 1.000 millones.
Brasil depende en un 60% de la generación hidroeléctrica para obtener energía. Pero desde hace dos años atraviesa una sequía, que se ha agravado por la bajante histórica del río Paraná y se ha visto obligado a buscar otras fuentes, como la importación de gas licuado en Río de Janeiro o la electricidad de Argentina.
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