El pasado miércoles, la Comisión de la Unión Europea impulsó tres nuevos impuestos en todo el bloque para ayudar a pagar el préstamo conjunto de todos los gobiernos que la conforman, el fondo de recuperación Covid-19 de 800.000 millones de euros. 

En principio, esta medida introducirá una tasa sobre el dióxido de carbono emitido por los combustibles para edificios y automóviles y utilizará el actual sistema de comercio de carbono de la Unión para imponer costos a los buques. 

Una cuarta parte de esos ingresos por carbono también sería destinada al presupuesto de la UE, siendo de 12.000 millones de euros anuales aproximados entre 2026 y 2030. 

El segundo impuesto impondría costos de carbono a las importaciones de bienes originarios de países con normas de emisiones de carbono más débiles. Tres cuartas partes de esos ingresos se destinarían también al presupuesto comunitario, siendo de 1.000 millones de euros al año entre 2026 y 2030.  

Por último, el tercer impuesto otorgaría al presupuesto una cuota del 15% de los “beneficios residuales de las grandes empresas multinacionales” que se reubiquen en países de la Unión, ingresos que podrían ascender a 2.500 o 4.000 millones de euros al año. 

Se estima que el fondo de recuperación por Covid-19 debe devolverse antes del 2058, aunque los gobiernos tienen grandes incentivos para aceptar estos impuestos nuevos. 

Por el momento, esta propuesta de la Comisión Europea debe ser negociada con el Parlamento y los países de la UE, y se estima que se proponga un paquete similar para 2023. 

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Redacción
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