Por Luciana Bellabarba y Máximo D. Alterman
La reciente -y no menos creciente- invasión militar a Ucrania, por parte del ejército ruso, mantiene en vilo a todo el mundo hace semanas. Es un problema que afecta tanto a propios como a extraños.
Esta alarmante situación, producto del intento por Rusia de mantener y recuperar su zona de influencia en los ex países soviéticos, traerá consecuencias no solo a los países beligerantes, sino también generará impactos a nivel global. Como se pudo observar al inicio de la guerra, cuando tanto la bolsa de Wall Street como el precio del petróleo aumentaron considerablemente.
Más aún, el impacto social que esto conlleva no ha sido menor. Países limítrofes de Ucrania, como Polonia, Rumania y Moldavia, han empezado a recibir cientos de miles de ciudadanos ucranianos que buscan huir de la inminente guerra. Se estima que, en unos 6 días, fueron cerca de 700.000 los refugiados ucranianos que optaron por dejar atrás todo lo que tenían, en busca de un lugar seguro.
Es a raíz de esto que, decenas de países se han manifestado en contra de las políticas tomadas por el presidente ruso, Vladimir Putin.
Tanto en Occidente como en Oriente, fueron muchos los mandatarios que aportaron sus opiniones -y repudio-, sobre la situación bélica.
Ahora bien, ¿Cuál fue la postura de los países de Medio Oriente? ¿De qué manera afecta a la región la invasión rusa a Ucrania?
Oriente Medio -como bien sabemos- se destaca por ser un territorio en constante conflicto. La inestabilidad de los gobiernos, la presencia de distintos grupos terroristas y las diferencias político-religiosas han dejado lugar a una serie de conflictos armados que, hasta el día de hoy, no han desaparecido -tal como es el caso de los talibanes en Afganistán-.
Con el conflicto Rusia-Ucrania que se recrudeció el pasado 24 de febrero, las respuestas de los países que integran la región de Medio Oriente han sido diversas, como era de esperarse.
¿Quienes apoyan la invasión?
El apoyo por parte del presidente de Siria, Bashar al-Assad, al Kremlin no fue una sorpresa, en el 2015 Rusia declaró su asociación con las fuerzas del régimen sirio en la Guerra Civil Siria, lanzando ataques con el objetivo de apoyar a las SDF en la lucha contra las facciones rebelde, por lo que desde dicho momento la presencia militar del Kremlin en suelo sirio ha sido moneda corriente. Al momento de hoy, ambos países también actúan en forma conjunta para combatir al terrorismo.
Por otro lado, los lazos económicos entre ambos son muy fuertes, sobre todo en el sector de energía, agricultura y construcción. Así mismo, en el área oeste del país, Rusia cuenta con una base aérea y otra naval. Por todo esto, la influencia cultural rusa en Siria es muy fuerte, una señal de esto es la obligatoriedad de incluir el idioma ruso como opción en las escuelas y la apertura de un centro cultural ruso en el año 2019.
En relación al conflicto desatado en Ucrania, durante la semana pasada rápidamente el gobierno sirio reconoció las regiones separatistas del sur de Ucrania, Lugansk y Donetsk, luego del reconocimiento ruso de ambas provincias como Estados independientes.
A su vez, el viernes pasado, el presidente sirio mantuvo una conversación telefónica directa con Putin, mediante la que dio su visto bueno a la invasión. Caracterizó a la invasión como una “corrección de la historia y la restauración del equilibrio que se perdió en el mundo después de la desintegración de la Unión Soviética”.
Basar al-Assad también enfatizó su discurso antioccidental sosteniendo que “Siria apoya a la Federación Rusa en base a su convicción de que su posición es correcta y porque enfrentar el expansionismo de la OTAN es un derecho para Rusia” por ser “una amenaza global para el mundo” y una herramienta utilizada por Occidente para “golpear la estabilidad”.
Por último, sostuvo que “las naciones occidentales tienen la responsabilidad del caos y el derramamiento de sangre” en muchas partes del mundo, acusando a occidente de usar “métodos sucios para apoyar a los terroristas en Siria y a los nazis en Ucrania”.
En este sentido, Siria ha sido uno de los pocos países que declararon abiertamente su apoyo al accionar ruso en Ucrania, junto con Cuba, Venezuela, Nicaragua e Irán.
El caso iraní
Asimismo, este último país -reconocido socio estratégico de Moscú- avaló las decisión de invasión tomada desde el Kremlin, tras una llamada que el presidente iraní, Ebrahim Raisi, mantuvo con su par ruso, Putin. Desde Teherán, Raisi también denunció la expansión de la OTAN hacia el Este, lo cual considera “una amenaza a la estabilidad y seguridad de los países independientes”.
