Por Andrés Gómez Carrión, miembro del Observatorio Universitario de Terrorismo
Con la firma de los Acuerdos de Paz, en octubre de 2016, evento que reunió a líderes mundiales y centró toda la atención por un día en Cartagena de Indias, se preveía un descenso considerable en los niveles de violencia dentro del país cafetero. Por consiguiente, se avizoraban nuevos días para la región -andina principalmente- afectada por el conflicto durante décadas de manera multidimensional.
Hoy, algo más de un lustro después, la sensación y la realidad no es la esperada. El 2022 ha iniciado con altos índices respecto de los ataques terroristas suscitados en territorio colombiano, fenómeno que, en cierta medida, podría estar vinculado al particular entorno electoral que se vive en el referido país y que tiene cautivada la atención de toda la región.
Hasta mediados de febrero de 2022, según el seguimiento que realiza el Observatorio Universitario de Terrorismo, en Colombia se habían contabilizado más de una decena de ataques terroristas, principalmente ejecutados bajo la táctica de artefactos explosivos, en más de 7 departamentos del país. Es del caso mencionar que estas regiones no son parte de un solo sector geográfico del mapa político colombiano. Por ende, no se puede supeditar el fenómeno terrorista a una realidad particular de una zona del país, elemento que torna más complejo el análisis sobre lo que está sucediendo en territorio cafetero.
Tres de los siete departamentos identificados donde han existido este tipo de hechos corresponden a la zona fronteriza entre Colombia y Venezuela; dos a la región del Pacífico y dos más a departamentos del sur y el centro como Caquetá y Antioquia, respectivamente. Cabe destacar que aproximadamente en el 42% de estos actos terroristas han existido víctimas mortales, un porcentaje menor al de períodos anteriores dentro de los que el número de fallecidos superaba el 60%. ¿El objetivo actual es causar bajas civiles y militares o se circunscribe particularmente a sembrar una sensación colectiva de terror a nivel nacional?
El conflicto colombiano, durante décadas, se desarrolló en regiones específicas donde operaban mayoritariamente los denominados grupos subversivos u organizaciones terroristas. A lo largo de gran parte de ese tiempo, el objetivo principal se centró en ejercer control pleno sobre distintos espacios territoriales y, a partir de ataques armados con numerosas víctimas mortales, así como secuestros, ejercer presión sobre el gobierno nacional para alcanzar sus exigencias y defender sus fuentes de ingresos económicos.
No obstante, en la actualidad, a pesar de que estos grupos no cuentan con la misma fortaleza estructural y organizativa, los ataques han sido direccionados hacia diversas zonas del territorio nacional, dentro de ellas, tres de considerable impacto electoral como Antioquia, Valle del Cauca y Norte de Santander. Parecería que existe una intención clara de posicionar el miedo más allá de las fronteras invisibles de las antiguas “zonas de conflicto” y trasladar, a partir de hechos concretos, esta sensación colectiva hacia regiones históricamente “vecinas de la guerra”.
Si bien desde octubre de 2016 las disidencias de las FARC y los grupos restantes como el ELN no han dejado de hacerse sentir en Colombia, es innegable el aumento de ataques terroristas desde el inicio del 2022. Hoy, a pocas semanas de la primera vuelta presidencial, ya el “terrorismo” acapara una buena parte de los debates entre candidatos y de las discusiones en los principales medios de comunicación nacional.
Por lo expuesto, en Colombia ¿es el terrorismo un fenómeno electoral o permanente? Por el momento, la evidencia cualitativa permite colegir que el aumento de los ataques terroristas ha sido directamente proporcional a la proximidad con el período electoral. No obstante, en el futuro próximo, y con más datos que permitan realizar una comparación periódica más profunda, se podrá responder a una premisa que, de confirmarse, debería llamar la atención de los Estados, organismos internacionales y sociedad en general sobre la capacidad de permeabilidad del terrorismo dentro del espectro social de la región.
¿Qué está pasando en Ecuador? ¿La crisis de seguridad y los hechos recientes también están ligados a la coyuntura política y electoral? Este nuevo análisis, que se pretende realizar en próximos artículos, permitirá identificar posibles denominadores comunes entre países de la zona norte de la región.
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