Un puñado de insiders del Kremlin han comenzado a cuestionar la política del presidente Vladimir Putin en torno a la invasión a Ucrania: según señala Bloomerg, la preocupación pasa por el alcance potencialmente devastador del impacto económico por las sanciones a Rusia.
Estos disidentes se distribuyen entre altos cargos en el gobierno y dirigentes de empresas estatales. La alarma se basa en secuelas financieras y sociales que podrían hacer retroceder a la estructura rusa “por décadas”, comentarios que son desoídos por el círculo íntimo del líder ruso.
Los disidentes advierten por el no descarte de que Putin emplee armas nucleares en Ucrania, en un marco en dónde, según transmiten desde la oposición silenciosa a su figura, el presidente observa lo que el identifica como un apoyo popular mayoritario a sus avances en Ucrania.
El estancamiento de Rusia en el avance en Kiev, ha sido uno de los motores de las disidencias a Putin que, sin embargo, aún se mantienen hablando por lo bajo ante la decisión del presidente de no cesar la intervención en territorio ucraniano.
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