Siguiendo la misma línea, el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jameneí -quien no podía quedarse al margen de la situación- acusó a Washington de ser el creador del conflicto en Ucrania, describiendo al gobierno de los Estados Unidos como un “régimen mafioso”
“Básicamente, el régimen de Estados Unidos crea crisis, vive de las crisis y se alimenta de diversas crisis en el mundo. Ucrania es otra víctima de esta política”, sentenció Jameneí en un discurso televisado. “Los Estados que dependen del apoyo de Estados Unidos y de las potencias occidentales deben saber que no pueden confiar en esos países”, agregó la máxima autoridad política iraní.
Hay que destacar que, estos dichos se dan en el marco de las negociaciones del Acuerdo Nuclear de Irán.
Los países del Golfo y otros Estados se mantienen neutros
En esta región, los países han optado por mantener una postura pragmática frente a esta situación. Emiratos Árabes Unidos se abstuvo en la votación del proyecto de resolución que condena la invasión en Ucrania y obliga a Moscú a retirar sus tropas, en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. A su vez, el asesor diplomático del presidente Khalifa Bin Zayed Al-Nahyan de Emiratos Árabes Unidos, sostuvo en twitter que “cree que tomar partido sólo conduciría a más violencia”.
Por su parte, Arabia Saudita, la potencia del Golfo, no ha reaccionado, tal como ocurre con Bahrein y Omán. En tanto, el emir de Qatar, ha pedido que “todas las partes ejerzan moderación”, sin adoptar una postura de denuncia frente a Rusia. Del mismo modo que Qatar, Kuwait ha denunciado la violencia, pero manteniendo la neutralidad en su discurso.
A pesar de que estos países son aliados de Estados Unidos y algunos de ellos albergan tropas en su suelo, han optado por llamar a la paz sin tomar partido, ya que en los últimos años el equilibrio de poder de las potencias en esta zona se ha equiparado. Rusia ha reforzado aquí sus relaciones, estableciendo lazos no únicamente económicos, sino también en materia seguridad. Al mismo tiempo, la relación del Golfo con EE.UU se ha ido tensionando y la retirada de Washington de estos países fue aumentando, por lo que decidieron diversificar sus relaciones. Es por esto que Rusia tiene un rol muy importante en esta región, ya que lidera, junto a Riad, la OPEP+: organización de la que también forman parte los países del Golfo, a través de la cual controlan la producción de petróleo para impulsar los precios, por lo que la relación del Golfo con Rusia se vuelve crucial.
“Los países del Golfo temen dañar esta relación (con Rusia) y buscan mantener la participación rusa en la OPEP+… Si Rusia abandonara el grupo, todo el acuerdo probablemente colapsaría” dijo Ellen Wald, investigadora principal del grupo de expertos Atlantic Council.
También hubo posturas provenientes desde el Emirato Islámico de Afganistán -nombre que recibió el país tras la vuelta de los talibanes al poder a mediados del año pasado- expresaron su posición neutral ante la escalada armada, mostrando su preocupación por las bajas civiles en Ucrania. Al mismo tiempo, en un comunicado oficial, pidieron a ambas partes la solución pacífica del conflicto a través del diálogo.
Esto último generó confusión y repudio a nivel internacional ya que, días antes, las fuerzas de seguridad Talibán mantenían fuego cruzado con el ejército de Pakistán.
En el caso de Turquía, el ministro de Relaciones Exteriores turco, Mevlüt Çavuşoğlu, ha calificado la invasión de Rusia a Ucrania como una “guerra”. Esto es sumamente importante ya que este reconocimiento habilita a Ankara a bloquear el paso naval de Rusia por los estrechos del Bósforo y Dardanelos, gracias a la convención de Montreux de 1936.
Dicha convención, otorga a Turquía el control sobre el paso de los buques de guerra a través de esos dos estrechos clave, sin embargo, en tiempos de paz no tiene permitido restringir el cruce, pero en tiempos de guerra tiene la capacidad de impedir el paso de buques de guerra de los países beligerantes, aunque éstos pueden regresar a su base de origen en el Mar Negro.
Cabe preguntarse en qué medida afectará esta decisión a las relaciones exteriores de Turquía con Rusia, con quien tiene relaciones estrechas en cuanto al turismo, el gas y el comercio, con Ucrania, con quien también mantiene vínculos en materia de defensa y económicos, y a quien ha vendido drones a pesar de las objeciones rusas. Ibrahim Kalin, portavoz del presidente Tayyip Erdogan, dijo: “En el cuarto día de la guerra de Ucrania, repetimos el llamado del presidente Erdogan para el cese inmediato de los ataques rusos y el inicio de negociaciones de alto el fuego”.
