La prefectura de la isla sureña de Okinawa conmemoró el domingo 15 de mayo el 50º aniversario desde su Reversión a Japón del dominio estadounidense. Mientras tanto, continúan las frustraciones de los residentes por la débil economía local y la presencia continua de bases militares estadounidenses, a pesar de décadas de protestas.
En la jornada dominical, el primer ministro japonés, Fumio Kishida, encabezó una ceremonia en la cual prometió reducir la presencia militar estadounidense en Okinawa. Por su parte, el gobernador Denny Tamaki instó al gobierno central a realizar “esfuerzos sinceros” para hacer de Okinawa “una isla de paz”, y dijo que el objetivo mutuo establecido en el momento de la reversión sigue siendo incumplido.
“Incluso después de 50 años… la gente de Okinawa sigue viéndose obligada a soportar cargas excesivas de hospedaje de bases“, dijo Tamaki en su discurso, citando accidentes y crímenes que involucran a las tropas estadounidenses como algunos ejemplos evidentes.
Añadió para cerrar su discurso: “Esperamos que el gobierno haga esfuerzos sinceros para crear un Okinawa pacífico y próspero donde todos los residentes puedan sentirse felices en el verdadero sentido“.
A partir de lo mencionado, varias son las dimensiones que configuran en el archipiélago nipón de Okinawa una importancia estratégica creciente, sobre todo para los aliados ante las amenazas de China y Corea del Norte.
De antemano, hay que saber que Okinawa fue devuelta al control de Japón el 15 de mayo de 1972, 27 años después de la invasión estadounidense. No obstante, la presencia militar perdura hasta la actualidad. Por otra parte, si bien Okinawa solo representa el 0,6 por ciento de la superficie total de Japón, alberga más del 70% de las instalaciones militares estadounidenses del país.
Para profundizar y reflexionar sobre el 50º aniversario, charlamos con Pablo Gavirati. Pablo es Licenciado en Ciencias de la Comunicación (UBA), Especialista en Comunicación y Ambiente (UNLP) y Doctor en Ciencias Sociales (UBA). Actualmente, se desempeña como docente JTP en la materia “Problemas Políticos Internacionales” de la Carrera de Ciencia Política (UBA).
Uno de las primeras cuestiones abordadas en el intercambio fueron las lecciones que surgen a partir del 50º aniversario. A partir de lo cual, Pablo mencionó que “Es un acontecimiento histórico, pero que no tuvo la trascendencia necesaria en la agenda pública de Japón, y mucho menos de Estados Unidos”
Añadió que “el movimiento por el “regreso” a Japón fue impulsado por los okinawenses, con la esperanza de dejar atrás la ocupación norteamericana. Sin embargo, el cambio de volver a la administración japonesa no permitió avances significativos en recuperar los territorios ocupados por bases militares norteamericanas, que suman 15% del espacio de la isla de Okinawa”
Por otro lado, el Doctor Gavirati mencionó que, particularmente en Argentina, donde se estima que la colectividad nikkei ronda en 50.000 personas, el 75% de la migración japonesa proviene de la Prefectura de Okinawa. La porción restante, en su gran mayoría, llegó desde Kagoshima y otro grupo llegó de forma indirecta desde zonas aledañas, lo que en otras palabras equivale a asociar la procedencia a otros países latinoamericanos, en especial de Perú y Brasil, los dos países con las comunidades japonesas más numerosas.
En otra de las cuestiones abordadas, se puso de manifiesto el hecho de poder o no denominar esta realidad como un fenómeno de colonialismo o neo-colonialismo. A sabiendas de que es una denominación que contrapone lecturas, el profesor Gavirati afirmó que “no se puede dejar de considerar que se trate de una situación neo-colonial, en tanto al menos 15% del territorio de la isla de Okinawa esté ocupada militarmente, con lo que ello significa.”
En línea con lo argumentado, el Doctor Garivati hizo una mención histórica sobre el pasado de Okinawa, al ser considerada como la última provincia japonesa se dio en 1879. Hasta esa fecha era el Reino de Ryukyu, una entidad política y cultural independiente de Japón, a pesar que tenía una relación tributaria con el dominio de Satsuma, también la tenía con el Imperio de China desde un tiempo más extenso.
Al destacar su particularidad, afirma que “no se puede evitar pensar tampoco que es justamente esta historia diferencial de Ryukyu / Okinawa lo que hizo que fuera más sencillo “desprenderse” de este territorio en el Tratado de San Francisco de 1951. Si bien Japón se cuidó de conservar una “soberanía residual” sobre Okinawa, se habla de que la isla fue “sacrificada” en pos de que Japón recupere su independencia.”
