Son dos países con una fuerte historia compartida, con tradiciones culturales bien distintas y con intereses profundamente antagónicos. El conflicto entre Armenia y Azerbaiyán por la región del Nagorno Karabaj se remonta hacia fines de la década de 1980, pero más precisamente hacia la caída y posterior disolución de la URSS. La disputa por dicho territorio se desarrolla dentro de un mundo profundamente interconectado, en el que son muchos los actores involucrados y que consecuentemente alzan su voz con el objetivo de proteger sus intereses.
Armenia y Azerbaiyán se encuentran ubicados en el límite entre Europa y Asía, en la zona llamada Cáucaso. Existen diferencias culturales profundas entre las poblaciones de ambos países, por un lado la población armenia profesa en su mayoría la religión cristiana mientras que por otro lado la población de Azerbaiyán es en su mayoría musulmana. Ambos Estados tienen un fuerte pasado en común, ya que ambos formaron parte del Imperio Ruso, y luego de una breve experiencia de independencia fueron anexados a la URSS.
Con la separación de los territorios y la conformación de repúblicas independientes a partir del colapso de la URSS es que encontramos la génesis de este conflicto. La región de Nagorno Karabaj, habitada en su mayoría por una población de origen armenio y cristiana, fue incorporada al dominio de Azerbaiyán, y la guerra entre ambos países por la disputa de la región no tardó en estallar. En 1991, los armenios separatistas autoproclamaron la República de Artsaj, la cual no cuenta con soberanía legal internacional(Krasner, 2001), y por ende no es reconocida por la comunidad internacional como una república independiente.
Mapa de la región en conflicto. Fuente: The Economist.
El concepto de interdependencia supone que dos o más actores están interrelacionados y en consecuencia algo que le ocurre a uno puede afectar al resto de los implicados. Keohane y Nye (1988) proponen la idea de Interdependencia Compleja, que se configura en torno a tres características, la existencia de múltiples canales de vinculación entre sociedades, la ausencia de jerarquía entre las decisiones y un menor papel de la fuerza militar. La agenda de la interdependencia compleja se enmarca alrededor de la cooperación e integración.
Debido al hecho que vivimos en un mundo interdependiente es que son muchos los actores internacionales que se han manifestado a favor de intentar encontrar una salida pronta al conflicto, ya que sus respectivos intereses podrían verse perjudicados en caso de una escala mayor del combate. La región en tensión, el Cáucaso sur, es el pasillo a través del cual, diferentes productos se trasladan del Mar Caspio hasta los mercados mundiales. Azerbaiyán es una arteria clave de gas y petróleo hacia Turquía y diversos países de Europa.
Rusia ha mantenido un papel protagónico en la disputa. Intentando no perder su papel como hegemón regional(Mearsheimer, 2001) en la zona del Cáucaso y a su vez como socio de Armenia ha participado activamente en la negociación del alto al fuego en el año 1994, y en el año 2020.
Turquía por su parte tiene estrechos lazos con Azerbaiyán. Le ofreció ayuda en lo que respecta al combate y en la mesa de negociación. Como mencioné anteriormente, Turquía tiene una fuerte dependencia de los hidrocarburos que provienen desde Azerbaiyán.
Otros actores se han manifestado a favor de la paz y del alto al fuego, como Irán quien comparte frontera con ambos países, o Francia, uno de los países con mayor peso hacia el interior de la Unión Europea y que además posee una gran comunidad de armenios viviendo en su territorio, o incluso Estados Unidos.
Armenia quiere mantener bajo su control una región que por cercanía cultural o en sus tradiciones siente que le pertenece y Azerbaiyán pretende recuperar un territorio que internacionalmente le es reconocido como propio. Todo esto da cuenta de que hay dos intereses contrapuestos muy grandes y que parecen imposibles de reconciliar, permitiendo aventurar que el conflicto lejos estaría de resolverse.
Lo que resulta ser muy certero es que Nagorno Karabaj tiene una importancia estratégica muy grande, y que en un mundo interdependiente e interconectado eso no puede pasarse por alto. Es por ello que el rol de la comunidad internacional para mediar en la disputa es fundamental, después de todo, hay mucho en juego y las apuestas son altas para desatender lo que allí ocurre.
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