Diversas condenas a la invasión rusa
En lo que compete al Estado de Israel, la situación de Ucrania no podía pasar por alto, ya que este último es el lugar de residencia de miles de judíos, sumado a aquellos que peregrinan -año tras año- a las distintas ciudades y pueblos ucranianos.
Es por ello que, desde hace semanas atrás, el gobierno israelí pidió a los ciudadanos israelíes en Ucrania y judíos ucranianos que dejen el país. Al mismo tiempo, se decidió trasladar la Embajada de Kiev hacía la ciudad de Lviv. Esto con el fin de permanecer cercanos a la frontera con Polonia para, de esta manera, facilitar a los israelíes a salir de Ucrania.
Por su parte, el Primer Ministro de Israel, Naftali Bennett, confirmó que un avión cargado de 100 toneladas de equipaje humanitario israelí arribará a Ucrania con el fin de ayudar a los civiles que se encuentran en zona de combate, como así también, a aquellos que están tratando de salir del país.
En cuanto a la invasión rusa, el Ministro de Relaciones Exteriores israelí, Yair Lapid, dejó en claro la postura del gobierno israelí manifestándose de la siguiente manera:
“El ataque ruso a Ucrania es una grave violación del orden internacional. Israel condena el ataque, y está listo y preparado para brindar ayuda humanitaria a los ciudadanos de Ucrania. Israel es un país que ha experimentado guerras, y la guerra no es la vía para resolver conflictos”.
En relación a lo mencionado anteriormente, Lapid destacó que “Israel tiene relaciones profundas, duraderas y buenas con Rusia y Ucrania. Hay decenas de miles de israelíes en ambos países, y hay cientos de miles de judíos en ambos países. Preservar su seguridad y protección es una de nuestras principales consideraciones”.
Jordania, por su parte, también sostiene un profundo rechazo del uso de la fuerza para resolver este conflicto y proclamó la necesidad de respetar el Derecho Internacional, la Carta de las Naciones Unidas, la soberanía de los Estados y los principios de buena vecindad.
En el Líbano, el Ministerio de Relaciones Exteriores lanzó un comunicado condenando la invasión, instando a Moscú a detener las operaciones militares de inmediato y “volver a la lógica del diálogo y la negociación”. Sin embargo, esto generó sorpresas dentro de diversas áreas del gobierno, un claro ejemplo fue la declaración del embajador ruso en dicho país, quien sostuvo que Rusia “no sigue una política hostil hacia Ucrania, sino que está ejerciendo su derecho a proteger su seguridad nacional”, ya que busca que no se quiebre la relación del país con Rusia.
El efecto económico
En cuanto a las consecuencias económicas, tanto Ucrania como Rusia, representan el 23% de la exportación de trigo y cereales a nivel mundial; y la región de Medio Oriente se destacó como el tercer mayor comprador de trigo ucraniano en los últimos dos años.
Es por este motivo que, algunos especialistas afirman que, a raíz de la crisis Rusia-Ucrania, el precio del trigo y del maíz se elevará drásticamente en los próximos días. Esto, en un momento donde la sensación de escasez permanece latente.
Dicha falta de granos -a largo plazo- está encaminada a empeorar la situación alimentaria de muchos países de Medio Oriente, la gran mayoría de ellos, sumidos en interminables conflictos desde hace décadas. Según datos ofrecidos por la ONU en el año 2020, alrededor de 69 millones de personas de Oriente Medio y el norte de África se encuentran en situación de subalimentación -eso sería casi el 9% del total mundial.
Esto lleva a que, al momento de optar si condenar o no los ataques rusos a Ucrania, la variable económica sea muy influyente. Los países de la región no pueden dejar de tener en cuenta los efectos que tendrá tal decisión, pudiendo afectar -y mucho- tanto a la economía del país como a la calidad de vida de sus habitantes.
Reflexiones finales
El pasaje de una guerra híbrida a una guerra tradicional, esto es, el enfrentamiento directo de las fuerzas armadas de los países beligerantes, encendió las alarmas en todo el mundo: nadie se esperaba la confrontación militar directa por parte de Rusia en suelo ucraniano.
El despliegue de este tipo de guerra, en un mundo interdependiente en términos económicos, provoca graves consecuencias para todos los países. La región de Medio Oriente no es una excepción como pudimos ver anteriormente, con las distintas posturas que los países de la región han adoptado -repudiando los ataques, apoyándolos, o manteniéndose al margen- y de qué manera éstas repercutirán en la relación de los Estados de Oriente Medio con Rusia, así como con Ucrania.
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