En lo subsiguiente, se planteó como interrogante la existencia de puntos de acuerdo entre la nación del sol naciente y la postura estadounidense. Al respecto, Pablo fue contundente, ya que afirmó lo siguiente: “La continuidad de las bases militares en Okinawa es parte de un acuerdo fundamental entre EEUU y Japón.” En referencia a ello, es menester destacar que la alianza estratégica que dio lugar a una política exterior constante entre Japón y los Estados Unidos se conoce como la “Doctrina Yoshida”.
Sin embargo, en paralelo a la reversión de Okinawa, un hecho no menor se produce a partir del encuentro que se produjo entre Richard Nixon, por entonces jefe de estado norteamericano, y su contraparte de la República Popular China, Mao Zedong. De todos modos, al calor de las recientes e incrementales tensiones entre ambos gobiernos, afirma el Doctor Gavirati que “Okinawa desde estos intereses geopolíticos externos vuelve a ser considerado un “lugar estratégico”.
Ahora bien, lejos de adoptar para sí un carácter estratégico por su ubicación, lo cierto es que esa materia está detectada con mayor claridad en otras ubicaciones en China o de la “amenaza” de Corea del Norte. Lo que existe, en mayor medida, es un trato diferencial, en el sentido perjudicial, de servir “a los intereses de Washington y Tokio”.
De todos modos, Gavirati destaca que el simple hecho de tener el 70% de las bases norteamericanas va en dirección opuesta a traer mayor seguridad. Desde su perspectiva, “el deseo del pueblo que sufrió la cruenta guerra de Okinawa en 1945 –donde murió un cuarto de la población- es que no se repitan hechos bélicos. Pero el deseo de construir un mundo donde se respete la paz y se valore en diálogo entre los pueblos es vulnerado al convertirla en una isla militarizada por fuerzas extranjeras”.
Luego de todo lo mencionado, el interrogante final fue ¿Cuál es la postura del actual gobierno japonés con respecto a la histórica situación que padece la Prefectura de Okinawa?
En tono desesperanzado, la lectura del Doctor Gavirati es que el gobierno japonés en los últimos años ha mostrado pocas intenciones de tener consideración hacia la voluntad del pueblo okinawense. Su mención de intenciones de actuar sobre el tema retrotrae a la primera década del siglo en transcurso, cuando el PM Yukio Hatoyama, del Partido Democrático Japonés, lo presentó como promesa electoral.
¿Cómo terminó el asunto? El incumplimiento de encausar las conversaciones por la disputa sobre una base del ejército estadounidense en Okinawa llevó a su dimisión, ocho meses después de asumir como PM.
Entonces, al calor de la inestabilidad generada en términos de gobernabilidad, en el 2012, regresó al poder el Partido Liberal Democrática. Cabe destacar que, además de haber gobernado mayor parte de la postguerra japonesa, mantuvo el impulso de su alianza con los Estados Unidos como principal política. De todas maneras, cualquier impulso por alterar el estado actual de las posturas se puede interpretar como una descripción de la política de Tokio hacia Okinawa.
Por último, en 2019 se llevó adelante en la Prefectura de Okinawa un referéndum no vinculante sobre base estadounidense. En ella, el 52 % de los votantes, que tiene una población de 1,4 millones, acudió a votar. El resultado fue que un poco más del 70% se opuso a los planes para trasladar la Estación Aérea de Futenma de un área densamente poblada a un lugar remoto con arrecifes de coral en peligro de extinción. En cambio, su moción fue que la base debería ser trasladada fuera de la isla por completo.
De todas formas, la decisión de por entonces PM Shinzo Abe fue desestimar su pronunciamiento, debido a que corresponde a una planificación a largo plazo el traslado de la Estación Área. Por último, según la agencia de noticias local Kyodo Kunio Uehara realizada entre 1500 residentes de 18 años o más en Okinawa de marzo a abril, el 55% dijo que no estaba satisfecho con el curso de la historia después del regreso de Okinawa a Japón, mientras que el 94% agradeció la reversión en sí.
Es por ello, concluye Pablo, que “se ha formado un movimiento para que se reconozca al pueblo ryukyuense (okinawense) como pueblo indígena, y de este modo se respete el derecho a la autodeterminación en el territorio.” Lo cierto es que son el segundo grupo étnico más grande en Japón y suman cerca de un millón de japoneses.
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