Hace tan solo 13 años, poco antes de su fallecimiento, el expresidente radical Raúl Alfonsín pronunciaba con optimismo las siguientes palabras: “Debemos mirar con orgullo y esperanza lo mucho que han progresado las relaciones entre la Argentina y Chile a lo largo de más de dos décadas, alcanzando niveles insospechados de confianza mutua y cooperación”. Sus palabras fueron leídas en la Jornada conmemorativa de los treinta años de la mediación Papal en el conflicto fronterizo entre Argentina y Chile, disputa que hoy se reaviva y que rompe la esperanza con la que quiso despedirse Alfonsín.
A lo largo de la historia, las fronteras se han expresado en el imaginario colectivo como una zona de inseguridad y, por tanto, espacios tendientes a ser poblados o penetrados por un Estado enemigo. A su vez, han sido espacios vistos con esperanza para aquellos que escapan del hambre, o del horror de una guerra, pero por el contrario también han sido detonantes de conflictos, como el sucedido entre 1977 y 1978 entre Argentina y Chile.
A mitades del siglo pasado, se inició una disputa por la delimitación de la frontera entre Chile y Argentina en la zona del canal de Beagle, islas australes y la Antártida Argentina. El conflicto, que se intensificó a mediados del siglo XX, puso a ambas naciones al borde de una guerra, que debía iniciarse el 22 de diciembre de 1978 al ponerse en marcha la denominada “Operación Soberanía” por parte de las Fuerzas Armadas argentinas. La mediación del Papa Juan Pablo II, en particular del delegado papal Antonio Samoré, fue clave para frenar la escalada bélica y alcanzar en 1984 un Tratado de paz y amistad firmado por las potencias beligerantes.
Dicho tratado especificaba, en su artículo 7, la preservación del principio bioceánico estableciendo el meridiano del Cabo de Hornos como límite sur definitivo de la jurisdicción argentina en el Atlántico y chilena en el Pacífico. Este artículo fue vulnerado el pasado 23 de agosto por el presidente chileno Sebastián Piñera al actualizar la Carta Náutica n°8 e incluir dentro de las fronteras marítimas chilenas 200 millas de aguas australes que Argentina defiende como propias.
Las reacciones no se han hecho esperar. Al día siguiente de la publicación de este cambio unilateral de las fronteras chilenas, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina emitió un comunicado en la que denuncia la vulneración del Tratado de paz entre ambas naciones, y recuerda que la división de aguas territoriales fue presentada y aprobada por la Comisión de Límites de la Plataforma Continental en 2016 “ a los efectos de establecer un límite marítimo definitivo y obligatorio de conformidad con la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR). Ni la presentación ni la decisión de la Comisión fueron objetadas por Chile.
Por su parte, el canciller Andrés Allamand declaró que la decisión de la Comisión de Límites de la Plataforma Continental en 2016 fue “inoponible”, es decir que afectan a terceros, y por ello se reservaron sus derechos a posteriores reclamos. A su vez, defiende su gestión bajo la premisa de que refleja una política de Estado y una continuidad histórica en su planteamiento impulsado por sucesivos gobiernos. En un reciente comunicado, el canciller chileno fue tajante con la cuestión al afirmar que “nadie se apropia de lo que le pertenece. La zona señalada, la llamada plataforma continental jurídica, que llega hasta las 200 millas, le pertenece a Chile de pleno derecho desde el principio”.
Sin duda existe una intención de resolver el conflicto de forma dialogada y pacífica, como no podía ser de otra forma en el sistema político internacional actual. Lejos quedan los tiempos de las posiciones inmovilistas de los años 70, sustituidos por aires de integración, interconexión, y multilateralidad en la política exterior de los países latinoamericanos. El desarrollo y la integración de las fronteras Latinoamericanas es una tarea pendiente y necesaria para avanzar en la creación de un espacio donde el conflicto fronterizo desaparezca.
En este contexto parece importante puntualizar que el Tratado de Paz y Amistad de 1984 expone que los próximos desencuentros en materia de delimitación de los límites internacionales, se deben encauzar en vías de negociaciones directas entre las partes. La pregunta que aquí se desprende es ¿si Chile no respeta los límites demarcados por dicho Tratado tampoco respetará los caminos de la diplomacia para resolver las vicisitudes con la cúpula dirigencial del Estado Nacional?
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no hay nada que negociar, chile tiene que atenerse a los acuerdos que firmo, cuando la comision del limites de la plataforma continental de la onu dictamino la plataforma argentina, chile no protesto, eso es señal de aceptacion en el derecho internacional.
ES INCUESTIONABLE QUE LOS PIRATAS (leasé Anglos o…ingleses) ESTÁN DETRÁS DE ESTA “SUPUESTA” ACCIÓN PATRIOTICA Y DE RESCATE DE LA PERTENENCIA CHILENA A LA ANTÁRTIDA. QUIENES ADEMÁS APOYAN A ESTAS PERMANENTES QUITAS DE TERRENO ARGENTINO, QUE BUENOS POLÍTICOS NACIONALES, HAN DEJADO EN MANOS CHILENAS. LOS ANGLOS QUIEREN A TODA COSTA PODER LLEGAR A ADUEÑARSE DE MANERA DEFITIVA DE NUESTRAS MALVINAS.Y DE IGUAL MANERA LLEGAR CON LA “ETERNA COMPLACENCIA” DE LOS HERMANOS ALLENDE LA CORDILLERA Y PODER GENERAR OTRA BASE NAVAL INGLESA, LA CUAL CON MALVINAS PODER LLEGAR A MANEJAR TODO TRÁFICO NAVAL Y LLEGAR A CERRAR EN CASO DE CONFLICTO TODA NAVEGACIÓN. Y QUEDAR BIEN CON LOS CHILEAN BOYS AL ECHARNOS DE NUESTRA PORCIÓN ANTARTICA . NADA MEJOR QUE SUMERGIR AL CONO SUR DE NUESTRA AMÉRICA EN UNA GERRA, LA CUÁL, DEBIDO A NUESTRA CARENCIA DE FUERZAS ARMADAS Y A PESAR DE NUESTRA SANGRE DE COMBATEPODEMOS LLEGAR A PERDERLA. CLARO QUE NUESTROS POLÍTICOS ESTÁN REGALANDO A NUESTRAS ISLAS Y TODO NUESTROS SENTIMIENTOS X ELLAS… TENEMOS QUE HACER ALGO Y PRONTO!!!!!
Si, no van a respetar lo acordado, entonces porque nosotros tenemos que respetarlo? Que devuelvan las Picton, Nueva y Lennox y asunto resuelto…